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“Donde sea que vayas, siempre te encontrarás con un chileno”, dice la sabiduría popular.
En la música, esta aseveración está más vigente que nunca. La música chilena ha lucido con orgullo el desfile de artistas nacionales por diversos países en los últimos años, que han visto a talentos jóvenes de nuestro país posicionarse en los escenarios más competitivos del mundo.
En medio de ese contexto, la reciente contratación del tenor chileno Leonardo Navarro como parte del elenco de la Wiener Staatsoper (Ópera Estatal de Viena) ha traído orgullo a sus cercanos y colegas, así como a quienes, sin conocerlo, han hecho eco de la noticia en redes sociales.
Conversamos con él para saber de su situación actual y de su historia de vida. Con una humildad que sorprende, y su acento penquista intacto, nos contó cómo fueron sus inicios, y cómo llegó a formar parte de uno de los ensambles de ópera más prestigiosos del mundo.
"Bueno, yo nací en Concepción en 1985, tengo 31 años, y me crié en la ciudad de Talcahuano. Yo en la música partí un poco viejo, no fue tan joven mi aproximación. De hecho, en mi casa nadie era músico. Se dio por un gusto mío no más, por algo que viví un día de escuchar a los chicos del taller del coro del liceo. Estaban todos los chicos que se becaban para estudiar canto lírico, y yo los escuché y quedé loco con lo que hacían.
Después de escucharlos comencé a recopilar cassettes de óperas, de cantantes famosos, y me empecé a hacer melómano. Hubo un período en que yo escuchaba mucha música, mucha música clásica, y ahí partió todo", nos cuenta Leonardo.
Entró al coro del colegio Enrique Molina a los 17 años, y su primera maestra fue Regina Riquelme, que ha formado muchos cantantes y artistas que hoy se desempeñan en Europa.
"Yo cuando entré al coro era muy pero muy malo, y no me llevaban a ninguna parte a cantar (risas). Era difícil para mí, pero yo seguía insistiendo para hacer algo más en el coro, hasta que al año siguiente funcionó la cosa y empecé a cantar más. Ahí también empecé a agarrarle más gusto, pasé al taller del liceo, y después integré el Coro de la Universidad de Concepción, llegué a Santiago, estudié canto dos años en la Universidad de Chile y así empecé a audicionar a otras cosas y se empezó a dar más esto del trabajo en el canto", señala Navarro.
En el camino conoció a grandes maestros además de Regina. Rodrigo Navarrete fue un gran mentor para su trabajo en el canto, al que le debe mucho y unos buenos consejos. Además, Verónica Torres lo formó en la música, y fue un excelente pilar para su desarrollo en la ópera.
"Mi familia se lo tomó un poco a la mala, porque no entendía mucho esto del canto, y les costaba un poco entender esto de que uno pueda vivir del arte. Igual, en Chile uno no puede vivir muy bien del arte: cuesta un poco, y sobre todo cuando estás partiendo en esto. No es fácil.
Pero con el tiempo, si te vas haciendo una carrera, y te vas haciendo conocido, ya puedes empezar a vivir y a hacer mejores cosas con esto. Pero claro, en Chile el canto y el arte en general no es muy común, y la mayoría de las familias no lo entiende. A mis papás les costó un poco entender esto de que yo quería irme a estudiar canto a una universidad, entonces no lo asumieron tan rápido. Hasta que realmente vieron que podía hacer esto, y podía vivir de esto. Cuando me vieron cantar por primera vez en una ópera, ahí asumieron que podía vivir de esto. ¡Lógico! Un papá siempre va a estar preocupado de que su hijo tenga algo estable, algo seguro. Pero ahora me apoyan a full y están muy contentos con lo que hago", explica Leonardo.
"Primero estudié pedagogía en música en la Universidad de Las Américas, vi que no era lo mío, y entonces postulé a la Universidad de Chile, y ahí me metí a estudiar canto. No quiero nombrar a los profesores porque, la verdad, no fueron lo mejor.
La verdad es que, sí, costó. Yo que soy de región, me costó mucho, y nunca me gustó mucho la ciudad. Es una ciudad difícil de vivir: el aire, el clima, es muy malo, la gente es difícil de lidiar. No fue muy agradable. Yo viví cinco años en Santiago y no aguanté más. Me volví a Concepción porque ya empecé a hacer más cosas en el Teatro Municipal, a hacer cosas de solista, y entonces volví a mi región. Yo siempre he sido un fanático de mi región. Sin ir más lejos, con la persona que estoy aquí en Viena es Alejandro Pizarro Enríquez, un cantante que hizo historia en la Wiener Staatsoper, porque él fue el primer cantante chileno en llegar a ser contratado por los cuerpos estables del teatro. No hubo otro chileno antes que él, y él es de Concepción, ¿cachai?
Y él también tenía un talento, un don que empezó a desarrollar, y se le abrieron las puertas en varios lugares y le fue bien. Y como te digo, él hizo historia con la primera llegada de un chileno al teatro de la ópera. Concepción es la cuna de muchos artistas, muchos cantantes, y por eso yo amo mi región, por eso me fue difícil vivir en Santiago".
A los 29 años viajó por primera vez a cantar fuera de Chile, invitado a cantar a un festival de ópera en Castleton (Virginia, EE.UU.), a la obra Romeo y Julieta. Después, viajó a Lima con la agrupación Romanza, donde viajó con ellos en dos ocasiones más. Esa fue su experiencia hasta antes de irse a Viena, donde también audicionó un par de veces en Alemania y en otras que no le fue tan bien, pero ya venía con el "bichito" de salir y viajar.
Financiar todos estos viajes no fue nada fácil, tuvo que juntar plata por su cuenta y gracias al apoyo de la Universidad de Concepción, la Municipalidad de Concepción y gestiones de sus amigos, logró hacerlo. Para otros viajes tuvo que endeudarse "hasta las patas", pero todo era una inversión, y poco a poco pudo seguir financiándolos con su trabajo y el de su esposa.
"Un apoyo fundamental en esto ha sido mi esposa. Ella también es músico, es pianista acompañante. Y ha sido una persona muy importante en mi vida. Tengo que decir que la amo mucho, y que si no hubiera sido por ella muchas cosas no habrían resultado, así que estoy muy agradecido de estar con ella y trabajar juntos", agrega el cantante.
El viaje a Viena fue gracias a unos mecenas que conocimos cuando fuimos a su casa a dar un concierto: "Hasta el día de hoy estamos muy agradecidos de ellos. Por cosas obvias no los puedo nombrar, pero fueron unas tremendas personas, fueron personas que confiaron en nosotros y que aportaron con dinero sin pedir nada a cambio. Estoy muy agradecido por todo lo que se ha dado".
"Sí, he tenido bastantes dificultades, principalmente en lo económico. Eso siempre fue una dificultad bastante insistente en este trabajo, ¿no? Porque, como te decía, esto no es como que uno tenga trabajo todo el tiempo, entonces eso ha sido una dificultad bastante importante en esta carrera.
También conocer gente que no apuesta por ti, que no pone ni una ficha por ti. A veces hay comentarios negativos de personas que son importantes para uno, que te opacan y te hacen sentir que no estás en un buen nivel. Y eso, en un artista, en un cantante, pesa mucho. Sobre todo el comentario de los colegas y lo que los colegas piensan de ti… Es fuerte, y eso te hace menguar en la idea de seguir en esta carrera".
Leonardo agrega que a veces hay que lidiar con administraciones que poco saben de música o del trabajo musical que hay detrás, y no tratan bien a los músicos. Algo que le sorprendió de Viena, es que el coordinador artístico de la Ópera, aparte de ser administrativo, era músico "de tomo y lomo", que hasta tocó el piano en su audición. Así debería ser.
"Me ofrecieron un contrato de stipendio, que se le llama, y que también tiene que ver con que yo cante roles ahí. Entonces es como que yo formara parte del ensamble. Ese contrato dura hasta junio y se renovaría en septiembre, para seguir cantando".
"En la ópera, lógicamente existen personajes. Esos se llaman roles. Yo trabajaría haciendo personajes de ópera. Y los teatros en general acá en Europa trabajan con ensambles, que son gente a la que se le paga por venir a cantar. Son contratados del teatro, y ellos también hacen roles y actúan en las óperas".
"Yo primero aconsejaría a los papás. Sobre todo en el país en el que vivimos, los papás siempre tratan de cuidar a sus hijos, de que siempre opten por carreras que les den plata, ¿no? Que les den una vida mejor, una vida fácil. Yo primero aconsejaría a los papás en el sentido de que no se cierren, de que el arte también es un trabajo, de que, si bien es cierto que en un comienzo es difícil, que no se cierren a entregar un apoyo, sobre todo desde lo moral, que es lo más importante en la carrera de un músico y en la vida de un hijo. Apoyarlo en sus anhelos, de hacer lo que quiera. El arte es lo mejor para el crecimiento de un niño. Yo creo que hay que partir de ahí, de cómo los papás les inculcan eso a los hijos.
Tengo que decir que hay mucho cantante bueno, mucho artista bueno. Yo creo que todos merecen la oportunidad de hacer arte y cantar, ¿no? Me ha tocado la oportunidad de conocer colegas más jóvenes que yo, con un tremendo talento, y uso este medio para llamar a que, sobre todo las instituciones y los teatros, motiven más a la gente joven a cantar y a hacer arte en general. Porque hay mucho, mucho, y los espacios son muy pocos. Yo me saco el sombrero por cada uno de mis colegas que estudia y trabaja el canto.
Y a un joven que esté recién partiendo en el canto, le digo que no es algo fácil en un comienzo, porque esto conlleva un trabajo arduo de estudio, de dedicarse, de invertir, de que muchas veces la gente no apueste por uno, de que muchas veces los propios papás no apuesten por uno, de que los lugares donde vayas a ir a audicionar no apuesten por ti… No se desmotiven, este es un trabajo intenso de mucho estudio, y lo más importante es que los chicos que se quieren dedicar al canto, y que ya muchos lo hacen, estudien, que se preparen. También me lo digo a mí mismo, yo todavía estoy en el camino de prepararme todos los días.
Yo quiero hacer un llamado a que estos chicos puedan hacer más que lo que yo pude conseguir. La verdad es que tampoco hice algo tan imposible, es algo accesible para toda la gente. El talento en Chile da para lograr mucho, y llamo a que se siga desarrollando y esos talentos sigan creciendo. Cuando uno se decide y se lo propone, logra cosas. Y todos pueden lograrlo.
Y no hay que perder la esperanza, que sobre todo no pierdan el anhelo de querer vivir de esto y querer hacer arte. Más que la plata, importa el hecho de hacer arte, de hacer música, de llegar a las personas y aportar a un desarrollo cultural y musical del ser humano".