*Esta nota fue originalmente publicada en 2013.
Una menor de edad dio que hablar en 2013. Se llamaba Sweetie, una niña filipina muy linda que tenía 10 años. Cuando entraba a su chat sexual, su pantalla se llenaba de ventanas con personas que querían hablarle, pero algunas querían algo más.
De las 20.000 personas que chatearon con ella durante dos meses, unas 1000 de 71 países diferentes le ofrecieron dinero a cambio de que realizara actos sexuales en una webcam. Lo que no sabían esas personas era que Sweetie no era real, sino un robot virtual programado para atraparlos. Lo que la mayoría de nosotros no sabía: la pedofilia en las redes es más común de lo que pensamos. Esta fue la iniciativa holandesa de Terre des Hommes, una organización que hace más de 50 años lucha por los derechos de los niños.
Esta pequeña era totalmente confundible con una persona real y por eso tantos cayeron: 999 hombres y una mujer. Sus creadores la diseñaron cuidadosamente captando todos los movimientos del cuerpo humano, pero detrás de su conducta en realidad estaba un miembro del equipo de la organización. Muy "amables" con Sweetie, muchas personas la saludaban, le hacían preguntas. Pero otros venían con propuestas sexuales directas, acordando transacciones de 20 dólares por unos minutos de show, por ejemplo. Sabiendo que tiene 10 años.
"Los hombres me piden que me quite la ropa. Ellos se desvisten, se tocan y quieren que yo me toque. En el momento en el que me conecto, ellos vienen a mí. Decenas, cientos cada hora. Son demasiados", relataba la niña de manera virtual.
A todas estas personas que buscaban actos sexuales, la niña les fue preguntando sutilmente sus nombres, dónde vivían, redes sociales, etc. Investigando y sin necesidad de hackeo, se pudo identificar a este total de mil abusadores. La mayoría provenía de Estados Unidos (254), de Gran Bretaña (110) y de la India (103). Aunque sus nombres no fueron dados a los medios, Terre des Hommes se los entregó de igual forma a la Interpol, como modo de advertencia.
Lo que vivió Sweetie es una realidad común de muchos menores de edad, donde incluso algunos niños son obligados por sus propios padres a participar en estos chats sexuales para poder conseguir dinero para enfrentar el costo de la vida.
Según el FBI y la ONU, cada vez que uno prende el computador hay navegando en internet alrededor de 750.000 posibles depredadores sexuales de menores. "Están en cibercafés o Facebook y le piden a niños hasta de seis años que hagan cosas terribles por dinero. Filipinas es uno de los países más afectados, por eso Sweetie aparenta ser originaria de ese lugar", dijo Hans Guyt, director de campañas de Terre de Hommes en Holanda.
El objetivo de este proyecto fue hacer un llamado de atención. "Vemos hombres que violan virtualmente a niñas, luego apagan el computador y van a trabajar como si nada hubiera pasado", dijo uno de los colaboradores. Y en realidad que no pasa mucho, pues aunque las leyes internacionales prohíben el turismo sexual online, la organización afirma que solamente seis personas en todo el mundo han sido condenados por este delito.
Si bien no se trata de cambiar la ley existente, hay un problema de enfoque. ¿Cómo estamos identificando a los pedófilos? Guyt explicó: "La única manera de encontrar a estas personas es buscándolos, es un nuevo enfoque, una forma activa de la actuación policial. El depredador no se mostrará. La víctima tampoco".
Este caso demostró que encontrar a un pedófilo en el espacio virtual es más fácil de lo que parece. Se logró captar la atención del mundo para dar cuenta de una realidad cruda y común avalada por muchos y que estamos ignorando. A la vez, se invita con esto a las autoridades, para que busquen nuevas formas de perseguir estos delitos y así puedan proteger la infancia de tantos niños que son abusados en distintos rincones del mundo.
Fue fundada en 1960 en Suiza, por Edmond Kaiser. Éste se inspiró en el libro autobiográfico de Antoine de Saint-Exupery, que lleva por título "Terre des Hommes", donde el autor hace varias referencias a algunos conceptos como la responsabilidad de todos en la construcción de un mundo mejor, la necesidad de cooperar entre sí, y el potencial, inherente a cada niño, para desarrollar grandes talentos si está protegido , cuidado y amado.
Trabajan ejecutando varios programas de ayuda humanitaria para mejorar las condiciones de vida de los niños más desfavorecidos y sus familias en 72 países de África, Asia, Europa, Latinoamérica y el Medio Oriente. También realizan campañas de información nacionales e internacionales sobre los derechos del niño, que complementan los programas locales con la búsqueda de soluciones globales .