Motivar a los niños con la ciencia es un reto complejo para muchos docentes, pero es algo que Fredy Segura, un profesor de Talca logró con éxito, y orgulloso cuenta la historia de sus alumnos.
Todo comenzó hace tres años, cuando Felipe Islas y Luciano Imas, estaban en séptimo básico en el Instituto Andrés Bello de Talca. Ambos eran alumnos del taller científico que hacía Segura en el colegio, les gustaba la ciencia, querían aprender más y trabajar en un proyecto de investigación. Con mentes inquietas, se pusieron a buscar.
Empezaron indagando sobre las propiedades antibacterianas en árboles nativos, pero de a poco llegaron a interesarse en las hojas del olivo (Olea europaea), ahí encontraron lo que buscaban. Y comenzaron a trabajar en algo más grande: crear un antibiótico 100% natural a partir del extracto de hojas de olivo.
“Nuestro principal tema es tratar de generar cosas naturales, porque hoy en día todo es químico. Nosotros queremos eliminar los químicos, porque lo natural es más efectivo. Después queremos trabajar con plantas chilenas, plantas nativas de nuestra región”, asegura Luciano Imas.
Felipe Islas cuenta que no tenían un lugar especial para trabajar y tampoco un microscopio, por eso un principio usaban una ducha del colegio, ahí guardaban las cosas que ocupaban en los experimentos, algunos químicos y extractos, porque no tenían un laboratorio para trabajar en el proyecto.
Así, fue como descubrieron que se puede inhibir el crecimiento de las bacterias a partir de extracto de la hoja de olivo y con esto, podrían reemplazar los antibióticos tradicionales que son modificados químicamente, por un antibiótico natural. ¿Cómo lo hicieron?
Primero sacaron un extracto líquido de la hoja de Olivo, que obtuvieron a través de la maceración y filtración simple, métodos que permiten conservar sus propiedades y pureza. Después cultivaron una variedad de cepas, que obtuvieron en la Universidad del Maule, en placas Petri que formaron una especie de jalea donde creció la bacteria. Extrajeron la muestra del microorganismo con un cotonito para incorporarla a la solución antibiótica. Cuando aparecía un círculo alrededor de la bacteria, era señal de que la técnica causó efecto, impidiendo el crecimiento bacteriano.
Compararon este efecto frente a distintos antibióticos tradicionales como la penicilina, ampicilina, cefadroxilo y la vancomicina. Realizaron 40 muestras, sometieron a pruebas estadísticas los datos y obtuvieron resultados favorables.
“Ya estamos casi a nivel universitario trabajando con los niños, no es el típico proyecto del colegio...es más específico dentro del área de la biología. Estamos en la etapa de encontrar la cuál es la proteína que está en la hoja y con eso podemos construir más químicamente un antibiótico, que sea completamente natural”, dice Segura.
Su descubrimiento los ha hecho merecedores de varios premios, como las ferias científicas de Linares, de Concepción y la Feria Nacional Juvenil del Museo de Historia Natural, donde incluso han competido con proyectos universitarios y ganaron un cupo para ir a las Genius Olimpiad 2017 en Nueva York, donde representarán a Chile y serán el único colegio latinoamericano participando.
Además, gracias a este éxito, lograron tener un laboratorio en el colegio y están recibiendo apoyo de profesionales de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica del Maule.
Felipe, Luciano y su profesor, están motivados con los logros que han obtenido, ya patentaron la idea y siguen trabajando en el proyecto. Ahora buscan apoyo de más profesionales como un bioquímico que los pueda ayudar.
Fredy Segura cuenta el taller de ciencias comenzó con 6 niños entre los que estaba Luciano y Felipe, que hoy son cerca de 30 los alumnos que van todos los sábados al taller de ciencias del instituto. Ha sido contagioso, todos están interesados en trabajar en un proyecto tan exitoso como el de sus compañeros.