El ex CEO de la famosa compañía de sopa Campbell, Doug Conant, contó a Harvard Business Review que escribió a mano alrededor de 30.000 notas de agradecimiento a sus empleados cuando trabajaba en la empresa. ¿Por qué el líder de una compañía tan grande se dedicaría a hacer esto? Según el propio Conant, de esta forma les hacía saber que estaba personalmente prestándoles atención y celebrando sus logros. Todo esto ayuda a crear una cultura de gratitud en la empresa.
¿Qué es la cultura de la gratitud? Esta se basa en la idea de que reconocer las cosas buenas en nuestras vidas y decir “gracias”, puede ser beneficioso no sólo para nuestro entorno, sino también para nosotros mismos, ya que el aprecio inspiraría conexión y autenticidad en la gente. De acuerdo al profesor de psicología de la University of California, Robert Emmons, la gratitud es un requerimiento humano básico, y ya que pasamos la mayor parte de nuestro tiempo en la oficina, dar y recibir las gracias en el trabajo se vuelve muy importante.
Los estudios vinculan la gratitud y el aprecio en una empresa con menor estrés, mayor satisfacción con nuestros empleos y hasta menos días de licencias médicas. Esperen, ¿menos licencias médicas? Sí, según un estudio publicado en la revista Personality and Individual Differences, las personas que sienten gratitud experimentan menos dolores y reportan sentirse más saludables que otra gente. Son también más propensos a cuidar su salud, ejercitar y hacerse chequeos médicos regulares, lo cual contribuiría a que se tiendan a encontrar más saludables.
La gratitud también disminuye la agresión en nuestro ambiente laboral, según otro estudio. Es más factible que quienes sienten gratitud se comporten de buena manera, incluso cuando su entorno es menos amable. “La gratitud es más que solo sentirse bien”, dijo Nathan DeWall, quien lideró la investigación, “ayuda a que la gente sea menos agresiva al aumentar su empatía. Es una emoción de iguales oportunidades. Cualquiera puede experimentarla y beneficiarse de ella”.
Por otro lado, investigadores de la Universidad de Pennsylvania descubrieron que los líderes que más gratitud demostraban, motivaban a sus empleados a ser más productivos, según cita la revista Forbes. En un estudio en el que lo participantes debían realizar llamados para recaudar fondos, los empleados a quienes sus jefes les dieron las gracias hicieron un 50% más de llamados que sus colegas.
Pero, ¿qué es la gratitud exactamente? ¿Es sólo decir “gracias”? La psicóloga y profesora de la Universidad de Rutgers, Nancy Fagley, definió el aprecio, un concepto cercano a la gratitud, como “reconocer el valor y el significado de algo: un evento, un comportamiento, un objeto; y sentir una conexión emocional positiva hacia eso”. Un poco más adelante está el concepto de la gratitud, el cual es descrito por expertos como algo que se experimenta cuando recibimos una acción positiva intencional, costosa y voluntaria de otra persona hacia nosotros.
La gratitud, por lo tanto, va más lejos que el aprecio, ya que se trata no sólo de reconocer las cosas que tienen valor para nosotros, sino los esfuerzos ajenos a nosotros mismos que impactaron en esas cosas, como los de la gente que nos rodea.
El doctor Michael E. McCullough de la Universidad de Miami, describió la gratitud como el sentimiento que acompaña a la amistad. “Es parte de un sistema psicológico que causa que la gente aumente la percepción de cuánto valen frente a los ojos de otra persona. La gratitud es lo que pasa cuando alguien hace algo que permite que te des cuenta que le importas más de lo que pensabas”.
“Tendemos a pensar en las organizaciones como lugares transaccionales donde se supone que eres ‘profesional’”, dijo Ryan Fehr, profesor asistente de gestión en la Universidad de Washington, Seattle, quien publicó un paper al respecto. “Podemos pensar que es poco profesional llevar cosas como el perdón, la gratitud o la compasión al lugar de trabajo”.
En esto también influye el hecho de que la cultura laboral de muchos lugares está basada en la crítica y en siempre encontrar aspectos en el trabajo de otros para mejorar, en vez de agradecer o reconocer lo que se ha hecho bien. En el documento, el profesor cita a los autores McCraty y Childre señalando que ante la “ausencia de esfuerzos conscientes por involucrar, construir y sostener percepciones y emociones positivas, automáticamente caemos presa de sentimientos como irritación, ansiedad, preocupación, frustración, juicios, dudas y culpa”.
Todo esto puede sonar muy bien en teoría pero, ¿cómo llevamos la cultura de la gratitud a la práctica en nuestros entornos laborales? A continuación, te dejamos algunas ideas:
En resumidas cuentas, parece que el simple acto de reconocer las cosas buenas y hacérselas saber a nuestro entorno, trae más beneficios que el estar constantemente criticando y viendo el lado malo de las cosas. Pero para que la práctica funcione, debemos ser honestos, específicos y transparentes respecto a lo que sentimos y a quienes nos inspiran estos sentimientos. ¿Crees que es difícil o es sólo cuestión de proponérselo? En El Definido te invitamos a intentarlo y ver qué sucede.