El estereotipo asiático es que son secos para las matemáticas. Si bien esto puede ser debatible, decididamente las personas oriundas de muchos países de esa región del mundo (China, Japón, Corea del Sur, Singapur y Malasia, por nombrar algunos) tienden a tener un muy buen dominio sobre los números, muchas veces superior al de sus pares en países del occidente. ¿Cómo lo logran? Hay varios factores y te vamos a mostrar algunos que se pueden aplicar a nuestra sociedad, nuestros hijos e incluso nosotros mismos.
Sí, el ábaco. Es un instrumento arcaico, vetusto, de tiempos de antaño y, en la opinión de muchos, anticuado, pero es una de las herramientas más valiosas, potentes y eficientes que existen para desarrollar un sinnúmero de habilidades matemáticas en adultos y, especialmente, en niños. Para dar algunos ejemplos, mejora la concentración, la memoria, la confianza en las propias habilidades, desarrolla habilidades analíticas, aumenta la capacidad mental, la capacidad de procesar información e incluso mejora la velocidad de lectura.
El ábaco sería un instrumento revolucionario de aprendizaje, si no fuera porque tiene miles de años de existencia. Diferentes culturas tenían diferentes maneras de usar instrumentos para contar, desde los quipus incas, a las diferentes versiones del ábaco en civilizaciones como la babilónica, romana y china.
Aun hoy en día, si vas a pequeños negocios o cafés en China, Sudcorea o Japón, te puede tocar una cajera sacando los cálculos en ábaco y es un verdadero espectáculo. Si quieres verlo con tus propios ojos, te presentamos un video:
Más recientemente, la versión japonesa o soroban (una versión mejorada del ábaco chino) se ha abierto camino a escuelas e institutos de muchos países del mundo, dada su estructura, relativa facilidad para aprender a través de él y beneficiosos resultados en el desarrollo de los alumnos.
Como señaló la prestigiosa revista Wired en una de sus publicaciones, una vez que se domina el ábaco, pasa de cierta medida a ser una herramienta de ejercicio motriz más que de ejercicio mental, y es por esto que los japoneses llevaron las cosas al siguiente nivel inventando un juego simplemente increíble: el anzan.
Una pantalla proyecta 20 números de 4 dígitos en 15 segundos. Al término de la proyección, los concursantes deben dar el resultado de la suma de dichos dígitos.
Los participantes en las competencias de anzan tienden a ser expertos en soroban: al ver los números hacen los cálculos en un ábaco imaginario dentro de sus mentes.
Puedes verlo en el siguiente video:
Si quieres probar cómo te iría en este juego, puedes intentarlo en el siguiente link. El primer número es para la cantidad de dígitos, el segundo para la velocidad (en segundos) y el tercero para la cantidad de números a aparecer.
Por otro lado, si quieres aprender a usar un ábaco, en eHow hay una explicación sencilla de su modo de uso. Además, en Youtube abundan los videos explicando cómo realizar operaciones matemáticas en un ábaco.
Lo que es muy común en las potencias matemáticas de Asia, es un factor absolutamente fundamental a la hora del aprendizaje de cualquier cosa: a los niños se les enseña a tener confianza en su habilidad para aprender, en este caso, matemáticas. Usualmente, en nuestro lado del mundo ocurre que los padres que no son muy buenos para las matemáticas, directa o indirectamente le enseñan al niño a "temerles" o a darse por vencido si no las entiende al primer intento.
En países de Asia, y especialmente en el caso de los "papás tigre" se instaura y refuerza la disciplina para hacer las tareas desde una temprana edad y lo mismo con la perseverancia y paciencia. ¿El resultado? Niños que a los cuatro años están recitando tablas de multiplicar sin problemas (yo pasé los cinco con suerte sabiendo cómo sumar). A menudo, los padres tampoco tienen idea de matemáticas (especialmente si no han tenido educación formal), pero refuerzan la confianza del niño en sus propias habilidades.
Hay un creciente número de centros y páginas web que ofrecen maneras lúdicas de aprender matemáticas (orientados a niños) y que enseñan métodos basados en los orientales para complementar lo aprendido en el colegio.
Dos ejemplos provenientes de España son Smartick, una página donde se aprenden matemáticas en línea con una interfaz colorida y donde el programa se ajusta al niño y Kids Brain, un grupo de centros de aprendizaje donde se usa el soroban para desarrollar las habilidades de los estudiantes. Recientemente abrieron un centro en Perú, y cabe la posibilidad de que sigan expandiéndose.
Como bien comentó nuestro lector Sebastián Arentsen en una carta publicada anteriormente, un aspecto fundamental en el aprendizaje de los niños es la influencia de los padres en la casa. No se trata de que se hagan expertos en matemáticas y que les enseñen fuera de clases, sino que simplemente se eduque al niño a que lo puede lograr con esfuerzo y perseverancia, y que no son imposibles o complicadas de aprender. La mayoría de los métodos asiáticos ponen hincapié especial en que el niño parta demostrándose que puede resolver ejercicios simples para nutrir su confianza y no temerle a ejercicios o conceptos más complejos.
Es hora de dejar de temerles a las matemáticas y llamar las cosas por su nombre: no es que uno sea negado, sino que simplemente te pueden no interesar. Al igual que con los idiomas, no existen personas negadas para aprender algo, sino falta de interés, motivación o de encontrar el método adecuado para enseñarles. Hay quienes lo hacen con más facilidad que otros, pero todos quienes estamos en todas nuestras facultades mentales, podemos aprender más.