Imagen: César Mejías

El antecesor de la ballena se parecía a un perro: el alucinante viaje evolutivo de los cetáceos

Aunque cueste creerlo, hace algunos millones de años las ballenas eran pequeños animales de cuatro patas que habitaban Asia. Un fósil encontrado en playas peruanas, provee nuevas pistas de cómo estos cetáceos primitivos conquistaron el mundo.

Por Francisco J. Lastra @efejotaele | 2019-04-08 | 13:00
Tags | ballenas, arqueología, ciencia, perú, animales, evolución
Ya casi nada queda de esos curiosos perros-ballenas de la antigüedad en las grandiosas criaturas marinas que son hoy, salvo la definitoria estructura de su oído interno y un pequeño recuerdito: aún hoy se observa en la pared corporal de algunas ballenas, vestigios de piernas traseras.

La sola magnitud de una ballena nos deja con la boca abierta. La ballena azul, por ejemplo, supera la longitud de una cancha de tenis y tiene un peso promedio diez veces superior al del elefante más grande jamás cazado (snif).

Pero, así como miramos fotos de cuando éramos chicos y no podemos creer que éramos así de *inserte su adjetivo*, la ballena podría ver su registro fósil y decir: “vaya, por esos años tenía algunos kilitos de menos”.

El viaje evolutivo de la ballena es, sin duda, uno de los más interesantes que existen, y esto lo sabemos gracias a fósiles que año a año van llenando antiguos huecos y describiendo un peculiar camino que llevó a sus ancestros del agua a la tierra, y viceversa, con todas las adaptaciones que esto requiere.

En la Cuenca de Pisco, en la costa sur de Perú, se halla nada menos que el último nexo importante descubierto entre los cetáceos modernos y los primeros cetáceos que eran, bueno, bien distintos.

Cuando las ballenas eran, básicamente, perros

Como seguramente ya sabrán, la vida surgió en los mares y con el paso de millones de años, se fueron desarrollando seres vivos terrestres, algunos de los cuales pensaron que esto de la tierra no era la gran cosa y comenzaron a adaptarse para volver a ser animales marinos. Es en este periodo donde científicos han capturado el cetáceo primordial, el “Adán y Eva” de su orden.

Científicos sostienen que toda la orden de cetáceos, incluyendo ballenas, delfines, marsopas y narvales, entre otros, descenderían del género pakicetus o “ballena de Pakistán”, que habitaba esas tierras hace unos 50 millones de años.

El pakicetus era un animal terrestre de un largo de entre 1 a 2 metros y poseía cuatro patas, cola y un hocico alargado. Y sí, somos conscientes de que acabamos de describir a un perro, pero así también era la “proto-ballena”.

Representación artística del Pakicetus. Créditos Nobu Tamura

¿Y cómo es que saben que es la proto-madre de todos los cetáceos y no de alguien más? Si se parecen a los perros, ¿por qué no llamamos a los perros "cetáceos"? Bueno, la evolución es una cosa muy loca y pocos millones de años pueden tener efectos drásticos en la apariencia de un animal. Imagínense que uno de los posibles proto-primates (es, decir, nuestro origen), el purgatorius, era así:

Básicamente, una ardilla. Créditos: Nobu Tamura

En estos casos, la clave son ciertas características que se han preservado en cierto grado hasta hoy y que no se observan en otros fósiles de la época. El pakicetus, por ejemplo, tenía un oído interno con rasgos únicamente encontrados en cetáceos.

Se cree que el pakicetus fue empujado al mar no porque se quisiera mojar las patitas, sino por una escasez alimenticia en tierra. Lamentablemente, su cuerpo no era muy adecuado para ello y fue el deleite de proto-cocodrilos y similares. Con el paso del tiempo, eso sí, fue adaptándose a la vida marina y hace 47,5 millones de años, nos encontramos con uno de sus sucesores, el maiacetus o “madre ballena”.

El maiacetus era un poco más grande, alrededor de 2,6 metros y era ya decididamente anfibio, aunque habitaba las mismas áreas que sus ancestros. Este bonito camino evolutivo luego llega a un abrupto periodo de oscuridad, debido a la falta de fósiles.


Representación artística del Maiacetus. Créditos 
Nobu Tamura

Se sabe que estos cetáceos primitivos habrían seguido adaptándose para la vida marina, ganando tamaño gracias a la disponibilidad abundante de alimento y a que los efectos de la gravedad son más manejables en agua, y que en menos de 10 millones de años ya habrían ocupado buena parte de los océanos.

¿Pero cuál fue el camino desde Asia hacia el resto del mundo? ¿Y cómo estas proto-ballenas con cola y patas lo lograron?

Peregocetus pacificus: el primer conquistador americano

En 2011, arqueólogos encontraron el esqueleto de un mamífero marino en la costa sur de Perú, el más completo fuera de Asia y el más antiguo encontrado en América. Recientemente publicaron sus hallazgos.

Se trata de una nueva especie que bautizaron como peregocetus pacificus o “la ballena viajera que llegó al Pacífico” y que, con sus 42,6 millones de años, encaja perfecto en la cronología de las proto-ballenas asiáticas que llegaron al Atlántico y luego al Pacífico.

El peregocetus pacificus tenía una longitud de cuatro metros, y cuatro patas de largos dedos que, señalan científicos, habrían estado seguramente unidos por membranas. Su cola, aunque no fue encontrada totalmente, es similar a la de mamíferos como el castor y la nutria, lo que sugiere que seguramente la usaba para impulsarse.

Créditos: Cell

Bueno, nadie se ve bien en su fase de adolescencia. Créditos: Alberto Gennari

Estas características le habrían permitido cruzar el Atlántico, desde África hacia Sudamérica y luego extenderse por el Pacífico a través de un paso donde hoy se ubican los países de Centroamérica. Dos factores clave adicionales permitieron la travesía: corrientes favorables y el hecho de que la distancia entre África y América era la mitad de lo que es hoy.

La larga travesía de las proto-ballenas. Ahí quedaste Cristóbal Colón. Créditos: Cell

Las ballenas, entonces, en menos de 10 millones de años luego de originarse, ya habían conquistado buena parte del mundo, sin desprenderse totalmente de sus características terrestres. Fue solo luego de su extensión hacia el sur y norte, hace unos 40 millones de años, cuando nos encontramos con descendientes como el basilosaurus y el dorudon, quienes son los primeros cetáceos 100% marinos.

Ya casi nada queda de esos curiosos perros-ballenas de la antigüedad en las grandiosas criaturas marinas que son hoy, salvo la definitoria estructura de su oído interno y un pequeño recuerdito: aún hoy se observa en la pared corporal de algunas ballenas, vestigios de piernas traseras.

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