"Quebrar el silencio que se lleva arrastrando por siglos”, es el motivo inicial que llevó a la historiadora y cantante rapera brasilera Joyce Fernandes (Preta-Rara), ex asesora del hogar, a iniciar una revolución digital a través de las redes sociales para denunciar los malos tratos que a diario reciben las miles de trabajadoras y trabajadores de casas particulares en Brasil y el mundo entero.
Joyce quiso aprovechar su creciente fama de artista para contar su experiencia de manera pública en su Facebook, bajo el hashtag #EuEmpregadaDomestica (fui empleada doméstica), en el que comentó lo que solía escuchar de sus empleadores: “Joyce, usted fue contratada para cocinar para la familia, no para usted. Por favor traiga su propia comida y cubiertos, y si es posible, coma antes de nosotros en la mesa de la cocina. No es por nada personal, sólo para mantener el orden del hogar”.
Fue tal el éxito de su Tweet, que la cantante decidió crear el 19 de julio pasado (hace exactamente 9 días), una fanpage en Facebook con el mismo nombre del hashtag, para reunir relatos laborales de todas partes del mundo. A las dos horas ya contaba con 20.000 seguidores, los que crecieron rápidamente a los más de 108.000 que tiene hoy.
¿Qué busca con todo esto? Humanizar las relaciones entre empleadores y empleados, exigir un trato digno y humano, denunciar los malos tratos y prácticas ejercidas por los patrones, aplaudir y resaltar las buenas experiencias, exigir el cumplimiento de cada una de las leyes laborales que amparan a las asesoras y asesores del hogar, y visibilizar la situación laboral de las y los empleados para mejorar sus condiciones de vida.
Joyce Fernandes (30 años) es conocida en Brasil como Preta-Rara, y es una famosa cantante de rap cuyas canciones hablan sobre el poder femenino, la historia social, cultural y política de Brasil, el racismo y la educación. Si bien canta desde los 20 años, el año pasado logró gran éxito tras el lanzamiento de su primer disco como solista “Audacia”.
Joyce Fernandes |
Hoy cuenta que luego de un largo proceso de terapia sicológica, descubrió que lo que más la había afectado en su vida, no había sido la escasez familiar, sino los abusos denigrantes que había recibido por parte de algunos empleadores, como por ejemplo, cuando solicitó salir más temprano del trabajo para realizar un curso preuniversitario y su empleadora se negó diciéndole que su destino era ser criada, al igual que todas las mujeres de su familia.
Joyce, nacida y criada en Santos, en la costa de Sao Paulo, escribe poesía desde los 12 años y siempre ha sido una fanática de las rimas que denuncian abusos de derechos humanos. Hija de una familia humilde y trabajadora, la joven -sin tener los medios para estudiar-, comenzó a trabajar a temprana edad como asesora del hogar, al igual como lo hizo su madre y también su abuela en el pasado.
Y eso hizo. Hoy Joyce es profesora de historia, cantante de rap y además tiene su propia línea de ropa. ¿Qué la motivó a hacer pública su historia? La actual crisis económica que afecta a Brasil, por la que cada día más mujeres de clase media optan por trabajar en el servicio doméstico, ya sea como niñeras puertas adentro, puertas afuera o como cocineras y encargadas de la limpieza del hogar.Este hecho la marcó muchísimo y por largo tiempo Joyce se mordió la lengua para “aceptar” esta realidad que le había tocado, sin dimensionar jamás la violencia y abuso de esas palabras. Esto, hasta que un día, trabajando en otra casa particular, su nueva empleadora la vio ojeando un libro de historia, y en lugar de retarla, la animó a volver a la universidad.
"Mi objetivo es dar voz a aquellos que no la tienen. Este tipo de trato inhumano ocurre entre cuatro paredes y estas mujeres, no tienen cómo denunciar estos hechos", le asegura Fernandes a la BBC, agregando que "Quiero exponer aquello que barren debajo de la alfombra. Debemos humanizar las relaciones entre empleadores y empleados. Casi siempre tomamos las agresiones como naturales y eso está mal".
Esta realidad alarmó a la cantante, quien decidió sacar la voz, contar su experiencia personal e invitar a todas las mujeres y hombres que trabajan en el servicio doméstico a denunciar los malos tratos de forma pública, para concientizar al país entero sobre las deplorables condiciones laborales y humanas que viven miles de trabajadores, para así erradicar estos abusos para siempre.
Desde la apertura de la fanpage, cientos de trabajadoras del mundo entero han compartido sus experiencias, tanto negativas como positivas; generando además una enorme red de apoyo de personas que comentan cada historia, entregando consejos personales sobre cómo resolver temas laborales, permisos, vacaciones, derechos laborales, frenar malos tratos, etc.
Joyce cuenta que entre los miles de confesiones que se han compartido, (y que recibe en su mail personal a diario para luego publicar), se sintió especialmente conmovida por la de una mujer de 76 años que llevaba trabajando 30 años con la misma familia, y que la obligaban a subir por las escaleras porque el ascensor era exclusivamente para los inquilinos.
Como éste, hay otros miles de casos de abuso: niñas de 9 años trabajando, empleadas víctimas de abuso sexual y de violencia física y psicológica diaria, jornadas laborales sin descanso alguno, amenazas de despido constantes, impedimento para ver a sus familias o para salir de vacaciones, trabajos sin contrato y sin seguros de salud, y un enorme etcétera.
Por otro lado, Joyce también recibe cientos de relatos de buenas experiencias, los que comparte a la par para promover los buenos tratos. Por ejemplo, una hija de asesora del hogar contó que ella había vivido muchos años en la casa de los patrones de su madre, y que tuvo una infancia muy feliz. Viajó junto a la familia, estudió en un buen colegio, tuvo una pieza preciosa y siempre invitaba a sus amigas cuando quería. Cuenta que hasta el día de hoy se sigue viendo con los hijos de la familia y que hoy son buenos amigos. Otra mujer cuenta que la niña que crió desde su nacimiento, la escogió a ella para que la llevara al altar el día de su matrimonio, y que gracias a ella también pudo estudiar Enfermería en la universidad.
Buenos casos como el anterior también hay muchos: familias que ayudan económicamente a los hijos de sus empleados para tener una mejor educación, apoyo para que puedan acceder a una casa propia, sueldos buenos sobre el promedio, incentivo económico para que estudien una carrera o desarrollen un emprendimiento u oficio, etc.
¿Cuál es la conclusión que se saca de todo esto? Que este trabajo es tan digno como cualquier otro y que al igual que en todo empleo (y en todo ámbito de la vida), nadie puede dejarse pasar a llevar de ninguna forma ni soportar abusos ni humillaciones. Que todos los trabajadores estamos amparados por leyes laborales que nos protegen, las que deben cumplirse a cabalidad y que no hay que tener miedo a denunciar malos tratos. Y por último, que compartir experiencias y generar comunidad es una poderosa herramienta para impulsar soluciones y avanzar hacia una mejor calidad de vida.