Imagen: Gojko Franulic

"Debes ser el mejor. En todo." Los padres-tigre en Asia

Nada de salidas a alojar, pololeos o tener notas bajo 6,5. Olvídate de elegir tus propias actividades extraprogramáticas y más te vale que aprendas a tocar un instrumento clásico. Bienvenido a la opresiva vida de niños en países de Asia y la adicción de sus padres al éxito.

Por Bruno Carrillo | 2013-10-21 | 14:56
Tags | infancia, educación, crianza, exigencia, stress, Asia, oriente
"Cuando entró a mi clase de español en Hong Kong, tenía un arco de violín en la mano. Terminada la hora de clase, empacó sus cosas y su madre la pasó a buscar para llevarla a clases de francés"

Todos los padres quieren lo mejor para sus hijos. ¡Naturalmente! Una buena educación, buenos amigos, una buena carrera y una buena vida. Esto, de una forma u otra, es transversal a distintas culturas, con pequeñas variaciones en estas ambiciones. Sin embargo, probablemente el estilo de crianza que más contrasta con el de nosotros es el oriental y su afición al éxito. 

La pequeña Ema tenía cuatro años cuando entró a mi clase de español en Hong Kong, China. Tenía un arco de violín en la mano. Terminada la hora de clase, empacó sus cosas y su madre la pasó a buscar para llevarla a clases de francés. Después me vine a enterar de que no sólo podía hablar fluidamente en tres idiomas (cantonés, mandarín e inglés), sino que además estaba estudiando otros tres y aprendiendo rápidamente. Además, tenía lecciones de violín varias veces por semana y horas de práctica musical extra en la casa, según me contaba su orgullosa madre. 

¿Lo más chocante? No era un caso aislado. Otro par de hermanas en la clase tenían chelo, clases particulares de matemáticas y ciencias; había chicos con piano, francés, fútbol y oratoria. Resulta que ejemplos así abundan en las clases media y alta de China, Hong Kong, Corea del Sur y Japón, todas sociedades donde el éxito es una de las herramientas de medición más usadas (para bien o para mal). 

Las "mamás tigre"

Amy Chua, una hija de inmigrantes chinos en Estados Unidos, causó polémica al publicar un artículo sobre la crianza oriental en el Wall Street Journal en el año 2011. Titulado "Por qué las mamás chinas son superiores" explicaba la razón detrás del que los hijos de orientales fuesen tan exitosos y tan sobresalientes en el plano académico y laboral. La fórmula: una educación puramente autoritativa, donde hay un régimen claro, establecido y relativamente consistente respecto de lo que se espera de los hijos: ser el mejor en prácticamente todo. Amy Chua se ganó el apodo de "Mamá Tigre" y acuñó el estereotipo de la madre oriental.

Cuenta Chua en dicho artículo que sus hijas tenían prohibido salidas a alojar a la casa de amigos, ver televisión o jugar videojuegos, participar en una obra de teatro, elegir sus propias actividades extra curriculares y tocar algún instrumento que no fuera el violín o el piano. Si bien su ejemplo es un tanto extremo, contiene características de lo que muchas culturas asiáticas consideran ser una buena crianza para los hijos.

Las hermanas Ignacia y Javiera Larraín, columnistas de El Definido, ya habían advertido respecto a los riesgos que trae el sobre-exigir a los hijos, pero esto es pan de cada día en países de Asia. A través de herramientas como la culpa, castigos y muy moderados y austeros cumplidos en situaciones excepcionales, los padres "tigre" hacen todo lo que se necesite para que sus hijos triunfen en lo que sea. En el caso de Amy Chua, esto significaba pasar horas vigilando a su hija practicar el violín y tratarla de "basura" cuando quiera que le faltase el respeto. (No es de extrañarse que haya desatado tanta polémica el artículo.)

¿Y qué tal los resultados?

Los resultados son evidentes. Pequeños genios matemáticos, músicos e infalibles empleados para los cuales no existe la palabra "fracaso". Pueden ver dos ejemplos en los siguientes videos:

En cuanto al ámbito académico, es tan estereotípico que los asiáticos sean los mateos, cerebrines y aplicados que hay incontables "memes" al respecto. Este es netamente un estereotipo, eso sí: no quiere decir que todas las personas de origen oriental o provenientes de los países mencionados anteriormente sean así.

Sin embargo, todo conlleva un costo. Distintos psicólogos del mundo occidental concuerdan que los niños criados en estas condiciones, aunque puedan parecer felices y satisfechos, pueden crecer con grandes carencias emocionales y sociales. Y se ve en la realidad: muy frecuentemente jóvenes y adultos educados por padres "tigre", a pesar de ser los mejores en su área de trabajo o estudio, caen en depresiones, ataques de ansiedad u otros tipos de cuadros sicológicos. Ni hablar de cuando cometen errores o si llegan a ser despedidos: el fracaso de cualquier índole es tan culturalmente execrable que puede llevar al afectado incluso a suicidarse.

Personalmente he conocido a jóvenes coreanos, chinos y japoneses increíblemente capaces en frente de un computador o que hacen magia con ecuaciones matemáticas del largo de mi brazo, pero a la hora de relacionarse con sus pares o con el sexo opuesto se topan con muchísimas dificultades y desafíos. Tal como hay casos donde los individuos se declaran felices, también abundan donde me han confesado que la presión que sienten de parte de sus padres e iguales es insufrible y asfixiante. 

No es de extrañarse Japón y Corea del Sur tengandos de las tasas de suicidio más altas del mundo. En el caso de Corea del Sur, el suicidio es la principal causa de muerte en personas bajo 40 años y a menudo está ligada al ámbito académico y la presión social que existe para ser exitoso.

¿Qué método de crianza es mejor, occidental u oriental?

En vista de que ambos son capaces de producir individuos inteligentes y exitosos, y que al mismo tiempo están estrechamente ligados e influenciados por culturas distintas, es difícil decir si uno es mejor que el otro. He escuchado a padres occidentales deseando que sus hijos fueran tan exitosos o inteligentes como niños orientales y he hablado con jóvenes orientales que lo habrían dado todo por tener una crianza occidental, más "libre" y "feliz". 

Personalmente, encuentro que ambas maneras de criar hijos podrían compartir notas y complementarse; desde mi sesgado punto de vista me da la impresión de que
a nuestra sociedad no le vendría nada de mal un poco más de disciplina infantil (ojo, solo un poco) y a los padres asiáticos tampoco les vendría mal permitirles a sus hijos el vivir un poco más la bendición de la niñez sin tanta presión. 

Curiosamente, pareciera haber un consenso en aumento, tanto en occidente como en oriente, en cuanto a que el mejor método para criar a los hijos sería el francés, con un número creciente de libros que están ganando fama y un lugar en las repisas de madres en países de todo el mundo. No en vano los niños franceses son menos diagnosticados con déficit atencional que sus pares americanos, como se vio en un artículo pasado. Por otro lado, dentro del aula de clases, es el método educativo finlandés el que suele ser citado como uno de los más efectivos, dado que se basa en la motivación y el autoaprendizaje. 

En comparación con el método de "padre tigre" ¿Qué puntos encuentras a favor de cómo fuiste criado o cómo estás criando a tus hijos?