Marisol Muñoz: madre, trabajadora, estudiante "Del dolor he sacado fortaleza"

Una casualidad la llevó a CreceChile y luego de terminar cuarto medio, decidió estudiar educación de párvulos. Una vida de sacrificios le ha enseñado el valor de jugársela por un sueño.

Por Magdalena Araus @mmaraus | 2013-09-16 | 12:43
Tags | educación, adultos, nivelación escolar, superación
"Si el día de mañana quiero que me respeten por lo que soy, tengo que ganármelo y para eso me tengo que sacrificar ahora"

Muchas veces lo que jugamos cuando chicos termina transformándose en nuestro anhelo de vida. Marisol Muñoz hacía de profesora a los 7 años. Usaba la tiza y pizarrón del negocio de su papá y sus alumnos eran unos tarros de leche Nido. Pero a los 17 quedó embarazada y las cosas cambiaron. 

"Tuve que criar, mis sueños quedaron ahí. Me enfoqué en mi maternidad a pesar de la poca experiencia. Pero tenía un tema con no terminar el cuarto medio, un tema latente en mí". Aunque no reniega de esa experiencia, fue uno de los sacrificios que la marcaron para siempre. 

Hoy, con 44 años, nos da a todos una lección. Ha construido su vida paso a paso, a punta de esfuerzo y escucharla es inspirador: sacrificarse puede ser difícil, pero realmente vale la pena.

Nueva rutina, nuevos esfuerzos

"Busqué trabajo porque quería estudiar y cuando fui a la municipalidad a hablar con la asistente social, de tanto esperar vi un buzón de CreceChile… lo pensé y decidí inscribirme. Fue en el momento, todo espontáneo. Ese buzón para mí fue una señal".

Entró a estudiar en los cursos de nivelación escolar de CreceChile. Cuando empezaron las clases a Marisol le cambió la rutina. Antes siempre llegaba de su trabajo, dormía una siesta y de ahí empezaba cocinar. Ahora su meta era terminar cuarto medio y su familia tuvo que adaptarse a sus tiempos, para apoyarla en su sueño. 

Su hijo y marido aprendieron a cocinar, lavar ropa y otras cosas domésticas. Y de a poco ella empezó a disfrutar este desafío de terminar su escolaridad… "yo estaba súper embalada", comenta.

¿Qué te mantuvo motivada en las clases?

"Los buenos profesores me fueron motivando. Todo depende de cómo te transmiten la información, es fundamental para motivarse cuando quieres volver a estudiar… tener clases participativas, todo eso me ayudó", recuerda. 

Pero la carrera no terminó ahí. Si iba a cumplir un sueño, lo haría hasta el final. Quiso transformar esa imagen de su infancia enseñando a los tarros de metal y convertirse en una parvularia. 

¿Qué razón te hizo mirar más allá?

"Por lucas no lo hago, es mi vocación. Siempre me gustó entregar lo poco y nada que sabía, querer enseñar las cosas buenas (…) Dije: Si hay personas que pueden hacerlo después de 25 años, yo también. Si puedo hacer cosas en la vida, sin estudios, entonces ¿Cómo no voy a estudiar? ¿Cumplir mis sueños? Si todas las personas pueden, ¿por qué Marisol Muñoz no? Ahí di la PSU y me puse a buscar un lugar por internet". 

Entró a estudiar Pedagogía en Educación Parvularia al Instituto Profesional IP, con horario vespertino. Hoy se encuentra en su segundo semestre de carrera.

¿Qué ha sido lo más difícil de estudiar en el instituto?

"Manejar los tiempos. Y los roles… rol de mamá, estudiante, trabajadora. Es sumamente difícil, pero no imposible. Hay muchas lágrimas o días sin dormir nada. Mi miedo era también si a Bastián, mi hijo, le iba a hacer bien o mal que lo dejara más tiempo solo".

Cuando piensa en lo que significa dividir su tiempo entre tantas actividades, Marisol asegura que "hay que tener ganas de hacerlo, pensar que se tienen que sacrificar muchas cosas y repartir roles con el marido y el hijo". Pero su esfuerzo ha valido la pena. Se le escucha muy motivada con las cosas que ha aprendido y además sus estudios han dado fruto: el semestre pasado obtuvo promedio 6,2.

¿Y qué es lo más gratificante?

Para Marisol, una de las cosas gratificantes es el apoyo de sus compañeras. Ellas le aportan parte de la fuerza que necesita para jugársela por este sueño. "Te felicito por tu garra", "vas a salir adelante", "gracias por tenerte como compañera" son algunas de las muestras de cariño que recibe. Pero también es gratificante saber que está luchando por algo que vale la pena.

"Yo no voy a competir, voy a cumplir un sueño… yo no juego a eso, yo quiero terminar mi sueño y hacerlo realidad. Poder estar en un jardín infantil, con mis papeles en orden. No por las lucas… yo podría tener muchas cosas en mi vida porque siempre fui muy trabajadora", comenta.

Luchar la vida

"Si hay algo que me ha dado fuerza es que la sociedad en sí es una mierda … te mata. Como te ven te tratan. A mí lo que me da fuerza es que no quiero que me miren más por encima de los hombros, quiero ganarme mi lugar en la sociedad. Si el día de mañana quiero que me respeten por lo que soy, tengo que ganármelo y para eso me tengo que sacrificar ahora".  

Eso se ve en sus planes a corto y largo plazo. Logró conseguir un subsidio habitacional que le entregarán en unos años y podrá salir del campamento, está ahorrando para comprarse un auto para sus traslados y le quedan 3 años de carrera.

"Soy una mujer con harto ñeque ¡Vamos que se puede! Del dolor he sacado fortaleza y del cansancio, fuerza".

¿Qué le dirías a tantas personas que están en la misma situación que estuviste tú?

"Sobre todo a las mujeres que nunca se olviden que los hijos van a crecer, crecen y se van. Todo lo que puedas lograr para ti es bueno, tus tiempos… Lo más importante es que siempre ellas terminen sus metas, les cueste lo que les cueste. Por difícil que sea, hay que sacrificarse. Nada es gratis, pero los sacrificios son recompensados (…) Todo conversando se puede lograr, pero tú tienes que querer, eso te da la fuerza para poder lograrlo".

Marisol está muy agradecida de todas las personas que ha hecho posible que esté donde esté. "Detrás mío apoyándome, preocupada de lo que estoy haciendo. Mi jefa del colegio Bertait College, a mis hermanos, padres, esposo e hijos… Gracias  a todos los que me están apoyando en este camino. Voy a terminarlo".