Imagen: César Mejías

Despenalización del aborto: Cómo se gestó la gran victoria del feminismo argentino

La aprobación del proyecto de despenalización del aborto en la cámara de diputados argentina, se toma como un gran triunfo del movimiento feminista local. ¿Cómo lograron abrir el debate para cambiar una ley casi centenaria?

Por Francisco J. Lastra @efejotaele | 2018-06-18 | 12:00
Tags | aborto, argentina, política, macri, sociedad, feminismo.
Se estima que cerca de 450 mil argentinas abortan cada año (número que corresponde a un estudio de 2005 y ha sido debatido por agrupaciones pro-vida) y alrededor de 50 mueren por complicaciones (el número preciso es desconocido).

129 votos a favor, 125 en contra. Con el suspenso digno de una trama de ficción, la cámara de diputados argentina aprobó el proyecto de ley que legaliza el aborto hasta las 14 semanas de gestación, con plazos adicionales para casos de violación, malformación fetal y riesgo de vida para la madre.

Un “debate histórico, propio de la democracia”, declaró el presidente Mauricio Macri, cuya coalición conservadora, Cambiemos, se opuso mayormente a la propuesta. “Nos duele como argentinos esta decisión”, señaló por otra parte la Conferencia Episcopal Argentina.

Marcadamente distinta fue la reacción en las calles de grupos feministas, quienes esperaron durante horas la decisión final:

De aprobarse en el Senado, se trataría de la legislación del aborto más progresista de Latinoamérica y el logro más concreto de un movimiento feminista desde hace décadas, pero que en los últimos años se ha convertido en un medio de presión social contra un gobierno que, aunque conservador, no ha podido ignorar sus demandas.

¿En qué estaba Argentina?

La ley de aborto que rige actualmente en el país trasandino, data de 1921 y especifica penas de uno a cuatro años para mujeres que decidan interrumpir sus embarazos, como también para quienes efectúen el procedimiento o cooperen de alguna forma.

La legislación actual permite excepciones: riesgo de vida para la madre, violación y “atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente”, lo que la convirtió en una de las leyes más permisivas de la época. Sin embargo, en la práctica ha sido dificultoso el proceso para acceder a estos permisos, debido al margen de interpretación que permite la formulación del texto.

“El grado de desinformación y confusión sobre la regulación legal de los abortos despenalizados en la legislación argentina es de proporciones difícilmente imaginables”, señala un paper de la agrupación feminista Despenalización. “Esta situación ha llevado a las/os profesionales de la salud, operadores del derecho y otras/os actores de la sociedad civil a confundir la discusión sobre la eliminación de la penalización del aborto en general, con las cuestiones más elementales de implementación de los casos de aborto ya despenalizados desde la década de 1920”, agrega.

Esto se traduce, por ejemplo, en que solo 8 de las 23 provincias argentinas cuenten con protocolos de atención para abortos no punibles.

En cuanto a estadísticas, se estima que cerca de 450 mil argentinas abortan cada año (número que corresponde a un estudio de 2005 y ha sido debatido por agrupaciones pro-vida) y alrededor de 50 mueren por complicaciones (el número preciso es desconocido porque los informes no distinguen entre abortos espontáneos y abortos inducidos).

El feminismo al alza y Macri responde

Aunque indudablemente ganó fuerza y notoriedad gracias a la campaña nacional y luego global #NiUnaMenos, el movimiento feminista argentino ha luchado desde hace décadas por la despenalización del aborto, entre otras muchas causas.

De hecho, el mismo proyecto aprobado data de 2005, cuando fue originalmente presentado por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito, una coalición de grupos sociales, de mujeres y políticos.

El proyecto se presentó en seis ocasiones pero, incluso contando con el apoyo de varias decenas de políticos, nunca pudo llegar a la cámara de diputados. “Hubo presiones de la Iglesia y del gobierno anterior. Se argumentó que aún no estaban las condiciones dadas para dar este debate”, escribe Mariana Iglesias, periodista de El Clarín. La séptima fue la vencida, ¿por qué?

El movimiento #NiUnaMenos, que comenzó a gestarse en Argentina en 2015, fue crucial para que las nuevas generaciones de argentinas -sin importar su clase social- debatieran sobre los desafíos, problemas y discriminación que sufren, simplemente, por ser del género femenino.

Cientos de miles de mujeres comenzaron a manifestarse en las calles contra la violencia machista y a inspirar movimientos similares en todo el mundo.

Multitudinaria manifestación frente al congreso argentino en 2015. Fuente: El País

El aborto no fue uno de los temas más inmediatos, reconocen líderes del movimiento femenino. “Es notable que en el año 2015, en las primeras movilizaciones de mujeres, ni siquiera se hablaba del aborto, pero esto fue virando con mucha fuerza”, señalaba Sabrina Cartabia del colectivo Ni Una Menos, en marzo, cuando el proyecto ingresó a la cámara de diputados. “Ahora la inmensa mayoría de las mujeres se pregunta por qué esto es ilegal”, agregaba.

Esto se explica por el trabajo de la antes mencionada Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito, uno de los grupos más prominentes dentro del movimiento feminista y que hizo del aborto el tema principal de sus demandas. De hecho, las manifestaciones cambiaron de color, literalmente: del morado de #NiUnaMenos al verde asociado a la campaña por la despenalización del aborto.

La presión social fue demasiada para que incluso el gobierno de Macri, de tendencia conservadora y que cuenta con solo 2 mujeres ministras, pudiera evitarla. El proyecto ingresó finalmente en marzo y Macri dio libertad a los diputados de su coalición para votar.

“Como dije más de una vez, estoy a favor de la vida”, twitteó en el momento el presidente argentino, “pero también estoy a favor de los debates maduros y responsables que como argentinos tenemos que darnos. Por eso, vemos con agrado que el Congreso incluya este tema en su agenda de este año”.

Respecto a la tolerancia del gobernante y su gabinete, el movimiento feminista es escéptico. "Yo no le creo nada. Él es el representante del ajuste más brutal de los últimos años de este país", señala Sofía Veliz, activista feminista.

Actualmente la evaluación ciudadana de la imagen de Macri se halla en su punto más bajo desde que asumió, por lo podría interpretarse como una maniobra política de su parte para capitalizar apoyo del masivo movimiento feminista. Su apertura al debate, al menos, ha sido valorada por el 75% de los argentinos como positiva.

El siguiente paso

El debate sobre el aborto está aún lejos de terminar. El proyecto ahora tendrá que ser aprobado por el Senado, de tendencia más conservadora y que tampoco podrá ignorar a los pro-vida, quienes también se han organizado en multitudinarias protestas por todo el país.

Recordemos que Argentina sigue siendo un país mayormente católico y la Iglesia ha sido inflexible en su posición. El mismo Papa Francisco, cuando era líder de la iglesia argentina, se opuso vigorosamente al aborto incluso en casos de violación.

El presidente argentino, sin duda, jugará nuevamente un rol decisivo, ¿cederá a las presiones de su partido o a las manifestaciones sociales?

¿Crees que Chile podría adoptar una legislación similar en el futuro?