Este domingo 3 de abril se celebrará en Arlington, Texas, la trigésima segunda edición del evento de lucha libre más importante del mundo: Wrestlemania. Desde la WWE se anticipa que será el Wrestlemania más taquillero de la historia, con una concurrencia estimada de más de 100 mil personas y una audiencia televisiva de cientos de millones alrededor del mundo. Su producción y presencia en la cultura popular lo han puesto a la misma altura de eventos como el SuperBowl.
Para muchos fans, Wrestlemania es el "año nuevo" de la lucha libre: es el evento en el que los contendores pueden disputar su oportunidad por convertirse en campeones, y es el escenario que muchas leyendas eligen para pelear su match de despedida antes de retirarse. Asimismo, es también el evento que usan los guionistas para renovar historias y cerrar rivalidades.
Porque ese es un punto que hay que dejar claro: la lucha libre que vemos en la WWE no es solo deporte, es entretenimiento deportivo. El ring es el escenario que da el contexto para llevar a cabo una teleserie para hombres (protagonizada por otros hombres, musculosos y semidesnudos) con enfrentamientos entre héroes y villanos, en el que no solo gana el que pelea mejor, sino el que es capaz de ganarse con su personaje el auténtico amor u odio de la audiencia.
Parte importante del éxito de esta industria está en la forma en que este espectáculo se presenta a la audiencia: la construcción de los personajes no solo implica una caracterización física y psicológica, sino también el diseño de una propuesta audiovisual que acompañe sus intervenciones.
Entrada al ring de Finn Bálor, campeón de la división de desarrollo de la WWE, NXT.
La música siempre ha sido un elemento característico de los deportes de combate. El uso de una canción de entrada es a estas alturas una costumbre tanto en la lucha libre como en el boxeo y las artes marciales mixtas. No obstante, en la WWE esta cobra una importancia mayor, pues no solo es una forma de identificar a los luchadores al bajar por la rampa al ring y al ganar sus combates, sino también un refuerzo a la personalidad de sus personajes. La música da el tono de entrada para una performance completa que incluye el uso de luces, pantallas gigantes (el famoso Titantron de fondo) y hasta fuegos artificiales.
La música de entrada de los luchadores suele ser creada al interior de la empresa por compositores contratados para tal fin, aunque algunos han alcanzado la fama suficiente como para utilizar la canción de alguna banda famosa. Motörhead ha sido reconocida en la industria de la lucha libre por su relación con el luchador Triple H, a través de canciones tan reconocidas como “TheGame” y “King of Kings”. Tan estrecho fue este vínculo que Triple H terminó dando un discurso en el funeral de su vocalista, Lemmy Kilmister.
Lo mismo pasa con Alter Bridge, que recibió un importante empuje gracias al uso que la WWE dio a su canción "Metalingus" para la entrada de Edge e "In LovingMemory" para el homenaje póstumo a Eddie Guerrero. Drowning Pool también ha sido asociada a la lucha libre, gracias al uso que la WWE ha hecho de su canción"Rise Up" como música del programaSmackdown entre 2004 y 2008, y de "Bodies"en eventos como Summerslam 2001 y en el programa semanal ECW entre 2006 y 2008.
Jim Johnston ha sido compositor de la WWE durante más de 30 años. Ha creado las canciones de entrada más famosas de la empresa: Stone Cold Steve Austin, The Rock, Kane, The Undertaker, The Big Show, Randy Orton, D-Generation X, Ultimate Warrior, entre muchos otros, han trabajado con Jim Johnston como compositor de sus canciones.
“Muchas veces se me dice ‘tenemos un nuevo luchador y todavía no le tenemos nombre. Como para entonces todo son bocetos, suelo pedir algunos videos del luchador para al menos ver cómo se mueve. Para mí ese es siempre el punto de partida: el tamaño y la apariencia del talento nuevo son importantes para determinar qué es lo que voy a producir” decía Jim Johnston en entrevista con WWE.com, en enero de 2013.
Durante los años ’90, cuando la WWF era un espectáculo para mayores de 14 años protagonizado por personajes rudos y políticamente incorrectos, era normal que la música estuviera orientada a sonidos más pesados, por lo general de grupos de metal y nu-metal de la época. Ver la lucha libre era cosa de chicos malos.
En el último tiempo, con el surgimiento de la PG Era, la WWE ha ampliado su público objetivo, incluyendo a niños menores de 14 años y al público femenino dentro de su target. Esta decisión ha cambiado la forma de los combates, haciendo que las peleas sean menos violentas y los personajes “buenos” (babyface) sean mucho menos ambiguos en su actuar, acercándose a un modelo tradicional de referente positivo. Un ejemplo claro de esto es la evolución de John Cena, que llegó a la WWE en 2002 encarnando el personaje de un rapero rebelde y poco ejemplar, que se ha ido convirtiendo progresivamente en lo que es hoy: un ejemplo de perseverancia y buenos valores, con lemas como “Never Give Up” (jamás te rindas) y “Rise Above Hate” (álzate por sobre el odio). Algo así como una versión musculosa de Justin Bieber.
Este cambio en el público objetivo ha repercutido en el protagonismo de las mujeres dentro del espectáculo: las luchadoras hoy son atletas profesionales con una preparación similar a la de sus pares masculinos, y sus combates cautivan al público por su excelente nivel. Asimismo, este cambio ha modificadola variedad de estilos musicales en los programas televisivos. El repertorio se ha ampliado y se ha empezado a escuchar pop, hip hop y música electrónica en los shows de la WWE.
La entrada de la dupla CFO$, compuesta por los jóvenes compositores John Alicastro y Mike Lauri, ha influido mucho en esto. Su llegada ha sido un complemento al trabajo de Jim Johnston, abriendo el abanico de posibilidades musicales. Todos los rostros de la nueva camada de luchadores de la WWE, entre ellos Dean Ambrose, Seth Rollins, Sami Zayn, Paige, Rusev y Kevin Owens, están usando composiciones de su autoría.
La presencia de rostros famosos en los eventos ha llevado a la WWE a ser famosa más allá del público aficionado a la lucha libre. Personajes famosos como Donald Trump y Wayne Rooney han aparecido en eventos de la empresa, y otros más audaces como Jon Stewart y Stephan Amell se han presentado en el ring como luchadores, generando sorpresa entre los fans y la prensa.
Caso aparte es el de Snoop Dog: su constante presencia en el programa Raw durante el 2009 y su participación en historias y rivalidades, además de su relación familiar con la industria (su prima Sasha Banks es luchadora y competirá este domingo en Wrestlemania por el campeonato mundial femenino) lo han convertido en un rostro icónico de la WWE, al punto que este año ingresará al Salón de la Fama de la WWE.
El éxito de la WWE como empresa no se debe solo al espectáculo que han sabido montar durante generaciones. Si bien esa es la parte que a los fans nos influye, lo cierto es que hay toda una maquinaria financiera operando detrás de las cámaras. La WWE es una institución que ha sabido monetizar todo, absolutamente TODO. Su último hijo, el premiado WWE Network (algo así como un Netflix pero solo con material de la WWE), es un ejemplo de cómo la empresa se ha sabido adaptar a los nuevos tiempos.
El estudio cinematográfico WWE Films es otra importante subsidiaria de la empresa. Se trata de un estudio cinematográfico que maneja todas las producciones cinematográficas de la compañía: películas interpretadas por actores famosos y luchadores de la empresa, documentales y programas especiales.
En el mundo del papel, la editorial WWE Books se encarga de producir libros y material impreso sobre lucha libre: autobiografías, calendarios, novelas de ficción protagonizadas por personajes y más.
Sin embargo, una de las subsidiarias más importantes de la WWE es el sello musical WWE Music Group. Desde 1985 la empresa ha estado publicando discos de forma ininterrumpida: compilaciones de piezas musicales cantadas por los mismos luchadores y canciones de entrada, así como álbumes solistas de algunas de sus estrellas. No hay que olvidar que personajes como Chris Jericho, John Cena y la presentadora Lilian García han llevado notorias carreras musicales a la par con su trabajo en el ring.
Las producciones del WWE Music Group no solo han contribuido a llevar a bandas nuevas al mainstream, también han puesto a la WWE en la mira de la industria musical. Todos sus personajes cuentan con su música de entrada y todos sus eventos televisivos cuentan con una o varias canciones temáticas. Con más de 80 personajes en su roster principal, más de 60 en su territorio de desarrollo NXT y más de una docena de eventos pay-per-view cada año, es un hecho que la producción musical de la WWE es abundante… y fructífera: las canciones de WWE Music Group figuran permanentemente en las tablas de Billboard y en los rankings de descargas de iTunes, Spotify y otras plataformas digitales.