Echar a volar

Por Rafael Olivares | 2018-02-26 | 07:00

Su decisión empezó a comentarse rápidamente por el comedor.

–Déjala que sea pájaro, otras lo fueron antes– dijo la de pelo canoso de edad indescifrable.

–Sí, pero ya sabes cómo acabaron– contestó la del tatuaje en el cuello.

–Bueno, cuando no quedan otros caminos no es mala opción echar a volar– comentó la asiática.

Por la tarde ella se encaramó a la azotea trepando por una cañería de desagüe. Abajo, en el patio, las reclusas, alborozadas, le gritaban "pío pío pío pío". Ella no oía nada, su mirada ausente pareció fijarse en un punto del horizonte. Entonces abrió las alas.