Destacado Concurso de la Infancia
Mi letra cada día se hace más desordenada y fea; ya no hay indicios de que un día atrás era ordenada y redonda. Cada día me levanto de mi cama diecisiete minutos después de que mi alarma suene y marcho al colegio, siempre con la esperanza de verlo en la baranda del último piso con su capucha puesta. Él va en cuarto medio, yo en segundo. Pienso y me odio, porque cada vez que lo hago recuerdo las fotos de él comiendo completo en Instagram y creo que es por eso que mi promedio bajó tres décimas.