¿Por qué en los debates presidenciales no hay lenguaje de señas? ¿Por qué no todas las estaciones de metro tienen ascensores para personas con movilidad reducida? ¿Por qué hay sólo un par de semáforos en Santiago que emiten sonido para ciegos? Las preguntas son ilimitadas y la artista Karen Schumacher se las comenzó a hacer cuando producto de una operación tuvo que sentarse por un buen tiempo en una silla de ruedas y vivir en carne propia la cantidad de barreras que tienen que atravesar los 2.500.000 de personas con alguna discapacidad que viven en nuestro país, para hacer cosas tan cotidianas como apagar una luz.
Karen trabajaba en el Museo Bellas Artes y con la idea de querer hacer algo para acercar el arte a personas con discapacidad, le tocó estar a cargo de una exposición de esculturas Mario Irarrazaval que estaban disponibles al tacto. Se las agenció para traer a un grupo de personas ciegas, a las que les hizo una visita guiada, donde ellos con sus manos iban formando las imágenes en su imaginación. La buena acogida de la gente fue el impulso final para que la artista decidiera armar algo, de lo que salió una sala de arte con integración para personas sordas y ciegas, que el año 2011 la hizo merecedora del premio Acción Joven, que reconoce los emprendimientos sociales y ambientales.
La sala, que nació bajo el alero de la Asociación CreA, de la que Karen es fundadora y presidenta, fue un espacio único en Chile, que contaba con intérpretes de lenguaje de señas, texto curatorial en braille, visitas guiadas, pinturas con relieve que los no videntes pueden tocar, encuentros con los artistas, todo pensado para que el arte cumpliera el rol integrador que tiene y que, en opinión de Karen, carecía de un espacio donde las personas con discapacidad pudieran gozar de él.
"La Asociación CreA está formada por artistas y no se encarga sólo de la sala, que actualmente no está activa. Nosotros estamos preocupados de dos territorios básicamente: Por un lado, la generación de nuevos territorios para las artes, que tiene que ver con esta línea de decantamiento de las artes en general y por otro lado la integración de personas con discapacidad a los distintos territorios también", cuenta Karen, que ahora se dedica a hacer intervenciones y talleres en espacios públicos.
"Hemos pintando muros con gente ciega, en donde los videntes se vendan los ojos durante la actividad para vivir la experiencia de quienes no pueden ver y otras veces nos hemos puesto un scotch en la boca y armamos la obra en base al lenguaje de señas. Estuvimos en la sala de La Moneda, en Chaco, trabajamos con mi Parque, siempre estamos haciendo algún proyecto".
- ¿Qué has aprendido de este nuevo territorio?
"La diferencia entre ellos y nosotros es de procedimiento. No hay un más allá y un más acá, una persona con discapacidad puede hacer exactamente todo lo que quiera, el grado de discapacidad se lo proporcionamos nosotros que vemos, que escuchamos y que no tenemos problemas para desplazarnos."
- ¿Cómo es eso?
"Nosotros somos los que los ponemos en situación de discapacidad, hacemos las cosas mirándonos el ombligo y no pensamos en alguien que necesite que hayan otro tipo de instalaciones. Si una persona ciega no llega a una exposición, no es porque no tenga la capacidad, si no porque no están los mecanismos y quien montó esa exposición no los acogió."
Cuando Karen ganó el premio Acción Joven, entre los beneficios estaba ser parte de Mentores por Chile y recibir asesoramiento de algún director o ejecutivo de una empresa o de alguien que alguna vez fue emprendedor y logró dar en el clavo hasta convertirse en empresario. En su caso, le tocó que Manuel José Vial le siguiera la pista a la Asociación CreA y la ayudara a convertirse, por ejemplo, en una personalidad jurídica.
"Yo vengo del territorio de las artes. Mi praxis, mi lenguaje, mi forma de ver las cosas, es desde la estética. A través de la red de mentores llegué a conocer a Manuel José, que tiene una manera súper diferente de ver el mundo y además tiene otro paisaje cotidiano, pero tenemos en común el gusto por el arte. Ese fue un súper buen vinculo para conocernos y entender la diversidad del otro", dice Karen.
- ¿Qué herramientas te entregó?
"Desde la más básica, como qué diablos hace un contador, hasta el poder proponer hoy iniciativas desde otro lugar: Nos ayudó a constituir una personalidad jurídica, porque le gustaba lo que hacíamos, porque lo consideraba importante. Sin ese aporte no podríamos haber trabajado en territorios que exigen otras reglas y estructuras, que es el territorio de la institucionalidad. Lo que fundamentalmente yo aprendí es a ver las cosas desde otra mirada, a veces me preguntó ¿Cómo lo vería él? Él lo ve desde la gestión."
Técnicamente la asesoría era por seis meses, realizándose una reunión cada cuatro semanas, pero se formó una relación en que cada vez que necesitaba a Manuel José, él la atendía y podían terminar hablando horas de una obra de Matta. El vinculo permanece hasta el día de hoy.
Actualmente la Asociación CreA está focalizada principalmente en "astronomía en tus manos", una propuesta externa que recibieron.
Alejandro, una persona no vidente y que hace cuatro años estudia la astronomía sin haber visto en su vida una estrella, puede hacer las más detalladas descripciones de lo que son las nebulosas, de las diferentes constelaciones y cuánta partícula hay perdida en el espacio. Él propuso que se realizará un taller para mostrar el universo a quienes no pueden verlo.
"Empezamos a armar una estructura para poder hacer módulos, visitas guiadas al observatorio Cerro Calán y poder mostrar en cinco etapas la vía láctea", cuenta Karen, quien no podrá ver terminado el proyecto porque se va por seis meses a San Juan de la Costa, en la región de Los Lagos, a una residencia para nutrirse de un nuevo paisaje.