3 historias de emprendedores que demuestran que todos podemos cambiar el mundo
Hace 40 años, un hombre se propuso reclutar a emprendedores sociales determinados a cambiar el mundo. Hoy, la red de Ashoka ya ha identificado a 3.500 de estos líderes. Te contamos lo que han logrado tres de ellos en Haití, México y Chile.
*Valentina Valech, directora de Ashoka Chile, inaugura con este artículo su columna mensual en El Definido. ¡Le damos la bienvenida a esta red internacional de emprendedores sociales!
Hace ya casi 40 años, un joven llamado Bill Drayton entrevistó a 364 hombres y mujeres, quienes a través de sus proyectos, estaban soñando impactar positivamente a sus regiones y comunidades. Personas que por alguna razón arraigada en su personalidad, se dieron cuenta desde chicos que estaban en este mundo para hacerlo mejor de una forma fundamental. Quería conocer esos sueños, pero por sobretodo sus historias personales. Viajó a India, Venezuela, Indonesia. Profundizó en cómo y por qué estaban logrando cambios sistémicos de alto alcance. A esas personas las llamó “emprendedores sociales”.
Hoy Bill, después de todos esos años y a través de su organización internacional Ashoka, ha identificado 3.500 de estos emprendedores sociales, repartidos en todos los rincones del mundo. Una comunidad potentísima de personas resolviendo problemas sociales de forma creativa y sustentable. Pero, ¿están logrando, esta red de changemakers (hacedores de cambios), ese cambio sistémico que tanto estudió Bill? Los invito a analizar algunos casos emblemáticos.
En el siguiente video podrás conocer más sobre los objetivos de Ashoka, activa los subtítulos en español.
Conor Boham, conectando mundos separados en Haití
Conor Boham vio que habían muchos jóvenes Haitianos de bajos ingresos con un liderazgo en potencia, que no podían entrar a la universidad, lo que se tornaba en el mayor obstáculo a la hora de tomar posiciones de liderazgo en la sociedad. Haití tiene muy poca movilidad social y estas barreras sistémicas solo reforzaban ese status quo. Conor creó entonces un programa que da soporte a estos jóvenes de alto potencial para entrar y finalizar estudios universitarios. ¿Cómo?
Su organización HELP provee de apoyo durante cuatro años a estos jóvenes y profundiza en un programa de liderazgo instalando en ellos la autoconfianza. Mientras el 86% de los haitianos con un estudio universitario vivían fuera de Haití, Conor ha logrado que un 90% de los graduados de su programa HELP, se queden en el país contribuyendo al desarrollo local. ¿Cuál ha sido el cambio sistémico?
Al trabajar estos liderazgos, Conor está ayudando a crear una nueva clase media en Haití, cambiando las percepciones y comportamientos de tanto la clase baja como del segmento de elite. Está conectando segmentos de población que antes estaban completamente aislados.
 Clase de inglés al exterior en el HELP Center, después del terremoto/HELP |
Julia Borbolla, cortando la cadena de desequilibrios emocionales en México
Julia Borbolla, terapeuta infantil, percibió que el apoyo psicológico en niños y jóvenes de bajo recursos en México era escaso, caro, subcalificado e intermitente. Si estos niños no lograban salir de situaciones de abuso de manera sana y apropiada, estaban en una situación de riesgo y podían desarrollar patrones agresivos de conducta a largo plazo, y así entrar a un ciclo de estados emocionales usualmente heredados de generación en generación.
Esto la llevó a transformar la manera de entregar terapia, creando un programa que utiliza un monito animado operado en tiempo real en una a plataforma digital desarrollada por terapeutas infantiles. El programa, operado en hospitales y clínicas móviles, logra que los niños expresen sus sentimientos de manera más efectiva, sencilla y cotidiana. “Nuestro principal objetivo es capacitar a los padres y a los hijos para que pronto ya no nos necesiten”, y así lograr el cambio sistémico: cortar la cadena de desequilibrios emocionales heredados de generaciones pasadas que no pudieron acceder a terapias de sanación.
 Talleres en Grupo Julia Borbolla/Grupo Julia Borbolla |
Gonzalo Muñoz, reinventando la industria del reciclaje en Chile
Desde que fundó TriCiclos en 2009, Gonzalo Muñoz ha trabajado para cambiar la industria del reciclaje, eligiendo cuidadosamente aliados en el gobierno, instituciones educacionales y empresas, y generando incentivos para cada uno de ellos. A través de TriCiclos, Gonzalo diseña estaciones de reciclaje llamadas “Puntos Limpios”, que son plantas modulares capaces de reciclar el 90% de los desechos domésticos sólidos y re-introducirlos a la cadena de producción. A modo de que las industrias e instituciones tomen un rol activo como co-diseñadores de una nueva cultura sustentable, TriCiclos comparte con ellos un cierto porcentaje de sus ganancias de las ventas del material reciclado.
El cambio sistémico de Gonzalo es evidente: ha reinventado la industria del reciclaje en Chile, al mostrarnos que podemos reciclar muchos más materiales que los tradicionales, compartiendo las ganancias financieras del proceso.
 Punto Limpio Calama/TriCiclos |
Todos podemos ser un changemaker
Julia, Conor y Gonzalo, están trabajando en las raíces de los problemas que se encuentran arraigados en nuestra realidad de forma tan profunda, que muchas son imperceptibles, pues solo vemos sus síntomas. Pero ellos no solo las ven, sino que luchan para sacar esas raíces para que nunca más vuelvan a aparecer. Y lo hacen entendiendo que alrededor del problema hay diferentes sectores involucrados y que, solo trabajando con todos ellos, revolucionarán el sistema.
Porque como descubrió Bill en sus entrevistas, “la mayoría de los escolares y artistas descansan cuando expresan una idea; muchos gerentes se relajan cuando solucionan un problema dentro de sus compañías e instituciones; y la mayoría de los profesionales están felices cuando satisfacen a un cliente. Es solo el emprendedor quien literalmente no puede dormir hasta que ella o él hayan cambiado toda la sociedad”.
Pero, ¿qué pasaría si no solo un grupo (aunque poderoso) de emprendedores sociales resolvieran problemas de forma sistémica, sino que construyésemos un mundo donde todos tuviésemos la libertad, seguridad y apoyo de la sociedad para iniciar y conducir cambios; grandes y chicos, en la casa, en el trabajo, en nuestras comunidades?
Todos podemos convertirnos en changemakers y realizar esos cambios que necesitamos mover para vivir de manera más justa, más sana y más feliz. Ahí si, estoy segura, estos patrones apremiantes que tanto han luchado resolver aquellos emprendedores sociales, ya no existirán, desaparecerán, se resolverán en la cotidianeidad, en los espacios más simples e inesperados. Ahí, sin duda, el eje rotará y las soluciones podrán superar los problemas.
Podremos sentarnos a escribir, como una red masiva y presente en todos los rincones de nuestro país y mundo, “cambió el mundo”. No tuvimos que salir a buscarlos porque estaban en todas partes.
