No demostré ser su mejor amigo

Por Julio Pérez | 2017-01-13 | 07:00

Le propinaron dos patadas para apartarlo de la perrita que intentaba preñar. Me sorprendió tanto el descerebrado que perpetró el abuso, como mi propia cobardía. Al perro lo conozco de cachorro, y me duele recordar cuán indiferente fui. Más considerando que es el mismo can quien no me deja olvidar: porque desde entonces a donde voy me sigue: y no por comida o mendigar caricias, ya que ambas cosas me las rechaza. Solo me sigue.

A veces, cuando me asomo por la ventana, lo veo mirándome desde el otro lado de la calle. No sé qué quiere, pero me atormenta.