Imagen: Rodrigo Avilés

Este ex adicto descubrió el eslabón faltante en terapias de rehabilitación. Hoy salva a familias completas

En Los Ojos de Mi Madre es una organización que nace de la experiencia personal de un ex adicto en las drogas, que identificó a un actor olvidado en el problema: las madres. Hoy trabaja con ellas y a través de rehabilitarlas, ayuda a sus hijos y familias.

Por Magdalena Araus @mmaraus | 2016-04-18 | 07:00
Tags | familias, drogas, drogadicción, adicciones, apoyo, fundaciones, terapias, hijos, madres

*Esta nota fue originalmente publicada en 2016.

Elías Jara lo sabe bien, porque lo vivió en carne propia. Partió con marihuana, después vinieron las anfetaminas, de ahí la cocaína y luego terminó en la pasta base, como tantos otros. Su mamá siempre pensó que iba a ser un joven emprendedor, que sacaría adelante a la familia, pero no. O al menos, no en ese momento de su vida. Fue esa frustración la que lo hundió en una adicción desde su adolescencia hasta los 30 años, sin poder salir, sintiendo que nada tenía sentido.

"Cuando uno está en esto, es como que no tienes nada, toda la vida pierde brillo, no hay nada interesante, más que drogarse…. comes apurado, empiezas a vivir en base a un instinto, se desordena todo", explica Elías.

Después de años dependiendo de narcóticos, viviendo en Antofagasta, fue a parar a un centro de rehabilitación, a "probar suerte" si es que lograba acabar de una vez por todas con su adicción, y se encerró durante 14 meses.

"El proceso es fuerte, porque estas atrapado, no puedes salir. Hay algo bien fundamental, cuando uno se rehabilita en un centro, el 90% lo tiene que poner uno, porque yo veía que mis compañeros volvían a caer. Así que me puse a estudiar sobre mi enfermedad y de qué se trataba, creando hipótesis de cómo sacarle el jaque a mi problema. Eso empezó a dar resultados", recuerda.

En las noches, cuando todos dormían,Elías prendía una linterna y leía. Intentando develar las complejas teorías y explicaciones científicas sobre la adicción, se hizo experto en el tema y no solamente se motivó para acabar de una vez por todas con su problema, descubrió que por décadas se estaba ignorando en el tratamiento a un actor fundamental: la madre del adicto.

Elías Jara es hoy el fundador de En Los Ojos de Mi Madre, una organización que está cambiando la manera de rehabilitar drogadictos y sus familias, y que cuenta con el apoyo de Minera la Escondida en Antofagasta. Ahora, este soldador que trabaja durante su tiempo libre para llevar a cabo su programa social, podrá dedicarse por completo a desarrollarlo.

El problema de las madres

Leyendo, leyendo y traduciendo textos al lenguaje simple, Elías entendió que había un foco en el problema que se estaba ignorando en los tratamientos. La víctima en la drogadicción no es solamente el adicto, es toda la familia y especialmente la mamá. ¿Qué hace una madre con un hijo hundido en las drogas? ¿Lo reprende? ¿Es amable para no perder su confianza? ¿Lo echa de la casa si le roba sus cosas? No es fácil manejar la situación, sobre todo porque nadie sabe cómo hacerlo.

"Me empecé a dar cuenta que había un patrón común en todo, que eran las mamás, que sufrían algo que se llama codependencia", nos comenta Elías. Comenzó a observar cómo actuaban las mamas, veía que las manipulaban mucho, que tenían este problema que no sabían cómo resolver.

Cuando una madre se vuelve codependiente emocionalmente, la familia pasa de ser un factor de protección a ser un factor de riesgo, explica Jara. Una mamá de un adicto a las drogas conoce la situación de su hijo, pero lo que hace por lo general es sobreprotegerlo en vez de ponerle límites, creando una burbuja alrededor de él y tomando distancia con todos los integrantes de la familia. ¿Qué pasa con esto? Su hijo se empieza a aprovechar de la situación, a mentir, a engañar, a robar.

"Ese amor tiene que ser un amor responsable, que la mamá sepa lo que está haciendo, para lograr realmente que se recupere su hijo", recalca Elías.

Síntomas de la codependencia

Culpabilidad es lo primero que sienten las madres, creen que ellas tienen toda la responsabilidad, lo que no es real, ya que no depende solamente de la educación, sino que hay factores biológicos, sicológicos y sociales. A este sentimiento, se les suma el problema de la autoestima, la impotencia, el desgaste emocional y los dolores psicosomáticos. También experimentan la "vergüenza tóxica", término que toma Jara a partir de la experiencia de su mamá:

"Todas las mamás hablan de los logros de sus hijos, pero una con hijo con adicción no le cuenta a nadie, tienen miedo a que las critiquen por mala madre y le den consejos. Poco a poco, van escondiendo, tapando y negando. Eso está acabando con ellas, hay un montón de mamás que están sufriendo en silencio el flagelo", insiste Elías.

Así funciona En Los Ojos de Mi Madre

Los estudios autodidactas de Elías se convirtieron pronto en un proyecto, al que se integró a una psicóloga (Daniela Fernández) y terminaron siendo uno de los 10 ganadores del premio Antofemprende, una de las plataformas que está empoderando la innovación en la ciudad.

"Eso me dio un impulso, ver estas personas creer en mí, y ellos me empezaron a preparar como persona para todo lo que necesita un emprendedor social en innovación. Aquí hay una innovación social diferente, porque todo lo que se refiere a innovación está muy relacionado personas de elite, en cambio esto es innovación de base, actores sociales que han vivido en carne propia el problema que buscan solucionar", cuenta Jara.

¿Qué es lo que hacen con las madres de los adictos? Principalmente dos cosas, aunque siempre están atentos a cualquier otra necesidad que pueda surgir. Por un lado hacen de nexo para que puedan llegar a cualquier institución que las ayude: de rehabilitación, programas de salud o de emprendimiento para salir adelante, educación, etc. Muchas veces tienen ganas de hacer cosas y de cambiar, pero no saben por dónde comenzar, y la ayuda de la organización parte por ahí.

"La idea es que se vayan desarrollando como personas, que no se queden ahí, que se conviertan en agentes de cambio desde su entorno, desde su población, desde su pasaje y sean un referente para otras mamás del barrio", dice Elías.

Además realizan talleres:

  • Charlas educativas de "doble porción de realidad común": en ellas de forma directa Elías les explica lo que le está pasando a sus hijos, de la teoría compleja a las palabras simples y aprenden haciendo. Empiezan a conocer el submundo de lo que les pasa como codependientes, algo que profesores y científicos han estudiado, pero no lo han bajado a piso, dice Elías.
  • Talleres de divertimento: desde hacer pan toscano hasta pintura en yeso, cosas que podría hacer cualquiera, pero apuntan a que ellas generen un sentido de pertenencia con las otras mamas, donde se sientan en confianza para conversan sin ser juzgadas, a entender, ver cosas en común.
  • Taller de apresto: los informes de la sicóloga o la asistente social revelan que la autoestima de estas mamás es muy baja. Se encuentran feas o tontas, entonces este taller apunta a desarrollar habilidades y también ofrecer actividades como el maquillaje, donde ellas puedan valorarse como corresponde.

Primeros impactos del programa

El proyecto nació el 2015 y hoy funcionan en Antofagasta, en la primera Iglesia Metodista (Elías es un hombre de mucha fe). En primera instancia el impacto ha sido importante, las mamás que han participado no quieren irse, les cambia la vida.

"Dentro de lo poco que ya hemos hecho, hemos visto un avance. Las mamás vuelven a ser esa mujer empoderada con todas sus cosas, con el mundo por delante, haciendo prevención a sus otros hijos, ayudándoles, ayudando a su familia (que por ser codependiente ha dejado de lado). Es volver a ser el pilar y un agente de cambio para su comunidad", afirma Elías.

Por otra parte, el impacto en los hijos es más variable, porque los factores son múltiples, a algunos les ha servido, otros no.

"En Los Ojos de Mi Madre se enfoca directamente en la mamá, porque hay jóvenes que no se van a poder recuperar, lamentablemente no tienen las ganas, su personalidad está desecha, no quieren nada con la vida. ¿Qué pasa entonces con su mamá, con su familia? Lo que queremos entonces es recuperarla para que ponga un atajo a este ciclo vicioso. Ahora, si el hijo se recupera, la mamá empieza hacer un trabajo y resulta mucho mejor".

Por eso, la idea de este programa es hacer un trabajo conjunto con otras entidades que trabajan con la drogadicción a través del deporte, las artes, logrando trabajar todas las áreas, para sacarle el jaque a las drogas, como dice Elías.

- ¿Qué debe hacer una madre de un hijo adicto?

  1. Hacerse consciente de que es codependiente, ya que la mayoría de las madres con hijos adictos a las drogas lo son, y empezar a estudiar sobre qué significa eso. Además debe entender y convencerse de que ella no es la culpable ni la responsable de la adicción de su hijo.
  2. Ponerle reglas claras a su hijo con respecto al consumo. Puede que reaccione mal, dice Elías, pero puede que por no ponerle límites, nunca más se recupere y eso es peor. "Es un decisión súper importante y de asesorarse para llevarla a cabo. Tiene que ser drástica y poder encararlo y para eso tiene que aprender a hacerlo".
  3. Lo más importante es la prevención, ya que los otros hijos pueden caer en otros problemas. "Cuando una familia se quiebra se está quebrando nuestra sociedad", recalca Elías.

- ¿Qué le dirías a un chico como tú, que está pasando por lo mismo?

"Lo principal es empezar a creer que eres especial, que desde que naciste tienen un propósito, eres importante para el Señor y tu familia, no viniste a drogarte. Que alguien te ama, que por algo llegó a esta vida, no es un soplo al viento. Lo otro es que nadie se ha muerto por no fumar, así de simple. Si estás con síndrome de abstinencia, con "el mono", como se le dice, si tú puedes aguantar, no te vas a morir. Ellos le tienen miedo a que no van a resistir, pero hay posibilidades".

- ¿Qué te motivó a querer salir finalmente de la adicción?

"Ponerte un propósito, saber que alguien te quiere, que no vienes a esta tierra por las puras… eso te va dando conciencia. Imagínate que hubiera dicho que, con todo lo que me pasó, me voy al hoyo. Es descubrir que todo es por algo y poder ayudar a las personas que me necesitan. Por muy humilde que uno sea, uno puede cambiar el mundo. Yo creo que puede impactar, va a impactar todo lo que podemos hacer nosotros".

- ¿Qué has aprendido con tu experiencia de vida y con En Los Ojos de Mi Madre?

"Que podemos cambiar el mundo, así de simple. Y si cada persona pusiera un grano de arena, esto cambiaría. Después de estar en el lodo, el Señor me saca y con un propósito. He hecho en un año lo que no he hecho en toda mi vida.

Lo otro es que el llanero solitario ya no existe, es a través de contactos, de redes, de gente que está ayudando, que se pueden lograr los cambios. Hay mucha gente que quiere ayudar y lo está haciendo en todos los ámbitos, estamos todos en una misma parada aquí en Antofagasta".

Si te interesa apoyar esta iniciativa, puedes contactarte directamente con Elías Jara vía mail enlosojosdemimadre@gmail.com