Son muchas las razones por las que Copenhague tiene excelente fama como ciudad y que nos hacen envidiar a sus habitantes, a pesar del frío escandinavo.
No sólo ha sido considerada desde hace tiempo como una de las mejores ciudades para vivir por su vida cultural, índice de delincuencia, arquitectura y bienes públicos. Tampoco se ha situado solamente como una ciudad del diseño y como un centro de negocios e investigación científica. Hay mucho más y tiene que ver con su lado verde.
Copenhague es considerada la mejor ciudad del mundo para ciclistas y está llena de áreas verdes a pasos de cualquier lugar de la ciudad, tiene las aguas más limpias de Europa, desborda en proyectos de energía sustentable y de reciclaje, entre muchas otras cosas. Además pretende ser una Ciudad Carbono Neutral para el año 2025. Estas y otras características la hicieron imponerse por sobre las 17 ciudades que fueron candidatas al premio Ciudad Verde Europea 2014.
Dinamarca fue el primer país del mundo en echar a andar una legislación ambiental (1973) y eso ha tenido sus consecuencias, porque desde ese momento el medio ambiente empezó a jugar un rol fundamental en la planificación de esta ciudad. Sí, porque todo lo que se ha hecho, ha sido meticulosamente planificado.
De las 12 áreas que se evaluaron en el concurso: transporte, manejo de aguas residuales, eficiencia energética, gestión ambiental, ruido, calidad del aire, residuos, consumo de agua, la biodiversidad, el crecimiento verde, el clima y las zonas verdes; Copenhague destacó en 9, recibiendo el mayor o segundo puntaje más alto. Aquí te mostramos las características más atractivas, ¿Por cuál de ellas te irías a vivir allá?
Copenhague es considerada el paraíso para los ciclistas urbanos. Nombrada la primera ciudad del mundo para el uso de este transporte (2008-2011) por la Unión Ciclista Internacional (UCI), ha tenido una trayectoria de desarrollo vial cada vez más impresionante. Cuenta con 470 kilómetros de vías especiales y desde hace casi 20 años que ofrece un servicio público y gratuito de bicicletas. Todos los días se recorren alrededor de 1.100.000 kilómetros en bicicleta y la densidad urbana de la ciudad permite que este medio, la caminata y el transporte público (que incluye buses eléctricos, CityCirkel), sean por lejos mejores opciones que el auto.
La meta a corto plazo (2015) es lograr que la mitad de la población (541 mil habitantes en total) se traslade a sus lugares de estudio o trabajo en este transporte de dos ruedas. Hoy en día, el 35 % de los habitantes lo hace. Uno de los proyectos para impulsar esto es el "Circuito Verde", explican en Plataforma Urbana, una gran ruta de bicicletas que se construirá en el sector de Puerto Norte (Nordhavn) y se combinará con una línea de Metro, compartiendo la misma infraestructura, uniendo el área con el centro de la ciudad.
La capital escandinava es una de las ciudades más verdes del mundo con respecto a la presencia de parques. La cantidad de áreas verdes dentro de la ciudad permite que cualquier habitante o visitante esté a unos pocos minutos de un espacio para recrearse, el 96% de la población se encuentra a menos de 15 minutos a pie de una zona verde. Entre los grandes parques, destacan el Jardín del Rey (Kongens Have), el Jardín Frederiksberg (Have), el Parque de los Ciervos en Klampenborg, el Amager Common (Amager Fælled).
Aunque no están faltos de playas en la ciudad, también el antiguo puerto de Copenhague es una atracción en el corazón de la ciudad. Por mucho tiempo hubo tráfico de buques pesados e industria en esta zona en el corazón de la ciudad, pero después quedó abandonada y la mejor idea fue revitalizarla. Hoy tiene otro uso: cuenta con cuatro áreas de piscinas con aguas cristalinas para bañarse. Esto requirió de años de trabajo e inversión para el tratado de las aguas residuales, lo que logró limpiarlas, convirtiendo el espacio en un lugar de recreación.
Como si fuera poco, la ciudad también lidera el consumo de comida ecológica, ya que actualmente una de cada diez compras de alimentos en Copenhague es orgánica, lo que la convierte en la ciudad del mundo que más la consume. La ciudad ha fijado altas tasas de producción y consumo de alimentos ecológicos, por lo que se ha desarrollado una gran variedad de alimentos de este tipo en cafés, restaurantes y tiendas. Esta preocupación existe en los daneses desde hace años, que desde 2004 incrementaron un 80% el consumo de productos orgánicos.
Todos estos proyectos se han trabajado en asociación del área pública y el área privada, uniendo a empresas, universidades y organizaciones en foros dedicados a desarrollar e implementar el crecimiento verde.
Quizás esta sea la razón de las razones: Copenhague quiere convertirse en una ciudad Carbono Neutral el 2025, es decir, no emitir más dióxido de carbono para dejar de contaminar el medioambiente. El 2009 se aprobó este ambicioso proyecto, que ha motivado enormes iniciativas para alcanzar la meta. Se estima que un 75% de las reducciones de CO2 estarán relacionadas con el sistema energético y por eso los protagonistas serán la energía eólica, solar, geotérmica y biomasa.
La calefacción y refrigeración es uno de los grandes focos. En Copenhague han creado una red para abastecer el 98% de las casas con calefacción, utilizando el calor residual de las centrales eléctricas. Con esto obtienen una eficiencia aproximada del 90%, en comparación con el 40% aproximado de las centrales convencionales. A su vez la innovadora planta de refrigeración Adelgade, atrae el agua fría del mar y lo distribuye a través tuberías a los edificios, que se encuentran bajo tierra, en los mismos túneles donde se distribuye la red de calefacción. Este modo reduce las emisiones de carbono en casi un 70% y el consumo de electricidad en un 80% en comparación con el aire acondicionado convencional.
El carbón que es utilizado en las dos centrales más importantes de calor y electricidad, Amager y Avedøre, será sustituido por biomasa, materia orgánica renovable de origen vegetal o animal que sirve como fuente de energía. A esto se sumará un impulso aún mayor del uso de la energía eólica y solar para la producción de electricidad. "El sistema energético danés es mucho más que una solución del sistema. No es electricidad por un lado y calor por el otro, sino, más bien, un sistema integrado”, afirma Jørgen Abildgaard, Director ejecutivo del Proyecto climático para la ciudad de Copenhague.
Las turbinas eólicas, por ejemplo, ya suministran desde principios del 2013 un 30% de la electricidad en toda Dinamarca, y al 2020 se espera llegar al 50%, como parte de un plan nacional. Copenhague planea añadir alrededor de 100 turbinas más en los próximos 12 años, exportando el excedente para compensar las miles de toneladas restantes de emisiones de carbono del transporte.
Ésta área tampoco se queda atrás, ya que la ciudad está tratando de convertir su flota de autobuses a modelos híbridos que funcionen con biogás. Además proyecta que hasta un 30% de los autos y camiones pequeños y hasta un 40% de los vehículos pesados funcione con electricidad, hidrógeno, biogás o bioetanol. Y en su lucha por disminuir el uso de automóviles, se espera que el 75% de los viajes que se hagan a pie, en bicicleta o transporte público en 2025. A la constante construcción de pistas para bicicletas, se suman proyectos como el City Circle Line, línea de metro que pretende transportar hasta un 85% de los habitantes de Copenhague para el 2018 y la primera llamada “carretera de bicicletas”, inaugurada el 2012, junto a otras dos que están en construcción.
Los edificios comerciales y residenciales deberán reducir el consumo de energía en un 20% y un 10% respectivamente, teniendo como desafío el ahorro en las construcciones existentes, ya que más del 70% de los edificios de la ciudad se construyeron antes de la introducción de las normas de eficiencia energética en Dinamarca.
"Copenhague ya ha dado importantes pasos", afirman en la Universidad de Yale, reduciendo sus emisiones en un 21% entre 2005 y 2011. El plan tiene comprometidos a todos los ciudadanos, incluso ellos mismos están contribuyendo con su propio dinero a proyectos como el parque eólico Middelgrunden, comenta el alcalde Frank Jensen.
¿Cuánto está costando este gran plan? La inversión directa en la ciudad para este plan 2025 está estimada alrededor de unos 4.500 millones de dólares. Aunque es una suma impactante, Jensen dijo que también "podemos crear una gran cantidad de nuevos puestos de trabajo con esa enorme inversión. Copenhague puede ser un laboratorio verde para desarrollar y probar nuevas soluciones". Por su parte Bo Normander, Director de la oficina europea del Worldwatch Institute y miembro del Ayuntamiento aseguró: "Es un plan muy ambicioso, pero también es algo que podemos hacer". Si quieres conocer más detalles del Plan Ciudad Neutra en Carbono 2025, puedes entrar en el documento oficial.
Copenhague tiene muchas iniciativas que la hacen merecedora del premio Ciudad Verde Europea 2014, pero el galardón no está exento de críticas. Por ejemplo, el periodista Richard Steed, residente en la ciudad desde 1998 consideró que, aunque hay muchos proyectos que se están llevando a cabo, Copenhague no está lista para recibir el premio, ya que hay varios temas pendientes (partiendo por la basura en las calles). Para él, la ciudad debería destacar por lo que se va a convertir, pero considera prematuro que haya sido nombrada ciudad verde.
Aún así, luego de conocer todas lo que se está haciendo al respecto, es posible entender por qué es la ciudad que merece nuestra atención y felicitaciones este 2014. Es cierto, los daneses actúan sobre una base privilegiada: tiene solamente medio millón de habitantes, la ciudad es pequeña, posee una densidad urbana ideal y cuenta con potentes recursos para invertir en infraestructura.
Pero su plan para cuidar el medioambiente y la calidad de vida de sus habitantes es un ejemplo a seguir y hay mucho que imitar. Por eso crearon Sharing Copenhaguen, una plataforma para compartir buenas soluciones a través de redes en la ciudad, plataformas digitales, programas educativos, clases magistrales, asociaciones con empresas y ciudades de toda Europa. Es hora de dar el primer paso.