Marcelo era ingeniero. Siempre creyó que la educación era el modo de romper el círculo de la pobreza y que esto era posible de alcanzar sin un financiamiento demasiado alto. Tenía la convicción de que los niños de escasos recursos podían lograr altos rendimientos, si se mejoraba la gestión de las escuelas y la organización general del sistema educacional. Un accidente en auto interrumpió su proyecto.
Cuando Ximena egresó de pedagogía, poco se imaginaba cómo era el mundo de la educación. Sólo tenía una cosa clara: su trabajo profesional no sería para sus pares, sino para personas con menos oportunidades. Con 21 años fue invitada a un proyecto que recién se gestaba y decidió probar suerte.
Era 1989 y un grupo ingenieros había decidido continuar la obra de su querido amigo Marcelo Astoreca, tras su muerte. Fundaron el Colegio San Joaquín de Renca, donde Ximena entró a trabajar como profesora de 1° básico.
Con el tiempo, la experiencia de educadora le fue enseñando a Ximena que para lograr cambiar las cosas, era importante llevar las creencias a la acción de manera concreta. Hoy, 25 años después, es Directora Académica de aquel incipiente proyecto que hoy ya se encuentra consolidado y es reconocido como un ejemplo en educación: la Fundación Astoreca.
Actualmente administran dos colegios, brindan capacitaciones a escuelas y docentes, cuentan con una editorial y coordinan el sitio web EducandoJuntos que asocia a fundaciones en torno a la educación, todo con el objetivo de transferir su experiencia al resto del sistema educacional.
El San Joaquín de Renca y el San José de Lampa son colegios particulares subvencionados gratuitos y sin fines de lucro, que destacan en el SIMCE con puntajes por sobre el promedio nacional y cada vez más similares e incluso superiores a los colegios particulares pagados. La admisión de sus alumnos en enseñanza básica es completamente aleatoria, sin selección.
Con todo esto soñaba Astoreca: un proyecto replicable. Lograr buenos resultados en condiciones equivalentes a la realidad de la mayoría de los colegios en Chile: 40 alumnos por sala, sueldos promedio para profesores, gastos moderados. Que se practicaran metodologías sencillas, soluciones abordables. Ingredientes simples. Y que esa experiencia se pudiera compartir a otros establecimientos.
Pero los desafíos nunca se acaban. Hablamos con Ximena Torres sobre su experiencia en la fundación y las estrategias de enseñanza que utilizan para que los alumnos aprendan y tengan tan buen rendimiento académico.
- "Lo único que hay consenso en nuestro país es que nuestra educación no es de calidad. Ni en los particulares subvencionados, ni en los municipales, ni en los particulares pagados. No es de calidad (...) Hoy uno de los objetivos de la fundación es aportar a la calidad de la educación del país."
- "Hay que partir por las creencias, por los principios que están detrás de las acciones. Nosotros tenemos claridad absoluta de que todos los niños son capaces de aprender. La inteligencia se reparte en forma heterogénea en toda la población, no se distribuye por clases.
Hemos demostrado que podemos lograr resultados académicos similares a los de los colegios particulares pagados. Y nuestro foco está en poder competir con esas realidades."
"Hay un grupo de ex-alumnos postulando a sus hijos acá que tienen un trabajo estable, una familia... Eso indica que lo estamos haciendo bien. Ahora, alcanzar 300 o 350 puntos en el SIMCE, te da el mensaje de que uno tiene que seguir trabajando más duro para mejorar.
Tenemos una mirada no paternalista de la educación. No porque los niños son pobres, no les podemos exigir. Todo lo contrario: exigencias altas y desafíos permanentes, dentro y fuera de la sala de clase. Hay que pensar pensar en grande.
Creo que nuestros alumnos sí son capaces de trabajar en las grandes empresas de nuestro país, sí son capaces de lograr buenos resultados en la PSU que les permitan elegir lo que quieren ser en sus vidas. Sí son capaces de ser un aporte a la sociedad desde donde ellos se estén desarrollando o estén trabajando... Pero no es sólo una creencia que no se traduce en hechos. El elemento diferenciador es que lo ponemos en acción."
- "Nos dimos cuenta que teníamos que tener una educación sistemática en nuestros niños, que nos asegurara el aprendizaje. Que la realidad de tener 40 alumnos dentro de la sala de clases requería ciertas estrategias, materiales, metodologías.
Los profesores que llegan acá en su gran mayoría son profesores nuevos, porque en términos de recursos no podemos pretender sueldos para un profesor con 10 años de experiencia. No podemos competir con eso. Sería más fácil, pero no lo podemos hacer. Obviamente que el primer año de cada profesor es el peor, porque es la primera experiencia laboral.
El camino es el siguiente: entran profesores nuevos e inmediatamente le hacemos una capacitación en nuestras metodologías y un intensivo desde las coordinadoras académicas con esos profesores. Ese intensivo es un acompañamiento y apoyo permanente dentro de la sala de clases, desde la planificación de sus clases, la observación, para ir implementando las necesidades que uno observa y también un monitoreo permanente de los resultados académicos.
Eso nos ha permitido que vayamos teniendo un conocimiento real de lo que pasa dentro de la sala de clases, con los profesores nuevos y los antiguos. Para ir tomando decisiones en forma rápida y eficiente."
- "Yo soy mamá y creo que el primer educador de nuestros hijos no es el colegio, sino la familia. Claramente el colegio que elijo para educar a mis hijos es un complemento de lo que yo hago. Ese discurso o esa realidad se la transmitimos a nuestros padres.
Ahora, no siempre logramos tener ese compromiso con el aprendizaje que uno quisiera, en el proceso de acompañamiento. Son razones muy justificadas. Son pocos los casos de familias que no tienen ningún interés. Apoderados que trabajan todo el día o que tienen necesidades más básicas que cubrir que apoyar a nuestros niños.
Y ahí decimos: "Si no logramos tener un apoyo de la familia, no es una excusa para no lograr nuestros objetivos con ese niños". Ahí como colegio tenemos un rol compensatorio, lo que no tiene en la familia se lo vamos a dar nosotros."
- "En acciones muy concretas, como por ejemplo, hemos planeado que los niños que salen a las 4 de la tarde, tengan la posibilidad de hacer tareas y ser acompañados por personas adultas en la biblioteca del colegio (...) Por otro lado tratamos de mantener los colegios abiertos hasta lo más tarde posible, 6 o 7 de la tarde, con actividades que potencien distintos talentos de los niños. También tratamos que las clases sean el fuerte importante de aprendizaje. Mandamos hartas tareas que refuerzan lo aprendido en la sala, pero el plato fuerte es la sala.
Si no logramos nuestros resultados, es porque en alguna parte nosotros fallamos. Eso también es algo importante. Porque el discurso está en que lo niños hoy no pueden aprender, porque viven una realidad muy compleja, porque no están bien alimentados, porque no hay una mamá que apoye, porque la droga está por todas partes... una serie de factores que son reales, pero que uno se tiene que hacer cargo y lograr a pesar de esa realidad pensar en alto y en grande con nuestros niños y lograr los resultados propuestos."
- "A los 21 años llegas con todas las ganas, con toda la energía, la creatividad... pero cuando uno se da cuenta después de dos semanas que no necesariamente esas ganas y esa creatividad que uno trae de la universidad finalmente produce aprendizaje y que uno se tiene que meter en un conocimiento más profundo de una metodología que uno quiere aplicar, de que nuestro niños necesitan de metodologías claras, sistemáticas, de que la formación de hábitos no es algo que se produce en un día, porque a uno se le ocurrió, porque si no hay sistematicidad en la educación, no hay formación tampoco... un serie de cosas que uno no sabe o logra en el primer año.
Me mantuve aquí, a lo largo del tiempo, no sólo porque fui creciendo profesionalmente, sino porque el proyecto es muy desafiante. En educación uno nunca tiene la sensación de estar listo, todo lo contrario (...) En un principio era el niño, después se abrió a las familias, hoy día son los profesores, después el proyecto de capacitaciones... es de nunca acabar."
Ximena goza explicando cada proyecto, idea y logro que rodea a la fundación. A corto plazo se vienen dos colegios nuevos para administrar. El San Juan y el San Jerónimo. El desafío para la fundación, explica, es no perder la calidad por el crecimiento. Ser capaces de traspasar la cultura e identidad de Astoreca a cada colegio.
"No estamos aquí porque somos mejores personas o porque queremos ganarnos el cielo. Estoy aquí trabajando porque quiero que los niños tengan las mismas oportunidades que yo tuve al educarme."