De las primeras cosas que se le da a probar a los extranjeros cuando vienen a Chile es pisco (si toman, claro). Y, cuando se es un chileno en el extranjero, una botella de pisco puede valer oro. Es una de las maneras más directas y fáciles de compartir nuestra cultura con otras personas y, de paso, recordar la madre patria.
Algo similar hacen personas de muchos países. Los japoneses a menudo llevan botellitas de sake consigo, los sudcoreanos buscan soju a como dé lugar, los brasileros hacen hasta lo imposible por conseguir pinga, los rusos llevan sus superpoderes de beber vodka dondequiera que vayan, y la lista sigue y sigue. En resumidas cuentas, el alcohol es, en muchos casos, símbolo de identidad nacional y orgullo para las personas de un país. A continuación te daremos una pequeña pincelada de exóticos tragos nacionales y cultura etílica de seis países no tan conocidos.
Corea del sur es probablemente de las culturas etílicas más complejas, aun más que China y Japón. Acá el alcohol es símbolo de respeto: respeto a tus mayores, menores, compañeros de trabajo, amigos y hasta ancestros. Se bebe para estrechar relaciones, para socializar y para pasar las penas y alegrías. El ser invitado a tomar por un superior es un honor tremendo: significa que le importas y se preocupa por ti.
La cantidad de reglas e idiosincrasias a la hora de tomar son demasiadas como para incluirlas acá, pero las básicas son: nunca servir tu propio trago, nunca rehusar la primera ronda de copas (aunque no tomes; puedes fingir que la tomas o alzarla cuando brinden, y dejarla a tu lado), tomar el vaso con las dos manos si alguien mayor te sirve, y tomar la botella con las dos manos si sirves a alguien mayor.
En Corea del Sur se puede tomar en la vía pública, y es completamente normal el ver gente intoxicada en las calles. Si eres un extranjero y sales de noche, prepárate para ser abordado por oficinistas ebrios intentando practicar su inglés. La cultura de beber es tan popular, que hasta el cantante PSY tiene un video sobre maneras de tomar lo que ha llamado “su mejor amigo”.
Sake significa, literalmente, alcohol en japonés. La gente por lo general prueba nihonshu (alcohol japonés), pero lo que pocos saben es que Japón tiene otro tipo de licor bastante particular. En lo que vendría siendo un paralelo al mezcal, el awamori de Okinawa no tiene alacranes o gusanos en su interior: tiene serpientes. El resultante habushu (alcohol de serpiente) tenía originalmente propiedades afrodisíacas y (para horror de los defensores de derechos animales) se hacía ahogando serpientes vivas en el licor. Hoy en día, hay criaderos y mataderos de serpientes, que luego de ser faenadas se introducen en las botellas. ¿El sabor? Como si tuvieras un pipeño destilado de cuarenta grados con sabor a animal muerto.
Si le preguntas a un nepalés si le gusta beber raksi, es muy probable que diga “ufff”, mientras se acuerda de una terrible resaca que alguna vez tuvo. Y no es para menos, puesto que el infame raksi da resacas más duras que la chicha (que, hay que admitir, te deja hasta el pelo doliendo).
Este alcohol hecho en base de mijo (pariente del trigo), de entre 30 y 40 grados y con un sabor ligeramente dulce, es por lo general producido en casa con recetas de la abuela (o bisabuela). Por lo mismo, no es raro ver tambores de plástico o bidones de parafina usados para almacenar raksi y, si tienes la suerte de ser invitado a la casa de alguien, siempre hay una posibilidad de que te inviten a una copita.
La manera más tradicional (y fina) de beberlo es en pequeños vasitos de greda o metal, con una persona experta vertiendo el licor desde una suerte de aceitera gigante a medio metro de altura, sin derramar una sola gota.
La juventud en Grecia sale, baila y toma como en muchos otros países, pero para sentarse a conversar y pasar un buen rato con la familia y amigos, existe el trago nacional: el ouzo. Con unos fuertes cuarenta grados, un sabor a anís penetrante y un dejo a hinojo, es el trago por excelencia para los buenos momentos. Se toma puro o con un poco de agua y hielo, y va acompañado de un montón de comistrajos llamados meze, que van desde albóndigas a trozos de pulpo. Contrario a la cultura sudcoreana, en Grecia la gente sabe tomar a buen ritmo, pues es culturalmente mal visto dar muestras de estar ebrio.
El ouzo supuestamente también tiene cualidades sanadoras; todavía se usa en pequeñas cantidades para mejorarse de problemas estomacales, o se le frotan unas gotas en las encías de los bebés cuando les están saliendo los dientes (aunque he escuchado de gente que hace lo mismo con aguardiente). Dato curioso: decir “salud” en griego es un caluroso: “yamas”.
Una de las joyas de Europa, este licor finlandés es, según sus lugareños, “dulces en una botella”. Con 35 grados de alcohol, es como una versión del vodka más suave y ligeramente más dulce, lo que lo hace letal a la hora de tomar. Tanto jóvenes como adultos lo consumen con cariño y devoción (ya sea por el frío o por lo bueno), y lo tratan con tanta estima que a veces pareciera ser una mascota. Hasta le dicen “kossu”, cariñosamente.
Beber kossu (también llamado “vodka finlandés”) está tan aferrado a la cultura, que hay un sinnúmero de chistes de beber, protagonizados por Pekka y Jukka (el equivalente a Pepito y Juanito u Otto y Fritz en nuestros chistes). Un ejemplo:
Un día, dos amigos, Pekka y Jukka, se reúnen luego de años sin verse y van a un sauna en la mitad del bosque. Beben vodka en silencio por un par de horas, hasta que Jukka pregunta: “Bueno, ¿cómo has estado, Pekka?” Pekka no responde, y continúan bebiendo por otro par de horas. Eventualmente Jukka pregunta: “¿Cómo está la familia?” En ese momento, Pekka se pone de pie y grita: “¿¡Vinimos acá a hablar, o vinimos acá a beber!?” (Así tiende a ser el humor finlandés).
A pesar de ser bien conocida, la cachaza tiene un aspecto extraordinario muchas veces ignorado. Este potente alcohol, que los jóvenes mezclan con guaraná y los más experimentados beben en cachacerías especializadas, tiene la particularidad de tener más de seiscientos apodos. Desde “aliento de león”, “el agua que el gato no bebe”, “abre-corazón” y “quita-vergüenza” a “frazada de pobre”, “limpia-ojos” y “orina de santo”.
Puedes ver más sobrenombres en portugués en el siguiente link.
Se llama Everclear, es hecho en Estados Unidos y tiene… 95% de alcohol. Por lo general se combina con jugo u otros líquidos para hacerlo más tolerable. Tan solo tomar una tapita de este licor te puede dejar el esófago cocido, a tal punto que hasta tomar agua te duele. (No ha sido de mis mejores experiencias, tengo que admitir).
De más está decir que el consumo de alcohol, por muy entretenido o cultural que sea, debe hacerse con mesura. El alcohol en grandes cantidades tiene efectos perniciosos sobre el organismo, y puede tener repercusiones fatales a nuestro alrededor. Por ello, es bueno celebrar con brindis y compartir nuestra cultura con otras personas, ¡siempre y cuando no se pase a los excesos!