Imagen: Gojko Franulic

La profesora que NO le enseña a sus alumnos a pedir perdón

Es un método tan particular como efectivo: En vez de obligar a los niños a decir "lo siento" cuando hacen algo malo, invitarlos a preguntarle al agredido qué siente y una vez que lo entienda, llegar a la reconciliación real y no de la boca para afuera.

Por Antonia Laborde @antonialaborde | 2014-03-18 | 12:30
Tags | Profesora, método, enseñanza, empatía, niños, pelear, pedir perdón, entender

Pedro le pega a Juan.

Juan llora.

La profesora le llama la atención a Pedro.

"¡Eso no se hace, dile que lo sientes!", le dice.

Pedro repite lo que dice su profesora.

Juan acepta la disculpa.

Al día siguiente Pedro le vuelve a pegar a Juan.

La escena hace ruido, pero es bastante familiar, sobre todo para quienes conviven con niños. La pregunta que surge es: ¿Qué aprendió Pedro? ¿Entendió el daño que le causó a Juan? ¿Por qué no lo debe volver a hacer? La profesora de pre-escolar, Ann Hardesty McKinley, quiso que estas preguntas tuvieran respuesta a través de su método de enseñanza: La clave está en generar la empatía y que Pedro pueda responder ¿Por qué llora Juan?

Entender lo que siente el otro, antes de decir lo siento, esa es la clave de la técnica de Ann. Para esto, cuando un compañero le pega o agrede verbalmente a otro, Ann le pide que le pregunte si está bien. Es el primer paso para que los Pedros sepan que sus acciones tienen consecuencias en los Juanes. Si su compañero le dice que no está bien, la profesora le dice que le pregunte qué puede hacer para que se sienta mejor.  Como es difícil para los niños expresar de forma clara sus necesidades relacionadas a los sentimientos, Ann les sugiere cosas concretas: ¿Quieres que te ayude a reconstruir tu torre de bloques? ¿Quieres que me vaya? ¿Quieres que te traiga agua para ponerte en la herida? ¿Necesitas un abrazo?

McKinley ha comprobado empíricamente que esto funciona, porque luego de un par de veces de instruir a los niños, ha visto que de forma natural, cuando alguno se hace daño, el resto acuden a él para ofrecerle ayuda. Se hacen conscientes de que un golpe le produce pena, dolor, rabia y que ellos pueden hacer algo al respecto para que su compañero no se sienta de esa manera y muchas veces, para evitarlo. 

En lugar de preguntar quién fue el que dejó a Juan llorando y obligarlo a pedirle perdón, dejando la marca de "culpable" en Pedro, se logra desarrollar la empatía de este y formar una habilidad, de esta forma se evita generar un estigma que se puede traducir en que arme un escudo y siempre esté a la defensiva. Es mejor que se haga cargo de sus actos a través de la resolución del problema, que castigarlo sin informarle por qué fue grave lo que hizo.

No se trata de que los niños no pidan perdón. El trasfondo de este método es que esas palabras no son suficientes para generar un verdadero cambio de actitud en el niño. Muchas veces sólo repiten lo que los profesores o los padres les dicen para evitarse un reto mayor o para desentenderse rápido de la situación y volver a jugar. No lo sientes si no lo entiendes. Pero está correcto que la conversación termine con una disculpa y con la victima perdonando al agresor. No hay que imponer el método por el cual suceda esto. Puede ser verbal, pero también hay que dar espacio para que lo haga a través de una nota o un dibujo. La clave está en que haga el gesto, más que decir las palabras. 

Ahora bien, hay que revisar el contexto de cada situación. Si Pedro y Juan se pelearon y sienten ambos mucha rabia, hay que tratar de enfriar el ambiente antes de impulsarlos a que hagan las paces. O si Pedro le pego a Juan, porque este lo provocó, la conversación debe ser con ambos, entendiendo que la responsabilidad es compartida. Es sabido que enseñarle a un niño cuando está emocionalmente sobreexcitado es un desafío prácticamente imposible de lograr. 

¿Te gustó el método? ¿Cómo le enseñas a tus hijos a ser empáticos?