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Los corazones son los motores; las manos y cerebros, las herramientas. El espíritu emprendedor, el combustible; el trabajo en equipo, la soldadura. Funciona como cualquier otra fábrica, pero acá el producto son ideas que mejoran Chile. Y no se están haciendo a pedido, cada vez producen a mayor escala. Algunas, ya se están exportando a Latinoamérica y el resto del mundo. Las miradas de varios expertos internacionales están atentas a lo que ocurre en IF, el primer ecosistema colaborativo de organizaciones centradas en la innovación creado en Chile. De ahí que uno de los significados de su nombre calza con las siglas de Idea Factory, la "fábrica de ideas".
La propuesta, elaborada por los ingenieros Alejandra Mustakis -ex directora de la Asech- y Lionel Kaufmann, consiste en un espacio común para que converjan personas que quieren emprender, especialmente enfocadas en lo social, de forma innovadora, con otras que ya lo han hecho y quieren dar un paso más adelante o que simplemente ya vienen de vuelta y quieren enseñar lo aprendido.
Este concepto en sí mismo no es nuevo,
ya les hemos hablado de la tendencia del co-working. Lo que los destaca frente a cualquier otro proyecto, es la manera innovadora en que lo abordan. No solo cuando concretan la idea, sino también la forma en cómo trabajan en equipo, la manera en que salen a vender su proyecto y hasta cómo se sientan en la oficina.
Los disruptivos y problemáticos innovadores
Según Julián Ugarte, una de las seis cabezas que cimentó el proyecto, y quien es la persona detrás del
popular laboratorio de innovación social Socialab, asegura que este es un espacio donde se le da cabida a
la inclusión y la meritocracia, dos conceptos que no siempre se encuentran cuando se parte de cero. Para ellos,
IF es la nueva forma de hacer empresas. Facilita la recaudación del capital inicial y forma redes de contacto desde el minuto uno. Son tres mil metros cuadrados para que los emprendedores que quieren mejorar el país no tengan trabas para hacerlo a toda máquina.
Mustakis y Kaufmann pusieron sus esfuerzos en los innovadores, porque vieron que las empresas ya establecidas se mostraban reacias a darles un espacio importante. El hecho de que la innovación considera altos costos y suele ser riesgosa, les hace tomar distancia del tema. Por eso, alguien tenía que hacerse cargo y ellos decidieron ser quienes tomaran la iniciativa.
"Aquí estamos los disruptivos, los problemáticos", es el mensaje de bienvenida que da actualmente la fábrica de ladrillos ubicada en Providencia. Así abren las puertas las más de 30 organizaciones que ya se han sumado al IF y con la idea de crecer mucho más.
En el interior del "Chilecon Valley" -como lo han denominado algunos entusiastas-, se puede ver a equipos trabajando para que las emprendedoras de Latinoamérica se conecten y saquen sus productos al mundo, de la mano de
Mujeres del Pacifico, a otros peleando por los derechos de los emprendedores con la insignia de la
Asech (Asocación de Emprendedores de Chile), a otros investigando sobre cómo potencia la tecnología en Chile, con
País Digital y así. Unos hacen robots, otros gráficos y otros rayan las murallas con ideas. Pero ahora, lo hacen juntos. Y si alguno tiene una duda de otro rubro, es cosa de caminar por ese galpón hasta encontrar quién puede responderle.
Sin embargo esta locación es solo la primera etapa, lo que se viene es más grande.
El luminoso bunker de la innovación
IF es parte del gran proyecto Factoría Italia, liderado por los inversionistas inmobiliarios Jack Arma y Daniel Schapira, quienes le arriendan sus espacios. Para el 2017 ya está fijado que el ecosistema colaborativo ocupará un terreno colindante a la fábrica de la Sombrería Girardi, donde están ubicados actualmente y que posteriormente pasará a ser un centro cultural. El nuevo espacio contará con cinco mil metros cuadrados, cuya explanada está siendo actualmente diseñada por el arquitecto catalán, Luis Alonso.
En la próxima casa de IF, todo ocurrirá bajo tierra. Como mineros que escarban sus proyectos hasta dar con el mineral de la innovación, trabajaran los emprendedores, pero con la diferencia de que sí contarán con luz natural, y mucha. El techo tendrá amplios tragaluces que permitirán el ingreso se la luz exterior. Arriba de sus cabezas pensantes estará posada una plaza abierta, que además contará con un espejo de agua.
Al interior, todos los espacios interiores serán de doble altura, sin paredes ni cubículos divisores entre una organización y otra, haciendo muy difícil que no converjan unos proyectos con otros, que es el objetivo, finalmente.
El espacio se distribuirá en
distintos laboratorios: Uno de
prototipado, que ya cuenta con iniciativas como
Maker Space, un
laboratorio social, donde converjan quienes desean desarrollar proyectos con impacto social y ambiental positivo, como
Fis y
Socialab, que ya están arriba del carro junto con varias más de esta área. También habrá un
laboratorio digital y otro visual, de experimentación tecnológica.
Los socios de IF arrendarán los espacios de trabajo a las organizaciones que forman parte del proyecto, pero aseguran que no se trata de un negocio inmobiliario. Ellos escogen con pinzas las universidades, fundaciones, empresas, etc. que llegan a instalarse, pero el alquiler no tiene otro objetivo más que costear el espacio. ¿El requisito de los que ingresan? No tener miedo a mezclarse y querer cumplir un sueño.
La puerta al Barrio Italia
El proyecto Factoría Italia, liderado por la oficina de arquitectos de Albert Tidy, Gabriel Cáceres y Daniel Lazo, busca ser la puerta de acceso al barrio Italia. Además del espacio dedicado a la innovación que tendrá IF,
hoy se trabaja en la construcción un centro cultural, que contará con restaurantes, cafés, tiendas y un teatro.
Según publica Plataforma Arquitectura,
se abrirá la manzana, conectando Av. Bilbao con la calle Luis Montaner, generando un espacio donde conviva el comercio, el diseño y la gastronomía.
Desde marzo de este año, hay una fábrica echando a andar ideas como si fueran humo. Para algunas iniciativas funciona de garage, para otras de productora y para muchas de empaquetadora. Lo único que no tiene es bodega, porque no hay espacio para guardar los proyectos que le van a cambiar la cara a Chile.