Los mejores y peores conductores del mundo ¿Cómo andamos por casa?

Rumbo a nuestras vacaciones, no falta el chofer adelantando en doble línea continua, otro cuya pista favorita es la izquierda (bien por debajo del límite de velocidad) y ese que usa la bocina para comunicarse en código morse, pero ¿qué tan bien o mal manejamos en relación a otros países?

Por Bruno Carrillo | 2013-09-16 | 10:32
Tags | accidentes, automovilistas, autos, tránsito, tráfico, vehículos, choques, peatones, choferes, mundo, educación vial, infraestructura
"Para el año 2030, los accidentes de tránsito serían la quinta principal causa de muerte en el mundo"

A menudo manejando en las calles de nuestro país (y especialmente en estas fechas), nos sorprendemos con las peripecias y maniobras de los automovilistas alrededor nuestro, a tal punto que llega a dar la impresión de que no es un ser humano el que está al volante, sino alguna otra especie de mamífero, probablemente rosado y redondo o un rumiante de manchas blancas y negras. 

Que usó la berma para adelantar, que se pasó una luz roja (acción que a menudo se observa con indignación y shock), que me tiró el auto encima mientras hablaba por celular… la lista es interminable y saca a flote ya sea el talibán del manejo o el director de tránsito que todos llevamos dentro, olvidando que muchas veces hemos sido nosotros mismos los protagonistas de alguna acción digna de los Dukes de Hazard. 

De ahí que nazca la pregunta: ¿Qué tan bien o mal manejamos los chilenos en comparación con otros países? Observando estudios a nivel internacional y comentarios sobre las numerosas listas con los peores conductores del mundo, la respuesta es: no tan bien como los mejores, pero mucho mejor que los peores. 

Los más letales

Al año, se estima que 1.3 millones de personas mueren producto de accidentes de tráfico alrededor del mundo, a menudo causados por la laxa fiscalización de las reglas de tránsito en algunos países o la pobre capacitación que tienen los conductores. A tal punto que un estudio organizado por Bloomberg Philanthropies en asociación con la OMS (Organización Mundial de la Salud) estimó que para el año 2030, los accidentes de tránsito serían la quinta principal causa de muerte en el mundo, detrás de enfermedades como el VIH y complicaciones cardíacas y cerebrovasculares. 

En el estudio, se publicó un mapa del mundo señalando los países con más muertes automovilísticas, siendo el mayor China, seguido por India, Rusia, Brasil y Egipto. 

Si creías que el tráfico de fiestas patrias era de temer, China es un absoluto desastre. Siendo un país con un boom económico aceleradísimo, a menudo se da el (un tanto exagerado) ejemplo de que muchos campesinos saltaron de la yunta de bueyes al Ferrari. En cualquiera de las grandes ciudades, te puedes ver dentro de un taxi donde el conductor está hablando por celular, fumando y viendo películas o series en la pantalla instalada en el tablero mientras te lleva donde le pediste. ¿Los atochamientos? Monumentales. Imagínate estar atrapado una semana y media en un taco de cien kilómetros.

En India hay relajadísimas reglas para obtener licencia de conducir; la BBC publicó un video donde muestran el examen práctico, que constaba de manejar algo así como 500 metros, dar un par de curvas y ¡voilá! Pasaste tu examen. Es común el que la gente pague dinero para obtener la licencia sin siquiera dar la prueba. Resultado: al igual que en China, apenas hay respeto por las reglas del tránsito y la bocina es el medio más común para comunicarse al conducir. A esto, súmale pobrísima infraestructura vial y además innumerables vacas sagradas en las calles y tienes un excelente escenario para un popurrí de accidentes de tránsito. Situación que se repite en varios países del sudeste asiático, especialmente Vietnam.

Rusia es probablemente el caso con los accidentes mejor registrados del mundo. Debido a la cantidad y frecuencia de éstos y también para prevenir incidentes con la fuerza policial (a menudo percibida como violenta y corrupta), las cámaras de video instaladas en el tablero del vehículo son muy comunes. De ahí que haya compilados de accidentes de tránsito rusos que duran una hora y media, como este (atención, el video puede contener imágenes fuertes no necesariamente aptas para espectadores sensibles). 

Mientras que en Chile el número de muertes por accidentes de tránsito relacionadas al consumo de alcohol fue de 148 en 2012 (28% menos que el año anterior, luego de que entrara en funcionamiento la ley de tolerancia cero), en Rusia este número fue de 2100, casi el doble, ajustado la cifra al tamaño de su población. 



Países con mayor número de muertes en accidentes de tránsito. Bloomberg Philanthropies.

¿El mejor portado de la clase?

Si bien en términos del menor número de accidentes por 100,000 habitantes, los Países Bajos, Suecia y el Reino Unido están dentro de los líderes, la mayoría de las encuestas de opinión señalan que Alemania se lleva el galardón de los mejores conductores. 

¿Cómo lo hacen? Con una cultura del manejo que comienza desde que se prepara para el examen. No solo hay que tomar un exigente curso obligatorio para rendir la prueba (14 módulos teóricos y al menos 12 prácticos), sino que además hay que tomar un curso de primeros auxilios. Y, como si fuera poco, todo el proceso puede costar entre 1,000 y 2,000 euros (entre 675,000 y 1,350,000 pesos).

El gran pero

Sin embargo, incluso en Alemania los casos de gente furiosa al volante son abundantes. A menudo se dice que todos los alemanes llevan un policía dentro, y si haces algo mal te lo van a hacer saber. ¡Esto incluye improperios, vilipendios y gestos poco apropiados!¿Te suena familiar? 

Japón tiene un proceso similar a Alemania en términos de obtener la licencia de conducir, y encima de todo es un país con una cultura extremadamente cortés y respetuosa. Pero a la hora de estar tras el volante, parecieran transformarse completamente: amigos de la bocina, no es raro verlos "comerse" una luz amarilla, naranja y hasta roja o tirarte el auto encima.

Al parecer, el stress de conducir, sumado la protección de nuestra pequeña fortaleza con ruedas y la distancia emocional que sentimos hacia los otros conductores (que vemos sólo como "otros autos") crean las condiciones ideales para sacar los instintos más primitivos de los choferes.

¿Y dónde quedamos nosotros?

Si bien conductores prepotentes, agresivos y descuidados va a haber aquí y en la quebrada del ají, en mi opinión, dentro de todo, los chilenos no lo hacemos tan mal. Sí, conducir bajo la influencia del alcohol y/o a alta velocidad siguen siendo actitudes recurrentes en nuestra sociedad, pero al menos ya se comenzó a tomar cartas en el asunto con la ley de tolerancia cero y se endurecimiento del examen de conducción. Mientras, organizaciones como Bloomberg Philantropies están intentando incentivar a los países en proceso de desarrollo que hagan campañas para disminuir la cantidad de accidentes.

En Chile tenemos, por lo general, relativamente buena infraestructura vial, y el hecho de que nos salte el policía que llevamos dentro cada vez que vemos a alguien vulnerando las leyes del tránsito es un indicador de que la base sobre la que partimos no es mala. Cabe recalcar que en Chile se obedecen los semáforos y también se tiende a respetar los pasos de cebra, lo cual no es necesariamente común en nuestro continente ni en el resto del mundo en desarrollo. 

A la hora de respetar las leyes del tránsito y tener una buena experiencia de manejo, siempre se puede mejorar, pero más que intentar cambiar cómo conduce el resto del mundo a costa de bocinazos (ve aquí los estragos que causa este ruidoso método), probablemente lo nos beneficiaría más sería trabajar en nuestra propia forma de reaccionar ante las "barbaridades" que la gente alrededor nuestro comete

Marco Canepa, editor general de este diario, publicó una excelente columna hablando de cómo reconocer los propios errores nos puede llevar a ser un poco más tolerantes con los demás, y si teniendo esto en mente podemos minimizar o evitar pasar enojos, rabias y amarguras cuando estamos al volante (o incluso como peatones), los principales beneficiarios somos nosotros. A fin de cuentas, ¿qué es mejor? ¿Llegar a la casa furioso y pasar horas hecho un energúmeno porque alguien me miró feo y no me dio la pasada, o llegar a la casa a relajarse, compartir con la familia, pareja, amigos o mascota y dejar los acontecimientos viales en la calle? 

¿Cómo encuentras que manejamos los chilenos?