Imagen: Cesar Mejías

"Todos creen que me peino con este tema, ¡pero soy un fraude!": el fenómeno del impostor y cómo superarlo

Si Neil Armstrong se siente un impostor, ¿cómo no vamos a sentirlo nosotros? Esa sensación de inseguridad en que nos concebimos como un fraude, cuando el resto nos valora como expertos en algún tema, es mucho más común de lo que crees.

Por Vale Lopresti Fuenzalida | 2018-08-24 | 07:00
Tags | impostor, fraude, inseguridad, exponer.
Como primer paso de cualquier terapia o proceso de recuperación, lo más importante es identificar que la sensación de ser un fraude, un charlatán que no quiere ser descubierto, es solo eso, una sensación y no un hecho.

Durante mi época de estudiante universitaria, fui ayudante en varios ramos de mi carrera. Siempre buscaba los ramos que eran más de corrección que de realizar clases a los alumnos, porque cuando me tocaba hacerlas, sufría un montón. Me daba pánico que en cualquier momento se dieran cuenta que, en verdad, no tenía idea de lo que estaba haciendo, de que era un fraude. Aunque no lo fuera.

Así me ha pasado en distintos momentos de mi vida; sentir que estoy engañando a los demás con habilidades que en realidad no son tan increíbles. Y me sentía sola en este sentimiento. O eso fue hasta que leí una anécdota que contó uno de mis escritores favoritos, Neil Gaiman (espero que lo conozcan por libros como Neverwhere, American Gods o Coraline, si no, partieron a googlearlo). ¿Con qué me encontré?

Si Armstrong lo siente, ¿cómo yo no lo voy a sentir?

Hace unos años, Neil Gaiman fue invitado a una reunión de personas destacadas, donde se encontró con artistas, científicos, escritores y descubridores. Él no entendía por qué estaba en este lugar rodeado de gente increíble. No se sentía digno ni merecedor de compartir con ellos. Al segundo o tercer día de la reunión, Gaiman comenzó una conversación con un hombre mayor, muy amable y agradable. Ese hombre era Neil Armstrong, el primer hombre en pisar la Luna. Armstrong señaló a toda la gente que estaba en la sala y dijo: “Solo miro a estas personas y pienso, ¿qué diablos estoy haciendo aquí? Han hecho cosas increíbles. Yo simplemente fui donde me enviaron”. A lo que Gaiman respondió: “Sí, pero fuiste el primer hombre en la Luna. Creo que eso cuenta para algo”

Gaiman no podía salir de su impresión al darse cuenta de que tanto él como Armstrong estaban sintiendo lo mismo, y eso lo hizo sentir un poco mejor, “porque si Neil Armstrong se sentía como un impostor, tal vez todos lo hicieran”.

Y a mí también me hizo sentir mejor que alguien tan creativo como Neil Gaiman, o tan históricamente importante como Neil Armstrong, sintieran que sus méritos no son suficientemente buenos, que compartimos un sentir. Y eso queridos amigos, es lo que se conoce como síndrome del impostor.

Un 70% de las personas lo han sentido

La expresión “fenómeno del impostor” fue usada por primera vez en el año 1978, cuando las doctoras Pauline R. Clance y Suzanne A. Imes, se encontraban realizando un estudio a 150 mujeres exitosas. Luego de hacer una serie de entrevistas, se dieron cuenta que todas ellas contaban con éxito laboral y reconocimiento de sus pares, pero a pesar de esto, seguían subvalorando sus habilidades y sus logros. Así describieron este fenómeno como una experiencia individual de falsedad intelectual.

En estudios posteriores, se dieron cuenta que este síndrome era más bien un fenómeno, es decir una experiencia, por lo que no se podía catalogar de desorden mental, y que no era discriminador. ¿A qué me refiero? A que puede afectar a todos, aunque se ha visto que las mujeres y los grupos minoritarios, son más propensos a sufrirlo.

La psicóloga clínica Jaruwan Sakulku, señaló en su artículo The Impostor Phenomenon (2011), que se estima que un 70% de las personas lo experimentan por lo menos una vez en sus vidas, es decir, si están en un lugar con diez personas, por lo menos siete podrían compartir los momentos en que se han sentido impostores.

¿Qué tipo de impostor eres?

Pero esto no es suficiente, claro que no. Además de identificar este fenómeno, se han logrado señalar algunas variantes. Valerie Young, experta en el tema, se basó en la investigación inicial de Clance e Imes y luego de años de estudios, descubrió tipos de competencias que permiten identificar malos hábitos o patrones que afectan negativamente y desencadenan el fenómeno.

Dentro de estos subgrupos podemos encontrar:

  • El perfeccionista: son personas que tienden a fijar metas excesivamente altas y llegan a dudar de sus capacidades cuando no logran alcanzarlas. Siempre creen que pueden lograr más o que pueden hacer las cosas mejor.
  • La supermujer/el superhombre: así como lo imaginan por su nombre, son personas que se esfuerzan por trabajar cada vez más para dar la talla, pero esto es solo una máscara para cubrir sus inseguridades. La sobrecarga laboral puede dañar no solo su salud mental, sino que también su relación con otros.
  • El genio natural: ¿qué espera este personaje? Bueno, espera que el esfuerzo que le pone a las cosas sea menor a las habilidades que necesite para lograrlo. Entonces, si se tiene que esforzar mucho o si no puede lograrlo en el primer intento, se frustra porque asume que no posee las habilidades necesarias.
  • El individualista resistente: al igual que los demás tipos, este sufre cuando tiene que pedir ayuda, porque cree que se revelará como un fraude.
  • El experto: este tipo de competencia está llena de personas que creen haber engañado a sus jefes para lograr ser contratados, y tienen el temor constante de ser expuestos como inexpertos.

¡Se puede superar!

En una charla que realizó para TEDNYC Idea Search 2017, Valerie Young comentó que lo más importante que debía hacer una persona que se siente como impostor, es reconocer que las personas que no se sienten impostores (los no-impostores) no son más inteligentes o capaces que ellos. La única diferencia entre ambos grupos es que piensan distinto. Entonces, según Young, debemos reformular nuestros pensamientos hacia una forma de “no-impostor”, es decir, aceptando que no es posible ser excelente o sobresalir en todo. De esta manera, se logran cambiar nuestros sentimientos (también planteó los diez pasos para lograrlo).

¿Fácil? No. Pero no porque sea complejo vamos a dejar de intentarlo. Y como sé que somos muchos los que estamos aquí luchando con esto (yo lo hago mientras escribo este artículo), les dejaré algunos tips para poder superar día a día este fenómeno del impostor:

  • Partamos por lo obvio: reconocerlo. Como primer paso de cualquier terapia o proceso de recuperación, lo más importante es identificar que la sensación de ser un fraude, un charlatán que no quiere ser descubierto, es solo eso, una sensación y no un hecho (porque ojo, el verdadero impostor nunca se siente que es un impostor).
  • Reformula tus pensamientos. Así como lo recomienda Valerie Young: una vez que reconozcas esa duda en tus habilidades, reorganiza tus pensamientos y llévalos a valorar esas habilidades. Por ejemplo, si te pidieron hacer algo a última hora y salió bien, en vez de pensar que fue una cosa poca que acomodaste rápidamente, piensa que eres bueno organizando y trabajando bajo presión, logrando excelentes resultados.
  • Ten en cuenta que no estás solo. Para mí esto es lo más importante: saber que un 70% de las personas sufren esto. ¡Somos un montón de supuestos impostores tratando de superarlo! De seguro si le preguntas a algún amigo si se siente como un fraude que será descubierto en cualquier momento, lo más probable es que te dirá que sí, que lo siente gran parte del tiempo.

Sin importar la profesión, oficio u ocupación que tengas —doctor, escritor, actor, periodista, padre o madre- muchos dudamos de nuestras habilidades, e incluso las menospreciamos. Pero lo importante no es ser descubiertos como los charlatanes que nos sentimos, si no darse cuenta de que esa vida de impostor puede convertirse en un momento impostor y, eventualmente, desaparecer.