Imagen: César Mejías

Cerveza, plátano y arroz podrían desaparecer por el cambio climático. ¿Cómo se trabaja para recuperarlos?

Si bien no vivimos de chocolate o palta, hay alimentos que están en riesgo tan vitales como el arroz, la papa o el maíz. ¿Estamos de brazos cruzados esperando que el desastre acontezca? ¡No! Los mejores biotecnólogos trabajan arduamente para superar la crisis.

Por Daniel Norero @danielnorero?lang=es | 2019-03-11 | 07:00
Tags | cambio climático, cerveza, plátano, arroz, palta, alimentos, biotecnología
Nadie se va a morir por comer menos chocolate, o tomar menos café o cerveza en países desarrollados, sin embargo, altas pérdidas en alimentos básicos (como arroz, papa o maíz), podrían generar problemas serios en la seguridad alimentaria de países pobres.

¿Por la mañana disfrutas de un rico y energizante café? ¿Amas el chocolate y toda la repostería que lo lleva en sus recetas? ¿No podrías renunciar a la suave palta en tus platos? ¿Ni tampoco olvidarte de una deliciosa y fría cerveza los fines de semana? Lamento traerte malas noticias, pero algunos de estos alimentos podrían desaparecer de las góndolas de supermercados y ferias en un par de décadas, y en algunos casos, enfrentar cierta escasez en su disponibilidad que terminaría aumentando considerablemente sus precios. ¿Y cuál sería la causa detrás de esto?

Nada más y nada menos que los efectos del cambio climático que están aumentando la temperatura promedio en varias regiones del planeta, haciendo cada vez más frecuentes las sequías, tormentas, inundaciones, pérdida de tierras cultivables y cambios bruscos de temperatura. Además, otro factor que agravará aún más el panorama, serán las plagas y enfermedades que afectan a los cultivos agrícolas, las cuales se ven favorecidas en su crecimiento y reproducción bajo condiciones de mayor temperatura.

Deliciosos, ¿y escasos?

El cinturón del chocolate se hará cada vez más estrecho:

La materia prima de tu delicioso chocolate, solo crece en un cinturón a 20 grados al norte y sur de la línea del ecuador (“Zona 20/20”). El cacao es reacio a producir semillas fuera de ese rango y, como te contamos hace un tiempo, se pronostica que el aumento global de la temperatura hará que los suelos dedicados a su cosecha ya no sean aptos hacia 2050. Según un informe técnico, el problema ya será notorio desde 2030, con un fuerte efecto en Ghana y Costa de Marfil, países que producen la mitad del cacao mundial. Por otra parte, el cacao producido en el continente americano ya ha reducido drásticamente su producción debido a dos problemáticos patógenos, los cuales presentan una amenaza global para su cultivo.

Un hongo amenaza a los cultivos de café:

Muy parecido a la situación del chocolate, la especie de café arábiga (que representa el 70% de la producción mundial del cultivo) podría desaparecer hacia fin de siglo por la reducción severa de sus zonas aptas para cultivo, debido a la acción del cambio climático; y lo mismo podría ocurrir a gran parte de las 124 variedades silvestres de café. Además, otra amenaza es la roya, un hongo que se identificó en 1985 y que el clima actualha convertido en un problema importante en las zonas productoras de Centro y Sudamérica.

Bananacalipsis:

El plátano más popular en el mundo es la variedad Cavendish, el clásico de color amarillo que de seguro has disfrutado desde la niñez. Curiosamente, solo ha sido el más famoso desde mediados de la década de 1960, ya que es resistente a una cepa del hongo fusarium que extinguió a la variedad más frecuente hasta entonces, el plátano Gros Michel, mucho más dulce que el plátano actual. ¿El problema? Nuevas cepas resistentes del mismo hongo ya están devastando la variedad Cavendish en África, Medio Oriente, Asia y Australia. Según los expertos, es cosa de tiempo para que llegue a Latinoamérica y su producción sea inviable, ya que el hongo pudre la planta desde adentro y no existen métodos de control (los agricultores deben quemar todas las hectáreas de plantas infectadas).

Palta (o “aguacate” para los amigos del norte):

Si bien no está bajo un riesgo grave como el de los otros tres alimentos descritos, el aumento global de su demanda se combina con la alta necesidad de agua de este cultivo, junto a un escenario de cambio climático que seguirá empeorando las sequías. Esto ya ha afectado en la producción a México, mayor productor mundial del fruto, y otras zonas como California, Australia e incluso Chile.

¡Pero la cerveza no me lo toquen!

Tranquilo, si eres fan de la cerveza y te preocupa mucho más que los otros productos descritos, podrás seguir disfrutándola. Sin embargo, según investigaciones recientes, la producción de cebada (materia prima de la cerveza) se reducirá en casi un quinto a medida que avance el siglo XXI, debido a las mayores temperaturas y sequías. Por otro lado, los países cerveceros como Alemania, Bélgica y República Checa, llegarían casi al 40% de pérdidas. El lúpulo, otro cultivo popular usado para elaborar cerveza, correría el mismo riesgo ya que necesita enormes volúmenes de agua para su cultivo agrícola.

Desafortunados de gran importancia alimenticia

Si bien elegí estos cinco cultivos alimentarios por su popularidad, y en algunos casos urgencia, hay otros alimentos que también sufrirán (aunque en menor grado) los embates del calentamiento global, además de plagas y enfermedades más dañinas, reduciendo su rendimiento agrícola (y hasta el nivel de nutrientes en ciertos casos). Entre ellos se encuentra, por ejemplo, el arroz, trigo, papa, maíz, uva y vinos, pescado y productos marinos, manzana, legumbres, entre otros.

Esto se traduce en que algunos de estos alimentos van a ser más costosos a futuro (para quienes puedan pagarlos). Pero para las personas más pobres, los mismos aumentos de precios pueden significar la salida de un alimento básico en su dieta diaria. En otras palabras, nadie se va a morir por comer menos chocolate, o tomar menos café o cerveza en países desarrollados, sin embargo, altas pérdidas en alimentos básicos (como arroz, papa o maíz), podrían generar problemas serios en la seguridad alimentaria de países pobres o en vías de desarrollo en el hemisferio sur.

Papayas, castañas y naranjas salvadas gracias a la biotecnología

Una de las estrategias en las que ya se trabaja para reducir las pérdidas agrícolas, es el mejoramiento genético de semillas, que se puede hacer por métodos convencionales usados desde hace buen tiempo (como el cruce entre variedades distintas de un cultivo), o métodos modernos mediante biotecnología, que permiten acelerar el proceso de mejoramiento y evitar obstáculos propios del mejoramiento tradicional.

Aquí se incluye la transgenia, que consiste en la inserción de genes específicos de cualquier especie hacia un cultivo agrícola para generar una característica ventajosa de interés, o la más reciente edición genética, en la cual se busca el mismo objetivo pero usando “tijeras moleculares”, que editan el genoma del propio cultivo (por ejemplo, copiando o eliminando un gen).

Un caso de éxito en que se logró evitar la desaparición de un cultivo alimentario mediante biotecnología moderna, ocurrió con la papaya de Hawái. En la década de 1990 un virus sin métodos de control químico estuvo a punto de hacer quebrar a todos los agricultores de papaya de la isla, sin embargo, se salvó por la acción de un científico de una universidad local que desarrolló dos papayas hawaianas transgénicas resistentes al virus; su trabajo salvó a los agricultores y hoy más del 95% de la papaya de la isla es transgénica.


Dennis Gonsalves, fitopatólogo de la Universidad de Hawái y científico a cargo del desarrollo de la papaya hawaiana transgénica/Voanews

Actualmente las autoridades regulatorias de Estados Unidos también están analizando la aprobación de nuevos transgénicos con la misma finalidad. El primero es un castaño americano transgénico (que lleva un gen del trigo), desarrollado por la Universidad Estatal de Nueva York, para darle resistencia contra un hongo que extinguió casi por completo durante el siglo XX a este famoso árbol nativo del medio oeste americano. Los científicos ya tienen 10 mil plántulas modificadas listas para comenzar la recuperación forestal en caso de obtener la aprobación final de las autoridades.

El segundo caso es una naranja transgénica con genes de espinacas (desarrollada por universidades) para otorgarle resistencia a la bacteria causante del “enverdecimiento de los cítricos”, patógeno que no tiene método de control y desde 2005 está devastando todas las plantaciones de esta icónica y apetecida fruta del país del norte.

¡No todo está perdido!

Los anteriores son casos prácticos donde la tecnología ya está en uso real y/o desarrollo experimental avanzado, y sin duda alguna podría aplicarse a los alimentos mencionados. Para suerte de todos, ya hay equipos de científicos trabajando en distintos países en ello.

Por ejemplo, el caso de una universidad australiana que desarrolló una variedad de plátano transgénico resistente al mortal hongo, y además una empresa emergente británica que está buscando el mismo objetivo con edición genética. Para el caso del café y el cacao, aún se está profundizando en secuenciar sus genomas con la finalidad de lograr un mejor “mapa genético” donde trabajar y así poder adaptarlos mejor a mayores temperaturas y darles resistencia natural a enfermedades. En el caso del cacao, ya se está usando edición genética para lograr ambos objetivos.


James Dale con una plántula de plátano Cavendish transgénico resistente a la cepa TR4 del hongo fusarium/Queensland University of Technology.


También será de vital importancia aplicar biotecnología moderna en los programas de mejoramiento de cultivos para lograr mayor tolerancia a las sequías que se vienen con el cambio climático. Ya se han logrado avances con transgenia y edición genética en varios cultivos importantes, y para el caso de la palta, México ya trabaja con edición genética para hacerla más eficiente en el uso del agua. Así que tranquilo, gracias a los mexicanos podremos seguir echándole palta al completo… y a todo lo que comemos en Chile para ser honestos.


Plantas silvestres conocidas como “Plantas de la resurrección”. Tienen la capacidad de sobrevivir años sin agua y revivir tras una mínima lluvia. Una científica sudafricana investiga los genes responsables y trabaja para usarlos en cultivos agrícolas y hacerlos resistentes a las sequías/Chilebio

Además, la biotecnología no solo se puede aplicar a la planta misma, también se puede emplear en microorganismos como levaduras o bacterias que son fáciles y económicas de crecer en bioreactores. Por ejemplo, hay equipos de investigación que desarrollan levaduras transgénicas que llevan genes de menta y albahaca e imitan perfectamente el sabor y aroma del lúpulo en la elaboración de cerveza, lo cual permitiría prescindir del cultivo y su impacto ambiental asociado.

Si bien todos estos desarrollos suenan bonitos y prometedores, lamentablemente la aprobación para uso comercial, en el caso de los cultivos transgénicos, depende del marco regulatorio de cada país donde se quiera utilizar, proceso que implica largo tiempo y costos. Al menos la edición genética, al no llevar genes de otras especies, se está aprobando con mayor rapidez y flexibilidad.

Para finalizar, hay que dejar en claro que las aplicaciones de la biotecnología tienen un potencial importante, pero no son la panacea, sino una herramienta más dentro de un paquete de estrategias de agricultura climáticamente inteligente. Dentro de estas se incluye, por ejemplo, la aplicación de fertilizantes, implementación de tecnologías de riego, el uso de maquinaria y automatización, instalaciones de almacenamiento para evitar el desperdicio alimentario, etc. A pesar que esto ya existe en países desarrollados, muchas regiones de países en desarrollo podrían beneficiarse simplemente con la masificación de estas tecnologías.

¿Conoces iniciativas que estén aplicando estrategias para evitar que estos alimentos desaparezcan?