Contaminación "Made in Bangladesh" y la lucha por salvar el agua

El país asiático es el segundo fabricante mundial de famosas marcas textiles, pero su éxito está envenenando y agotando el agua. Un programa del Banco Mundial busca fomentar no sólo el ahorro agua, sino también la reducción de costos operacionales.

Por María Paz Salas @mpazsalasm | 2013-04-15 | 16:23
Tags | Bangladesh, IFC, contaminación, Dhaka, polución, agua, consumo

Probablemente más de una vez en el futuro verás la etiqueta "Made in Bangladesh" en alguna de tus prendas. El país, en el pasado muy pobre e irrelevante en la economía global, es ahora la segunda exportadora mundial más importante luego de China y responsable de marcas como Puma, Esprit, Tommy Hilfiger, Gap, Calvin Klein y H&M, que hace poco causó euforia fanática por su apertura en el mall Costanera Center, además de gigantes del retail como Target y Walmart. 

Todos los días, las diferentes fábricas en Bangladesh usan amplias cantidades de agua para teñir y preparar las telas con las que se fabricarán las diferentes prendas.  Por ejemplo, la fabrica del grupo DBL, (una de las más grandes del país) usa para fabricar cada día 35.000 kilos de ropa, la cantidad de agua equivalente a una piscina olímpica y media.  Muchas fábricas usan 170 litros de agua para fabricar un kilo de tela. 

¿Cuál es el problema con esto?  Primero que nada, el agua dulce del mundo se está acabando, producto del sobreconsumo y el cambio climático, y segundo, que Bangladesh es uno de los países más poblados del mundo, con 160 millones de habitantes, la mayoría de los cuales viven cerca del rio Brahmaputra, que alimenta su capital, Dhaka. Según estudios, la tabla de agua está cayendo dos metros cada año.

El agua que estas fábricas utilizan usualmente se bota directamente al río con enormes cantidades de químicos, contaminando el agua y aniquilando peces. 

Es por esto que la organización International Financial Corp (IFC), la unidad para el sector privado del Banco Mundial, junto con la ayuda de los gobiernos británico y noruego, decidieron buscar una solución.

"El sector textil es uno de los sectores claves en Bangladesh. Emplea a cuatro millones de personas, de las cuales 85% son mujeres. Es uno de los principales contribuyentes a la escasez de agua del país y los problema de contaminación y contaminando la superficie del agua por un uso inadecuado de su tratamiento", asegura a El Definido el Jefe del Programa de IFC para Asia del Sur, Bastiaan Mohrmann.

En Bangladesh, los derechos del agua son gratuitos, por lo que las industrias tienen pocos incentivos para conservarla, pero sí tienen la necesidad de conservar energía, ya que los precios de los combustibles se han mantenido bastante altos. Al usar menos agua, se gasta menos energía, por lo que la organización realizó un reporte que indicaba los ahorros significativos que tendrían las fábricas si usaban menos agua.

En 2011 convencieron a DBL y otras 17 fábricas de Bangladesh para que modernizaran sus equipos. Los 18 fabricantes invirtieron más de US$1 millón para modernizar sus fabricas mientras que 10 compradores de retail entre ellos Tesco y H&M contribuyeron con US$35.000 al programa.

En el caso específico de DBL, que antes usaba 120 litros de agua para producir un kilo de ropa, ahora usa exactamente la mitad. Además del agua, ahorra energía, por lo que en el año ahorra más de US$500.000.

Pequeños cambios, grandes soluciones

Como parte del programa, IFC asesora a los fabricantes, evaluando sus métodos de producción, identificando oportunidades para que la fábrica realice mejoras en su desempeño, reduciendo costos y reduciendo la energía y el uso del agua.


"Algunas de estas medidas son muy simples y tienen un costo muy bajo (o cero), por ejemplo, poner válvulas con gatillo en las mangueras o simplemente apagar el flujo de agua cuando no se necesita. Otras medidas incluyen el reemplazo de motores ineficientes o instalar sistemas de reciclaje de agua dentro de las plantas", explica Mohrmann.

Ya han logrado que 32 fábricas comiencen a asesorarse bajo este programa para el 2014, y se implementará también un programa similar en China para apoyar a las fábricas a reducir su consumo de agua y costos de operación.


"El crecimiento de la consciencia medioambiental pública, social y corporativa está llevando a cambios sin precedentes en la manera en que los consumidores compran lo que necesitan y eso tiene un impacto en cómo las compañías hacen negocios",
 explica Mohrmann. "El momento para cambiar la forma en la que usamos y asignamos los recursos es ahora", agrega.