Organizaciones sociales y microempresas: las buenas intenciones no bastan

Saber organizarse es fundamental para que las buenas intenciones realmente tengan un impacto. Emprendimiento y gestión social es lo que hace la corporación Simón de Cirene para ayudar a organizaciones sociales y microempresas en nuestro país.

Por Magdalena Araus @mmaraus | 2013-08-27 | 10:10
Tags | simón de cirene, gestión social, emprendimientos, organización empresarial, microempresa, fundaciones, ONG

Los separan unos 30 años de edad, pero Juan Francisco Lecaros y Benjamín Vodanovic están motivados por lo mismo. Los motiva saber que si le enseñan a las personas a realizar una buena gestión,  pueden transformar el ámbito de lo social. Los motiva ver cómo con unas clases y acompañamiento pueden cambiar en una persona la manera de hacerse cargo de la propia vida. Los motiva asesorar en algo que es tan cotidiano para ellos que vienen del mundo empresarial, y enseñárselo a las organizaciones sociales.

El primero es el actual presidente de la corporación Simón de Cirene y ha dedicado desde 1994 todas las tardes de su jornada laboral a este proyecto que creó junto a unos amigos. Benjamín tiene 25 años y entró a este mundo el año pasado con una renovación de la estructura de la corporación, para reorganizarse, modernizarse y ampliar su campo de acción. Ambos nos contaron de qué se trata este proyecto y hablaron sobre su experiencia en esta iniciativa que cambia la forma de enfrentarse a un desafío social. 

"Transmitimos gestiones en ámbitos difíciles, ese es nuestro foco"

En Simón de Cirene el plato fuerte son los conocimientos sobre cómo organizarse, que están muy presentes en el mundo empresarial. Por eso se dedican a capacitar a las organizaciones sociales sin fines de lucro y a los microempresarios vulnerables de distintas maneras: clases, coaching, diplomados, auditorías, etc. Más que voluntarios, la mayoría son profesionales pagados que vienen con una experiencia previa y actualmente han querido dedicarse a enseñar a quienes más lo necesitan. De esta forma la corporación se asegura de entregar por medio de ellos una capacitación de alta calidad. Si queremos pensar en el alcance, por ejemplo el año pasado capacitaron a 237 organizaciones sociales y alrededor de 900 microempresarios en las ciudades de Antofagasta, Viña, Santiago, Concepción y Puerto Montt. Este año alcanzarán las 1600 microempresas.

"Acá te encuentras con mucha gente que te hace ver que tus problemas no son nada al lado de los de ellos. La fuerza que tienen contrasta. Son ejemplos de vida, de superación personal, de confianza, de ética, de fuerza de voluntad impresionante (…) Ver la comunidad que se genera es fuerte", comenta Benjamín desde su experiencia.

¿Cómo se les ocurrió hacer este proyecto?

"Nos dimos cuenta que el manejo de las organizaciones sociales, si bien tiene una gran voluntad, mucha ética y esfuerzo, no siempre es un manejo muy profesional en términos de conducción. Los recursos que tienen los invierten en profesores, psicólogos, asistentes sociales. Pero como organización suelen ser muy frágiles (…) Nos dio la impresión que la clave de la cuestión social, curiosamente no está tanto en la falta de dinero, sino en la falta de gestión (…) A la dificultad del tema social, se sumaba una gran fragilidad organizacional, entonces nos pareció que ahí nosotros podíamos poner una cuña fuerte", explica Juan Francisco. Detectaron algo que no todos habían visto y donde pocos asistían.

Tiempo después decidieron que sus conocimientos podrían ayudar mucho a los microempresarios, personas que están comenzando, que tienen buenas ideas para mejorar su situación económica o laboral, pero que por desconocimiento se beneficiaban poco de todos sus esfuerzos. "Si bien claramente tienen lucro, también tienen esta misma dificultad de gestión que las organizaciones", aclara Juan Francisco.

"La tesis nuestra es que los problemas de la sociedad los tiene que resolver la propia sociedad a través de sus organismos. Uno está siempre esperando que el Estado u otro me solucione las cosas… que se haga cargo, uno habla muy en tercero", dice Juan Francisco y por eso en Simón de Cirene se dedican a empoderar a las personas a través de la capacidad de organización.

Lo social es complejo

"La pregunta social es una pregunta difícil de contestar, en el sentido de qué le tengo que dar o de qué manera puedo intervenir en una determinada persona necesitada. Ya sea por pobreza, drogadicción, por haber estado muchos años presa, por discapacidad, ¿qué puedo darle? Esa no es una pregunta fácil. Son preguntas muy humanas y, por lo tanto, con muchas aristas. No es solamente una respuesta, como la comercial. Aquí son mucho más complejas" cree Juan Francisco.

Por eso si van a asesorar a personas en sus primeros pasos y a fundaciones que ayudan a los más necesitados, quieren hacerlo bien. Esto es un preocupación constante que los ha llevado a solicitar la evaluación de JPAL en sus proyectos, para asegurar que sus esfuerzos valen la pena. Benjamín asegura: "Ser autocrítico es un ejercicio 100% de la organización, los beneficiarios no te lo van a exigir como en el caso de los clientes a la empresa. Eso hace que las organizaciones sociales en general no desarrollen un músculo que es la mejora continua". 

Juan Francisco asegura: "Uno aprende mucho. Tratamos de aprender no sólo por el efecto en la persona a la que asistimos, sino a través de preguntarnos nosotros mucho por ese efecto. Porque la gente suele ser muy benevolente, entonces te agradecen mucho. Pero la pregunta de qué verdaderamente logras transmitiendo esta cuestión de la gestión es una pregunta mucho más compleja.  Sobre todo en ámbitos no empresariales (…) ¿De qué manera se manifiesta tu aporte? Nos damos mil vueltas tratando de pensar si estamos diciendo lo correcto, en el momento correcto, el ejemplo correcto. Hemos creado ahora último una unidad que es una especie de oposición a nosotros, que monitorea si el servicio que entregamos estuvo bien, se pone en los zapatos del otro. Crudamente".

¿Se pueden rescatar claves de éxito en la gestión?

"No es llegar y sentar a la gente para transmitirle información. La afectividad, la pedagogía, es importante. Por ejemplo en los microempresarios trabajamos con gente de 40 años, que no terminó el colegio, que no cree en nada, que va muchas veces a estas cosas para hacer algo. Con esa persona que viene, hay que ser muy empático para poder transmitir conocimiento", comenta Benjamín.

Juan Francisco piensa en base al camino que ha recorrido Simón de Cirene. Para él hay cuatro aspectos fundamentales donde lograr que los esfuerzos de Simón de Cirene den frutos.

  • "Uno: tratar de responder a lo que te están pidiendo. Está el típico juego entre lo urgente y lo importante. Uno tiende a decir vamos a lo importante. Pero también lo urgente es una prioridad que la tienes que responder. Eso es fundamental, no rehuir de la pregunta. 
  • Acompañar los procesos. Tu no sacas nada dando un buen consejo si no te pones al lado de la persona y lo acompañas. Por ejemplo: 'es bueno que las organizaciones tengan buenos directorios'. Pero si no tienen la mayor posibilidad de tener uno bueno, les tienes que ayudar a conseguirlo. Porque o sino tu consejo no vale nada.
  • Otro: la parte afectiva. Que se sientan cómodos contigo. En el sentido que confíen en que vas a hacer lo mejor y que hay una cosa afectiva, de cariño. Que sientan que tú estás verdaderamente comprometido. Lo cual no es fácil porque hoy día está lleno de cosas.
  • Hacer redes es fundamental. En los cursos que hacemos damos espacios para que entre organizaciones conversen, porque hay mil posibilidades de asociaciones entre ellos. Pero como es un mundo un poquito aislado, no se conocen."

Benjamín, ¿Qué mensaje le darías a personas de tu generación que están empezando a trabajar?

"Me gustaría invitarlos a que se cuestionen dónde son necesarios. Dónde aportan más, dónde se necesita su inteligencia, su capacidad técnica, de innovar, etc. Dónde eres más indispensable, dónde vas a ayudar más a gente que de otra manera no podrías. Porque yo creo que nuestra generación, a diferencia de otra, tiene inquietud de la trascendencia del trabajo que estamos realizando. No creo que seamos una generación ajena a eso, a que nos dé lo mismo a qué le dedicamos la vida. 

Yo creo que tenemos la inquietud de preguntarnos a qué le queremos dedicar la vida. Invito a ponderar esa pregunta. Y de ahí que cada uno con su propio discernimiento responda a esa pregunta y que vea desde qué vereda hace su aporte. Nuestra generación no puede ser indiferente a ese cuestionamiento. Salir al mundo laboral y no hacerse esa pregunta, deja un poco coja la opción profesional de nuestra generación. Ahí ver dónde impacto más, dónde mi trabajo ayuda más a la sociedad".

Si te interesa conocer las recomendación para administrar una empresas sociales, puedes leer el manual aquí.