31 de diciembre

Por Claudio Barrera Astorga | 2016-12-01 | 07:00

Hace calor. No podemos acompañarla hacia dónde va. Nos despedimos y dejamos el parque para luego encontrarnos en familia, como de costumbre, a recibir el 2002. Esta vez lo hacemos sin picoteo ni arreglado de durazno con Pap. Sin levantar la vista del plato cenamos rápido y en silencio, cuestionando el futuro. A la distancia se escucha el conteo de los vecinos: estamos a segundos, sin embargo, no siento el descorchar de champagne ni la canción nacional ni los fuegos artificiales. Es triste sin la abuelita. Ya no recuerdo los abrazos de mis tíos y primos.