Epitafios para morirse de la risa

"Al fin polvo", epitafio en la tumba de una solterona en el cementerio de Madrid, es una de las divertidas frases plasmadas en lápidas que seleccionamos de personas que se tomaron con humor lo que la mayoría ve con temor.

Por Macarena Fernández | 2014-06-04 | 07:00
Tags | Epitafios, divertidos, humor, muerte, frases célebres, tumbas

¿Te lo perdiste? Regularmente republicamos contenidos vigentes que pueden resultarte interesantes.

El negro riguroso para los funerales ya no es obligatorio como antes. Hoy es común que la gente exija que para sus entierros se vaya vestido de colores alegres, que se lean cartas con anécdotas divertidas, que se lancen globos de helio en los cementerios y que adornen con cualquier flor, menos claveles.

Al parecer, la sociedad está aceptando el hecho de no dramatizar tanto a la muerte y de que el luto no se convierta en sólo lágrimas y velo negro. La tendencia a recordar a nuestros muertos con humor se ha transformado en el mejor quitapenas.

¿Es necesario que las lápidas sean literalmente... lapidarias? En los cementerios de todo el mundo hay epitafios plenos de ingenio con los que los difuntos o sus familiares se burlan de la muerte por toda la eternidad. Hay desde reproches procedentes desde el más allá a los parientes cercanos, pedidos de disculpas por las acciones que no pudieron realizar, hasta otros redactados por los familiares, en los que confiesan con descaro el alivio que sienten cuando un “ser querido” pasa a mejor vida.

Les dejamos un listado de los mejores epitafios de personajes famosos que se destacaron en vida por poseer un humor privilegiado.

- “Perdonen que no me levante”. Epitafio de Groucho Marx (lo pensó pero jamás fue grabado en su lápida).

- “RIP, RIP, ¡HURRA!”. Epitafio que Groucho Marx pensó para su suegra.

- “Say no more”. Epitafio de Eric Idle (miembro de los Monty Python).

- “Murió vivo”. Epitafio de Antonio Gala, escritor español, autor de “Los bellos durmientes”.

- “Aquí yace Molière, el rey de los actores. En estos momentos hace de muerto y de verdad que lo hace bien”. Epitafio de Molière.

- “Eso es todo, amigos”. Epitafio de Mel Blanc, actor que le daba voz al personaje de Porky, al famoso dibujo animado.

- “Desapareció en combate, apareció aquí”. Epitafio del coronel Francis Chartres.

- “Parece que se ha ido, pero no se ha ido”. Epitafio de Cantinflas.

- “Sólo le pido a Dios que tenga piedad con el alma de este ateo”. Epitafio de Miguel de Unamuno.

- “Desde aquí no se me ocurre ninguna fuga”. Epitafio de Johann Sebastian Bach.

- “No es que yo fuera superior, es que los demás eran inferiores”. Epitafio de Orson Welles.

- “Estuve borracho muchos años, después me morí”. Epitafio de Francis Scott Fitzgerald.

- “Al morir échenme a los lobos. Ya estoy acostumbrado”. Epitafio de Diógenes.

- “Estoy listo para encontrarme con mi creador. Si mi creador está listo para encontrarse conmigo es otra cosa”. Epitafio de Winston Churchill.

- “Perdonen por mi polvo”. Epitafio de Dorothy Parker.

- “Os dije que estaba enfermo”. Epitafio de Spike Milligan, actor cómico.

- “Si no viví más, fue porque no me dio tiempo”. Epitafio del Marqués de Sade.

- “Pierda peso. Pregúnteme cómo”. Epitafio de Miguel Collantes.

- “Volveré y seré millones”. Epitafio de Tupak Katari, líder que fue descuartizado.

- “¡Qué artista muere conmigo!”. Epitafio de Nerón.

Lo anónimo no quita lo genial

Pero no es necesario ser famoso para poder jugar con tu epitafio. La periodista y escritora española, Nieves Concostrina, lanzó un libro llamado “Y en polvo te convertirás” en el que recopila más de 150 fotografías de los mejores y más sorprendentes epitafios de finados comunes y corrientes que pueblan los cementerios españoles.

- “Gustava Gumersinda Gutiérrez Guzmán (1934 – 1989). Recuerdo de todos tus hijos (menos Ricardo que no dio nada)”.  

- “Aquí descansa mi querida esposa Brujilda Jalamonte (1973 – 1997). Señor recíbela con la misma alegría con que yo te la mando”. 

- “Aquí descansa Pancrazio Juvenales (1969 - 1993). Buen esposo, buen padre, mal electricista casero”.

- “Aquí yace mi mujer, fría como siempre”. Epitafio en una tumba en el cementerio de Albacete.

- “Mami, llegaremos muy tarde. Espéranos despierta”. Epitafio escrito por los hijos a su madre fallecida en el cementerio de Alcobendas, Madrid.

- “Mi esposo me olvidó al mes de fallecida”. Epitafio de queja al viudo en el cementerio de Osuna, Sevilla.

- “Perdone que no asista a su entierro”. Epitafio de José, un señor que tenía por costumbre no perderse los sepelios de sus conocidos, en el cementerio de Águilas, Murcia.

- “Fallecido por la voluntad de Dios y mediante la ayuda de un médico imbécil”. Epitafio de un hombre quien murió tras una negligencia médica en Valencia.

- “Al fin polvo”. Epitafio en la tumba de una solterona en el cementerio de Madrid.

- “Aquí yaces y yaces bien, tú descansas y yo también”. Epitafio que puso un yerno en la tumba de su suegra en Sevilla.

- “A mi marido, fallecido después de un año de matrimonio. Su esposa con profundo agradecimiento”. Epitafio en una tumba del cementerio de Guadalajara.

Si Nicanor Parra se toma con humor la mismísima muerte de Jesucristo en su mítico “Voy y vuelvo”, ¿ustedes qué opinan? ¿Estaremos listos los chilenos para asumir que polvo somos y en polvo nos convertiremos, y poder reírnos de nuestras propias muertes?