Mi universo

Por Gonzalo Vergara | 2017-06-07 | 07:00

En ese momento, él la miró a los ojos, y titubeando le dijo que su amor por ella era como el universo: infinito.

Ella lo entendió perfecto: en esa inmensidad habían estrellas brillantes, cálidas, pero distanciadas, pues el espacio es frío, distante, estéril. Por más que existan desde enanas rojas hasta gigantes azules, el resto del espacio es oscuro y vacío, y en algún momento cada estrella se apagará, las tinieblas gobernarán, los planetas se congelarán, desintegrarán y todo se reducirá a polvo de estrellas, en un vacío y una soledad solemne.

Ella lo besó y se marchó para siempre.