Imagen: César Mejías

4 mitos desterrados sobre la memoria que son un salvavidas para los distraídos

¿Quedaste en juntarte con un amigo pero no llegaste? ¿Se te olvidó sacar las llaves de tu casa y te quedaste afuera? En El Definido decidimos adentrarnos en cómo funcionan nuestras mentes y recordarte que no todos los mitos sobre la memoria son ciertos.

Por Natalia Pumarino | 2018-10-24 | 11:50
Tags | memoria, cerebro, ciencia, productividad, recuerdos, entrenamiento, salud
“Todos tenemos buena memoria, el problema es que nadie nos enseñó a usarla” (Nelson Dellis, cuatro veces campeón nacional en competencias de memoria y activista contra el Alzheimer).

*Esta nota fue originalmente publicada en octubre.

A menudo sufrimos diversos olvidos cotidianos y nos disculpamos diciendo, “perdón, es que tengo súper mala memoria”, o “pucha, es que tengo la cabeza saturada”, con cara de resignación. Según los expertos, no deberíamos resignarnos, ya que estos son mitos que nos han repetido constantemente sobre la memoria, y que podríamos cambiar con un poco de esfuerzo y práctica. ¡Veamos cómo!

“Tengo mala memoria y soy más `volada´ que el resto”

El que nos haya “tocado” tener mala memoria, es el mayor mito sobre este tema, según Nelson Dellis, cuatro veces campeón nacional en competencias de memoria y activista contra el Alzheimer. La diferencia entre recordar y olvidar, no es que no podamos sacar la información de nuestra cabeza, sino que debemos ponerla en ella de una manera memorable, y cualquiera puede trabajar en eso.

Por ejemplo, Joshua Foer, un periodista que cubrió el U.S. Memory Championship, pasó de observador a campeón tras entrenar solo un año, y plasmó su experiencia en su libro Moonwalking With Einstein.

Todos tenemos buena memoria, el problema es que nadie nos enseñó a usarla”, explica Dellis al medio Fast Company. “La gente cree que la memoria es estática cuando en realidad es dinámica, con la posibilidad de expandir, fortalecer y pulirla con un poco de técnica y trabajo”, señala.

En esto lo respalda una investigación del Centro Médico de la Universidad de Radboud, Holanda, el cual estudió los cerebros de 23 campeones mundiales de concursos de memoria, demostrando que no tienen nada de especial en lo que respecta a su anatomía, pero sí muestran variaciones en sus conexiones, las cuales se pueden trabajar.

Para la investigación, personas que tenían capacidades de memoria descritas como “típicas”, pasaron 40 días entrenando por 30 minutos al día usando una técnica de mejora estratégica de memoria, y en ese período aumentaron su capacidad a más del doble, pasando de recordar un promedio de 26 palabras de una lista de 72, a recordar 62. Cuatro meses más tarde, sin seguir entrenando, su capacidad para recordar cosas se mantenía alta, según explicó el estudio.

“No sólo puedes inducir un cambio en el comportamiento, el entrenamiento también induce patrones de conectividad cerebral similares a aquellos vistos en atletas de la memoria”, afirma al respecto Martin Dresler, profesor asistente en la Universidad de Radboud.

“Mi cerebro está copado de información. ¡No cabe nada más!”

Cuando las competencias de memoria comenzaron, los expertos pensaron que era imposible retener más de 20 dígitos y repetirlos en voz alta. “El récord ahora está por sobre los 450 dígitos”, explica Dellis. “Los límites se siguen rompiendo. No se trata tanto de la cantidad que la mente puede retener, se trata de cuánto tiempo y deseo tienes”.

El cerebro sí tiene un límite, pero está mucho más allá del alcance de cualquier persona, según Paul Reber, director del programa de Cerebro, Comportamiento y Cognición en Northwestern University.

El cerebro humano consta de unos mil millones de neuronas, y cada una forma cerca de 1.000 conexiones con otras neuronas, alcanzando más de un billón de conexiones. Si cada neurona ayudara a almacenar un solo recuerdo, quedarse “sin espacio”, como en nuestros teléfonos, podría ser un problema, explica el experto a la revista Scientific American. Pero las neuronas se combinan para que cada una ayude con muchos recuerdos a la vez, aumentando exponencialmente la capacidad de almacenamiento de la memoria a alrededor de 2,5 petabytes (o un millón de gigas), si continuamos con la metáfora de los teléfonos.

Si tu cerebro grabara la televisión, tendrías que dejarla encendida por más de 300 años, día y noche, para que se le acabara el espacio, señala.

“Estoy viejita, tenme paciencia”

No son necesariamente los años los culpables de que andemos distraídos y olvidándonos de cada vez más cosas, según dijo la doctora y neuropsicóloga Joanna Iddon, co-autora del libro Memory Boosters, al medio británico The Mirror.

“En un reciente estudio a adultos saludables, el promedio de olvidos cotidianos, como poner el jarro del café en el refrigerador, era de alrededor de seis por semana, independiente de la edad, género o inteligencia”, explicó la experta. “De hecho, eran las personas más jóvenes y ocupadas las que resultaban las más distraídas”.

Así que los años al parecer no serían los culpables de que hayas olvidado tu chaqueta en la oficina o que te hayas tenido que devolver a tu casa porque se te quedó el pendrive con la presentación que debías hacer, sino que probablemente esto va de la mano de otros factores relacionados a tu estilo de vida.

“Es que no tengo memoria visual…”

Algunas personas prefieren oír las cosas en vez de verlas y a otras les gusta escribir para enfocarse, pero si crees que tienes que aprender con un método visual para tener buena memoria, estás equivocado, dice Dellis.

Más que “ver” se trata de “visualizar” lo que queremos recordar. ¿Y cuál es la diferencia? La visualización sí puede incluir todos los sentidos. “¿A qué te recuerda algo cuando lo ves en tu mente?”, pregunta Dellis. “Puedes pensar en un olor, un sonido, o en el tacto. Abarcar todos los sentidos para agregar emoción para marcar una imagen mental. Todos podemos hacer eso, independiente de cómo aprendas”.

Esto va de la mano con el estudio realizado por Dresler, en el cual los participantes fueron entrenados con el método loci, que es empleado por la mayoría de los campeones de memoria. Usando esta estrategia, los ítems de una lista a memorizar son asociados a un lugar que la gente recuerde bien, como la casa en la que crecieron o su departamento, y las personas que están entrenando “navegan” el lugar recordado mientras memorizan la lista.

Para comenzar a entender cómo los patrones de conectividad en los cerebros de campeones de memoria influyen en su capacidad para recordar cosas, Dresler y sus colegas observaron las 25 conexiones que diferencian más a los atletas de la memoria de otros individuos, mediante escáners cerebrales. Descubrieron centros de conectividad en dos regiones del cebero. Uno, el córtex prefrontal medial, es una de las zonas que es sabido que se activa cuando la gente relaciona nuevo conocimiento a conocimiento previo; mientras que el otro, el córtex dorsolateral prefrontal, es conocido por estar involucrado en los esfuerzos por aprender estratégicamente. Así que el mito está derribado: aprendiendo estratégicamente, podemos activar nuestra memoria.

“OK, ¡entréname!”

¿Y cómo lo hago si quiero comenzar a activar y entrenar mi memoria? En esta página (aquí otro sitio en inglés, si quieres profundizar) se explica mejor el método loci por si quieres convertirte en un atleta de la memoria, o simplemente mejorar tus habilidades diarias.

De la mano de la visualización, van también los consejos del doctor Andrew Johnson, especialista de memoria y catedrático en psicología en la Universidad de Bournemouth. “A la hora de tener un examen, le recomiendo a mis estudiantes visualizar el lugar en el que estuvieron estudiando como una ayuda de memoria”, señaló, recordando que visualizar incluye todos nuestros sentidos, como los aromas o sonidos del lugar. “La mejor forma de ‘consolidar un recuerdo’ es repasar la información justo antes de irte a dormir”, añade. “Esto ocurre porque hay menos recuerdos ‘nuevos’ interfiriendo, así que te acordarás mejor al día siguiente”.

De acuerdo al medio Fast Company, también olvidamos cosas porque tenemos nuestra memoria a corto plazo algo saturada. Para “liberar espacio en ella”, deberíamos usarla sólo para lo que debemos recordar en el instante, y almacenar mejor el resto de la información. Los expertos sugieren realizar todos los días una lista de tareas que se “deben hacer” hoy y no pueden ser pospuestas, y mantenerla con un máximo de cinco. Entre más hagamos antes de la hora del almuerzo, menos cosas estarán acumulándose en nuestra memoria de corto plazo, permitiéndonos recordar de manera más eficiente.

¿Y si quiero entrenar más profesionalmente? El sitio del Campeonato de la Memoria de Estados Unidos, ofrece diversos recursos para estudiar y preparar nuestra memoria, tanto para la cotidianeidad como para competencias más exigentes. Su “Bootcamp para el cerebro” enseña a memorizar una baraja de cartas, nombres y rostros y hasta discursos y poemas, explicando de paso cómo funciona nuestra memoria.

En cualquier caso, las noticias son positivas, podemos trabajar en mejorar nuestra memoria de diversas formas y así fallarle menos a los amigos que olvidamos ver, o dejar de echarle sal al café porque la guardamos en un lugar distinto y se nos olvidó. Quién sabe, quizás incluso seas el próximo campeón en unos Juegos Olímpicos de la Memoria.

¿Cómo anda tu memoria?