Fue una negligencia lo que hizo que Jorge Artus naciera sin brazos, la columna desviada y con pie bot. Una situación complicada y sobre todo en un tiempo donde la discapacidad no sabía abordarse (1966).
Esto limitó cosas en la vida de Jorge y significó un proceso de aceptación, pero vivir sin brazos no fue una barrera gigantesca para él, como podríamos pensar. De hecho, fue probablemente una de las cosas que le permitió encontrar su verdadera vocación: comunicar a través del arte. Por eso, que pinte con la boca y los pies no es lo importante, no es una "gracia". Jorge quiere transmitir un mensaje en todos los rincones de nuestra geografía, que tiene que ver con la identidad de nuestro país y el respeto entre las personas. Hablamos con él y nos contó cómo descubrió el arte y las tantas cosas que le ha enseñado una vida llena de historias, esfuerzo y realización.
Jorge se inició hace 20 años en la pintura. Terminando la carrera de publicidad, entró en una crisis vocacional. Le gustaba la comunicación, pero ¿tenía la habilidad de vender un producto? No era de su gusto y ahí fue cuando su madre, a quien admiraba muchísimo, le regaló una caja de lápices de colores y le dijo "dedícate a pintar un rato". Ese rato, dura hasta hoy.
Una combinación entre África y Chiloé fue su inspiración para tomar este camino que nunca más abandonó. Viviendo en la isla, quiso trabajar con su arte el concepto de discriminación.
"Pero no desde el punto de vista de la discapacidad, sino la discriminación en su amplio contexto, ponte tú, a las mujeres embarazadas, hacia la libertad de expresión tanto política como creativa. Y agarré como medio a África, siendo un continente muy complicado. Era lo que a mí me hacía sentido en eso momento".
Su idea era volver a Santiago a exponer, pero conoció a Germán Arestizábal, un gran artista chileno que vio su trabajo que le dijo: Esta mujer nunca te va a abandonar, refiriéndose al arte. Germán lo introdujo en el mundo artístico de Chiloé y terminó mostrando su arte allá, pero a pesar de todo, Jorge temía que sus obras llamaran la atención porque él las pintaba con la boca y no por su valor en sí mismas.
Artistas como Eduardo Feuerhacke y Edward Rojas lo apoyaron y les gustó su pintura. La inauguración de la primera exposición fue un grupo pequeño y el segundo día para todo el público: "Para que cuando la gente se enfrentara a las pinturas no viera quién las pintó, sino solamente las pinturas y hablara de ellas no más. Siempre temí que dedicarme a la pintura y pintar con la boca era como generar un plus, entonces yo no iba recibir realmente una valoración objetiva de mi trabajo. Me entendieron, lo hicimos así … y funcionó", recuerda Artus.
Luego de la exposición se volvería a Santiago, pero unos profesores de Chonchi lo invitaron a exponer en la municipalidad y quisieron invitar a unos niños. En ese momento Jorge se complicó, porque aún le afectaba mostrarse con su discapacidad ante los niños, que tienen menos tino y preguntan más de la cuenta.
"Como yo soy viejo (1966), a los 15 años el concepto de la discapacidad no estaba muy abordado. Ni siquiera se decía 'personas con discapacidad', era 'minusválidos' o 'limitados', muy desconocido. Entonces te enfrentas a los niños, a la gente en la calle, me decían Capitán Garfio, etc. Los cabros chicos eran un tema. Pero obviamente no tenían la culpa, si era un tema de desconocimiento. Entonces siempre transité mucho tiempo con el cuento de evitar en lo posible donde había muchos niños, porque tenía que estar explicando muchas cosas, siendo un gallo con harta personalidad, pero que a veces te agotas".
Pero la razón de dedicarse a la pintura era transmitir algo, cultura, identidad, un tema comunicacional y por eso Jorge se dijo a sí mismo: Bueno esta es una señal, habrá que enfrentar el tema. Si igual estoy metido en una difusión cultural… y qué mejor que los niños.
"Y ahí caché y descubrí que lo mejor era enfrentar las situaciones y los momentos de manera cariñosa y no tan a la defensiva. Y con mucha postura humana. Ahí mi vida cambió radicalmente y empecé a viajar hasta el día de hoy por todo Chile, desde lago Chungará hasta Tierra del Fuego, haciendo talleres para escuelas y colegios. A ahí entendí cuál es el sur de mi trabajo, que es transmitir mi visión sobre nuestra identidad a los niños de nuestro país".
"Expuse en varios pueblos de Chiloé sobre África y empecé a descubrir el valor de nuestros pueblos originarios que no los cachaba… Me empecé a empapar de la cultura de los pueblos originarios y ahí dije, ésta es mi área y ahí empecé a pintarlos hasta hoy", cuenta Jorge.
Pastel seco, acrílico, tinta china, lápiz color en lienzos y cuerpos pintados. Esas son sus herramientas para crear arte y difundir ideas. Cuando Jorge expone, siempre habla de lo que hay detrás de su trabajo. "Generamos foros, cuestionamientos, disputas, puntos de vista diferentes. Que se coloquen cierta denuncias, pero no denuncias demagógicas ni lateras, sino denunciar lo bueno también… que sí están sucediendo cosas, que sí tenemos una identidad que rescatar. Denunciar de que sí somos un país, que por ser auto chaqueteros, perdemos bastante de nuestros valores y que los tenemos… y que yo los veo.
Hay compromiso patriótico. He viajado a varios puntos de nuestro país, lejanos como Pocón Chile, Tierra del Fuego, Chiloé … y ves profesores educando a sus niños con unas ganas y una entrega, eso tiene un valor tremendo y ves familias completas que se transforman en pioneros y colonos y se van al confín de las tierras y construyen, en todo ámbito. Descubres artistas en lugares lejanos, que son increíbles y que nadie los conoce, porque se ve que Santiago es el centro de todo. La descentralización tiene que ser un tema país, de todas maneras. La regionalización es algo más que necesario, real".
"Hace dos años realizo talleres de relaciones interpersonales a través del arte para empresas, gerentes, subgerentes, fuerza de venta, que es un tema combinado entre motivacional, pero desde el punto de vista de equipo. Se reencuentran entre ellos mismos a través de un trabajo de arte. Por otro lado estoy haciendo charlas de prevención de riesgos para las mineras. Su máximo factor de riesgo, a través de la despreocupación, es perder parte de sus miembros superiores: manos y brazos. Yo les cuento qué significa lidiar con una discapacidad para que tengan ojo. Me encanta, porque me encanta la gente y lo disfruto mucho".
Jorge no debería haber nacido sin brazos. La causa fue una negligencia, por un remedio que se usaba en la época para los mareos de las mujeres embarazadas. En Estados Unidos ya habían descubierto que causaba malformaciones, pero en Latinoamérica lo siguieron vendiendo. Eso fue lo que marcó su vida. Desde pequeño participó en la Teletón, hasta los 5 años en rehabilitación. A los 10 años apareció mediáticamente y a los 18 recorrió Chile con la fundación hablando de la discapacidad. Esto último fue uno de los grandes pasos para aprender a enfrentarse a las personas con su discapacidad y ahí empezó a entender la comunicación como parte de su vocación.
La educación familiar que tuvo junto a sus 7 hermanos fue fundamental en su desarrollo. "Te confieso que de repente me da rabia y me da lata, porque es una situación injusta. No tiene ni una gracia nacer sin brazos, es un cacho. Pero tuve una formación, que es lo más importante en la vida, que tiene que ver con rescatar tu autonomía, tu independencia y sobre todo que no te sobreprotejan. En la vida con o sin brazos, cuando te sobreprotegen, vas a ser un limitado igual. Y heme aquí a los 47 años, con un hijo de 11 años, feliz, realizado, viajando, contento, no tengo mayores problemas, vivo solo, todo bien".
Desde pequeño, los médicos desarrollaron su habilidad con los pies para que Jorge pudiera ser lo más independiente posible. Los ocupa igual que las manos, pinta, escribe, se corta las uñas y enhebra una aguja con los pies, hasta el día de hoy. "Todo más lento eso sí, más tranquilo, es otro tiempo. Tener ese ritmo de vida me permite hacer lo que hago o quizás al revés, dedicarme a la pintura me permitió tener el ritmo de vida que necesito, ambos están un poco unidos. Igual, cuando uno tiene las herramientas que yo recibí en la vida, y las sabes ocupar, lo puedes pasar rebien. Al margen de las vicisitudes que la vida te entrega (…) No hay que vivir con miedo, y lo que venga, venga y el resto pasarlo bien no más y saber ocupar tus herramientas, nada más que eso. Y aprovecharlas".
Jorge ha tenido variadas oportunidades para dar a conocer su arte y trabajar en proyectos donde ha podido hacer lo que más le gusta, comunicar. Le ha ido bien, a costa de su esfuerzo. ¿Cuál es la clave de su éxito? "No entiendo el concepto de éxito, no me hace sentido. Me hace mucho más sentido la palabra realización, que es una constante. Yo diría, insistir, insistir, insistir, todo el rato. No abandonar jamás. Da lo mismo, te vas a caer y te paras, y va a doler, lloras, todo lo que signifique ese tránsito".
"Yo percibo que la discriminación es una señal de falta de educación, nada más. Generalmente las personas discriminan por miedo y por ignorancia, porque no saben cómo comportarse frente a la diferencia (…) Eso es lo que más le hace falta a Chile, educación. Y eso es un deber, también de las personas en el ámbito de la discapacidad, que tienen que trabajarlo. Yo como persona con discapacidad también debo enseñar y debo enseñar desde todo, mi comportamiento, desde el salir a compartir con la gente a la calle, desde mí. Al fin y al cabo soy yo el primero que me puedo autodiscriminar (…)
A mí me preocupa más que la discriminación, es el autochaqueteo de Chile. Yo no lo tolero. Me descompone tanto cuando nos empezamos a comparar con otras culturas y otros países. Obvio, nosotros tenemos nuestra pequeñeces y nuestras cosas, pero esa autodestrucción constante la encuentro una lata. Percibo que con las generaciones nuevas se está acabando eso, estoy viendo que hay mucha gente joven viajando harto por Chile, conociendo otros realidades (…)
La identidad tiene que ponerse de moda, todo eso son valores, son gestos comunicacionales. Si continuamos manteniendo ese lobbismo que es patético. Si tienes tal apellido eres mejor que no sé quien, eso es patético. Si ya estamos en otro mundo, nadie es mejor que nadie. Tus propios logros son a través de ti y ese es el gran mérito que tienes como persona, lejos. En cualquier país que se diga desarrollado, es la práctica. Y no con resentimiento, sino una visión realista. Debemos mejorar, potenciar nuestras grandezas. Siempre he pensado que cuando tus pequeñeces superan tus grandezas, preocúpate".
“Lola Kiepja y los cantos de su mirada”, Acrílico sobre Tela, Jorge Artus.
“Mi Musa Imperfecta II”, Acrílico sobre Tela, Jorge Artus.