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La PSU no sirve para dos tercios de los estudiantes

Gonzalo Vargas, rector de Inacap, nos muestra el mundo de la educación técnica superior, el enfoque Inacap y cómo el acceso a la información revolucionaría la toma de decisiones al elegir qué estudiar.

Por Magdalena Araus @mmaraus | 2013-10-08 | 12:29
Tags | educación superior, instituto, técnicos, inacap, psu, carreras, rector, gonzalo vargas

Es agrónomo de profesión, pero la tierra donde ha estado cosechando sus siembras es la educación técnica. Tras años de trabajar como académico en la Universidad Católica y luego como Gerente General de Paz Ciudadana, llegó a un mundo totalmente desconocido para él: Inacap

Tenía prejuicios. Pensaba que sacar 500 puntos en la PSU era ser un mal alumno, no sabía mucho de formación técnica y creía que aplicar cambios para mejorar la educación superior era bastante complicado. Todo eso cambió. 

Con seis años como rector durante el período más exitoso de Inacap, nos abrió las puertas para mostrarnos cómo es realmente la educación técnica superior y romper los mitos que la rodean.  

No es aprender a hacer, sino aprender haciendo 

En los 6 últimos años crecieron casi en un 100%. Actualmente está presentes en las 15 regiones del país. ¿Cómo lo hicieron? 

La mayor demanda por educación técnica ha hecho crecer a todas las instituciones de educación técnica superior y además Inacap combina varios factores que le han permitido crecer.

Es un Centro de Formación Técnica (CFT), Instituto Profesional (IP) y Universidad Tecnológica a la vez, sin fines de lucro. Su enfoque es formar al alumno en competencias y no en contenidos. Antes de decidir qué le van a enseñar a sus alumnos, hablan con los empleadores de cada área y diseñan un perfil profesional. En base a eso estructuran la malla curricular. No les interesa que las personas sepan matemáticas, cálculo, física o química. Les interesa que sean competentes en el ejercicio de su ocupación profesión, afirma Gonzalo. 

"No es que te enseñe la teoría y después yo suponga que va a ser capaz de aplicarla (…) Tú no puedes hacer una educación orientada a la adquisición de competencias si no es haciéndolo. No es aprender a hacer, sino aprender haciendo".

Sus alumnos son el "chileno promedio", como explica el rector. La mayoría provienen de colegios municipales y particulares subvencionados. Un tercio asiste en horario vespertino porque trabaja durante el día, del resto, la mitad trabaja part time. No entraron por selección de PSU. Los contratos con los alumnos son semestrales, para darles la máxima flexibilidad para retomar sus estudios en el caso de tener que interrumpirlos y los cursos apuntan siempre a lograr una nivelación.  

Estos son algunas de las características que, combinadas, Gonzalo asegura que han dado buenos resultados.

La educación técnica es para todos

Antes existía el mito que la educación técnica era para los que no podían entrar a la universidad, para los que tenían una educación de menor calidad o para los que no tenían grandes aspiraciones. Así se pensó durante mucho tiempo, pero hoy el panorama es diferente.

Hay mayor confianza en las carreras no tradicionales y profesiones técnicas. Pero aún falta, según Vargas. "Todo el mundo opina que la educación técnica es súper importante y que debiera haber más educación técnica, etcétera, etcétera. Pero la gente, a pesar de tener ese pensamiento, no la escoge ¿Por qué no? " El rector cree que es un prejuicio histórico. 

Antes, tener un título universitario tradicional era una garantía de por vida, por eso la preferencia. Se pensaba que era mejor. Pero hoy eso no asegura una educación de calidad ni tampoco un trabajo. Hay malas universidades y buenos institutos técnicos. Además hay exceso de profesionales universitarios en ciertas áreas, mientras que hay técnicos que son altamente demandados, al punto que la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA) estima en 600.000 el déficit en el país

Las personas toman la decisión sobre qué estudiar, en base a una combinación de cosas, según Vargas:  "Qué puedo estudiar dentro de lo que me gusta, dentro de lo que soy bueno, para que me vaya bien en la vida".  La educación técnica ha sido una buena respuesta para muchos. 

Contra todo prejuicio, no es de baja calidadno tiene sueldos más bajosni menos posibilidades de empleo. 

Actualmente en Chile, el 57% de los alumnos que ingresan a educación superior, estudian en CFT o IP. La educación técnica ha ganado espacio por una suma de factores, cree Gonzalo. "Aquí no hay varitas mágicas y no hay un Big-Bang que marque un antes y un después. Sino que se van alineando las cosas, se van potenciando unas a otras. Vas entrando en un círculo virtuoso".

La suma de carreras pertinentes, la alta empleabilidad, la posibilidad de becas y la validación de  las instituciones técnicas, ha posicionado muy bien a este tipo de educación. Y no solamente a Inacap, insiste Gonzalo, sino que a otro tipo de instituciones también. Se desencadenó un proceso virtuoso imparable: "la dirección es la adecuada, la velocidad uno quisiera que fuera más rápida".

No existen los alumnos malos

¿Hasta qué punto es posible escudarse en la "mala calidad" de los alumnos para defenderse como institución educativa? Puede significar un desafío mayor para los académicos, pero para el rector de Inacap y toda la institución, un alumno malo no existe, por definición antropológica. "Aquí está prohibido hablar de un alumno malo. No existen los malos alumnos, por lo cual tampoco existen los buenos alumnos (…) Estamos hablando de personas, hay un tema del valor de la persona humana. Creemos que todo el mundo por su dignidad, tiene un potencial de desarrollo", comenta Gonzalo.

A Inacap entran a estudiar alumnos sin dar la PSU, pero que están licenciados de Enseñanza Media. Eso ya funciona como un filtro, según explica el rector, pero de ahí en adelante la tarea es formar y nivelar a esos alumnos.  El ideal sería contar con un instrumento que mida en qué nivel se encuentran la persona según cada área de conocimiento, para poder enseñarle lo que necesitan. 

"Claro, yo podría echarle la culpa a los colegios por una mala formación, pero resulta que es un círculo vicioso. La calidad de la educación es mala porque la sociedad es desigual. Y la sociedad es desigual porque la educación que existe en los pobres es mala.  ¿Y cómo rompes el círculo? Dejando de alegar y de esperar que alguien más resuelva el problema y hacerte cargo. Nosotros nos hacemos cargo del alumno cuando entra con todas sus virtudes y carencias (…) Tenemos que ser parte de la solución. Es súper cómodo echarse para atrás y decir que mientras la educación básica y media en Chile no mejore, yo no puedo hacer nada".

La PSU es para las elites

"¿Por qué el ministerio de educación paga 6 mil millones de pesos todos los años por la PSU, que es algo que le sirve a la elite y no gasta un peso en una evaluación diagnóstica para los otros dos tercios?"

Gonzalo afirma que para más de la mitad de los colegios de Chile, la PSU no es un objetivo a mejorar y estima que de los 300.000 alumnos nuevos en educación superior que entraron este año, 200.000 entraron sin proceso de selección. El problema es que la discusión sobre Educación Superior ha estado centrada en el ranking para acceder. La mitad de los chilenos saca menos de 500 puntos en la prueba,  ¿la mitad de los alumnos son malos? 

"¿Malos alumnos? No. Tú podrías tener la mejor educación del mundo, literalmente y la mitad tendría menos de 500 puntos". La PSU normaliza los resultados y fija la mitad en 500. Vargas explica que no es útil en el rango de los 500, porque no tiene capacidad discriminadora. No se debiera usar para menos de 600 puntos, porque no está hecha para eso. "Estás usando un instrumento que está marcado desde la elite".

El rector cree que lo que se necesita es lo que en EEUU se llama un "placement test", donde el objetivo no es seleccionar al alumno, sino aplicarle una evaluación diagnóstica. Con esos resultados se puede saber a qué nivel pertenece por cada área de conocimiento. 

La discusión que inició el movimiento estudiantil aportó a las instituciones técnicas en el ámbito del financiamiento. Pero como la PSU no es tema, a Gonzalo le preocupa la calidad. "Esto partió como una demanda de calidad y financiamiento, pero de calidad no hemos debatido nada en los últimos tres años. De calidad de verdad: empleabilidad, pertinencia, retención, satisfacción, de infraestructura, profesores, equipamiento, de los servicios… no. No han hablado de eso, no se ha discutido". 

¿Cómo se asegura calidad? El Estado debe informar antes que regular

"¿Cómo pueden saber los potenciales alumnos dónde estudiar y qué carrera si esa información no es pública? Lo primero, a mi juicio, en la responsabilidad del Estado, antes de entrar a regular nada, hay que proveer a las personas del bien público de la información".

Cuando alguien quiere decidir qué estudiar, no puede probar antes. La única manera de experimentar el servicio es viviéndolo, una vez que está adentro. El problema es que se trata de una gran inversión, ¿Cómo no equivocarse? ¿Cómo no perder plata y años? 

La información es clave, si no, un futuro alumno de educación toma las decisiones sin saber realmente a qué se está enfrentando. Pero hay miedo para transparentarla. 

Miedo a hacer una encuesta común de satisfacción de los alumnos, de empleabilidad, de mostrar cifras comparables. Eso ha frenado las posibilidades de poner datos sobre la mesa. Vargas se pregunta, "Entonces ¿Qué? ¿La política del avestruz? ¿Escondamos la información para que no estigmaticen? Pero si no se hace público no se va a mejorar nunca. ¿Por qué le tenemos miedo a la verdad?".  

Si bien se ha avanzado en los dos últimos años con iniciativas como MiFuturo.cl, aun existe mucha asimetría de información en la educación. Y no sólo las familias y futuros alumnos pueden equivocarse en la ignorancia, incluso el propio Estado está tomando decisiones donde no puede comparar realmente, advierte Gonzalo.

¿Qué aspectos deberíamos conocer por carreras y universidades? Primero: empleabilidad, saber qué pasa con los egresados de esta carrera, dónde están, qué están haciendo, cuánto ganan. Luego deserción, ¿Cuántos egresan finalmente?. Calidad: certificaciones externas y acreditación. Por último la satisfacción de los alumnos, saber qué dicen los que están estudiando en esa institución y en esa carrera. 

¿Qué has aprendido en este recorrido de 6 años siendo rector de Inacap?

"Mucho de lo que te hubiera dicho hace 10 años, que estaba instalado en mis discursos, en mis creencias, cobraron un significado completamente distinto a partir de la experiencia. Conceptos como la igualdad de oportunidades. Tú ves el mundo desde donde estás. Tu posición en la sociedad determina absolutamente el cómo ves el mundo, del lugar que lo miras. Yo hace 10 años estaba en el tema de la PSU, de los papers, postgrado. Eso es lo que yo veía y consideraba que era muy importante y era prioritario.

Hoy no estoy diciendo que no sea valioso, es súper valioso. Pero si tú me hablas hoy día de equidad, competitividad y sustentabilidad, que son los tres atributos del desarrollo, yo digo: desde aquí veo la realidad completamente distinta. Mis valores son los mismos como persona, pero ahora miro Chile desde las mayorías. Desde las regiones por ejemplo, aprendí a mirar Chile distinto, desde otro punto de vista (…) aquí encontré un mundo que yo no conocía, un mundo que es altamente representativo de la realidad.

Otra cosa que a lo mejor no tenía una opinión antes y sí la tengo ahora, es la creencia de que sí se puede hacer mucho para mejorar. En plazos acotados. Porque siempre dicen 'no, es que la educación es muy a largo plazo, tienen que cambiar tantas variables, una generación…' No. En un año, tú puedes obtener resultados concretos. Es como cualquier cosa en el mundo de la gestión", asegura Vargas.

Gonzalo es crítico, pero muy optimista a la vez. Reconoce los enormes avances en el mundo de la educación técnica superior y agradece la evolución que ha tenido en Chile. Para él, alegar habiendo crecido de esa manera estos últimos años, sería 'quejarse de lleno'. Pero le gusta ver qué se puede hacer para mejorar de forma constante: "si hemos avanzado lo que hemos avanzado, existiendo todos esos problemas, la oportunidad de mejora es infinita (…) Si tú no encuentras ningún defecto, significa que no puedes mejorar. Entonces, yo soy re bueno para encontrar defectos y decir 'el vaso medio vacío es muy grande'. No es que esté vacío el vaso, lo interesante es ver el vaso medio vacío y el agua que le puedo poner".