El mate

Por Fabián San Martín | 2017-01-16 | 07:00

El líquido corre silente por la bombilla de plata, penetrando tierra fértil de palabras y desvelos. La yerba se hincha como el pecho de un zorzal: uno, glup, dos, glap, tres, glup, se oye desde distintos lugares de la tierra. La espuma abre sus millares de ojos, escalando lentamente por la pared de loza saltada. Estalla el perfume de cedrón y entonces la primera idea da inicio a un nuevo día.