Imagen: Melissa Garcia L.

El secreto de 5 ciudades latinas que lideran en agricultura urbana

Estas son algunas urbes de Latinoamérica donde la agricultura urbana es algo común y ha permitido abastecer de alimentos a su población, generar sentido de comunidad y aportar con el entorno y medioambiente. Conoce qué es lo que hacen para lograrlo.

Por Magdalena Araus @mmaraus | 2014-06-24 | 07:00
Tags | agricultura urbana, huertos, cultivos, sustentabilidad, FAO
Queremos menos gris y más verde en las ciudades, queremos más naturaleza, menos contaminación y más sustentabilidad. Hay urbes en Latinoamérica que tienen muy claro esto y cuando se trata de agricultura urbana y periurbana (en sus alrededores), están mostrando un ejemplo digno a imitar.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, más conocida como la FAO, distinguió a las 10 mejores ciudades en la región, que tienen integrada la práctica de cultivar en sus suelos urbanos de manera masiva, práctica que el organismo promueve desde 1999 en el mundo por sus múltiples beneficios. Usar el suelo de la ciudad para transformarlo en un pedazo de campo, además de proporcionar alimentos a sectores pobres de las zonas urbanas, ayuda a reducir la huella ecológica de las ciudades, reciclar residuos, proteger la biodiversidad, contener la expansión de la ciudad, estimular la economía, entre varias cosas más. 

Es cierto, la mayoría de estas ciudades que verán a continuación están inmersas en un clima de tipo tropical, pero si hasta Nueva York puede hacer huertos urbanos, no hay excusa para no imitar estos ejemplos. ¿Quiénes han tomado el camino más verde del continente? La FAO envió encuestas a 27 países, 23 respondieron y a partir de eso elaboraron este top ten, del cual elegimos cinco ciudades para mostrarles algunos casos de éxito en esta práctica que promete hacerse cada vez más protagonista entre tanto cemento y construcciones. 

1. La Habana, Cuba  




Hoy se producen más de 60.000 toneladas de hortalizas y 1.700 toneladas de carne al año, pues en la capital de la isla, la agricultura urbana es una costumbre hace un par de décadas. Esto ha traído beneficios comprobados, como la seguridad alimenticia, la mejora de la nutrición infantil, el fomento del empleo y el resurgimiento de valores sociales. 

Uno de sus grandes logros son los organopónicos, cultivos en terrenos pequeños y de baja calidad de suelo, que permitieron suplir las deficiencias en el suministro de alimentos tras el colapso de la Unión Soviética. Son 97 huertos de este tipo que suman 39.500 hectáreas, unos 89 mil patios y 5.100 parcelas menores de 800 m2, están dedicadas al consumo doméstico para alrededor de 90 mil habitantes y se han establecido unos 3.000 círculos de interés, donde técnicos y productores locales enseñan a niños y jóvenes diferentes prácticas para fomentar la agricultura en los espacios grises. 

Con la experiencia en estos últimos veinte años, notaron que para que la agricultura urbana sea productiva y sostenible, debe adaptarse a las condiciones físicas del entorno urbano, al potencial y a los recursos locales. Y dentro de los últimos planes de la ciudad en el ámbito, está el producir más biofertilizantes y semillas, los servicios de apoyo a los agricultores y fortalecer sus capacidades (manejo de infraestructuras, tecnologías de ahorro de agua y control de plagas y enfermedades).

2. Antigua y Barbuda




El 10% de la población de este pequeño país se abastece de huertos urbanos domésticos que producen hasta 280 toneladas de vegetales al año. Esto es resultado del Programa de Horticultura Doméstica que creó el gobierno, luego de que la inflación y el huracán Omar afectaran notablemente la producción de alimentos en 2008. El plan fue exitoso al punto que de todas las hortalizas que se consumen, un 7% proviene de estos huertos citadinos.

A futuro quieren crecer más y su objetivo es cultivar 1.800 toneladas anuales de hortalizas en los patios de los ciudadanos. Dentro de los desafíos para mantener el sistema, está el acceso a los recursos en familias vulnerables, reducir la dependencia del abastecimiento interno de agua, que es escaso, a través de reciclaje de aguas grises en pequeña escala y la creación de redes de horticultores para que puedan compartir experiencias, tecnología e información entre ellos.

3. Managua, Nicaragua 




Muchas familias duplicaron su consumo de hortalizas, gracias a que educaron a los habitantes de la ciudad en las buenas prácticas hortícolas, para que las aplicaran en sus patios traseros. El éxito del proyecto de los huertos en la ciudad, hizo que el Gobierno incluyera los conceptos de agricultura urbana y periurbana en su Plan Nacional de Desarrollo Humano (Pndh) y pusiera en marcha el Programa solidario Patio Saludable, para fomentar la producción de alimentos en zonas urbanas. 

Todo para garantizar que las familias nicaragüenses más necesitadas puedan acceder a una alimentación suficiente, nutritiva, sana e inocua. Hoy, 13.000 jóvenes capacitados brindan asistencia a los participantes en el Pndh, que ya ha beneficiado a 76.000 familias en la creación de huertos con frutales, hortalizas, especias y pretende construir 120.500 huertos en el país, de los cuales casi el 50% estarían en Managua.

4. Belo Horizonte, Brasil 




De 50 a 30 millones bajó el número de personas con “inseguridad alimentaria”, desde que se empezó a desarrollar la agricultura urbana en la ciudad (1988). Cultivar la ciudad forma parte de un programa de alimentación que beneficia a más de 300.000 ciudadanos a diario, donde se promueve esta práctica, pues no solamente es considerada como un uso legítimo del suelo, sino que como un gran medio para el desarrollo social y comunitario.

La clave para educar han sido los huertos escolares, que se han establecido en escuelas primarias y preescolares con un total de 96.000 alumnos. También se distribuyen gratuitamente plántulas de árboles frutales a otras instituciones y a grupos de personas que habitan favelas de bajos ingresos, donde miembros de la comunidad son escogidos para cuidar de ellos. 

Hoy existen 185 huertos de verduras y 48 huertos de frutas, que aportan 50 toneladas de alimentos al año, cifra bastante más baja que en otras ciudades, pero que tiene un crecimiento sostenido gracias a la participación de las personas, lo que ha derivado también en el fortalecimiento de las redes sociales.

5. Quito, Ecuador 




Semillas, plántulas, materiales y formación empresarial, son algunas de las cosas que reciben los vecinos de esta ciudad gracias al programa de agricultura urbana. El Proyecto Agrupar ha sido de los más exitosos, logrando instalar unos 1.072 huertos, donde 140 son comunitarios, 800 familiares, 128 de escuelas u otras instituciones e incluso hay 314 unidades de producción de animales de granja. Gracias a esto, se cultivan alrededor de 400 toneladas en estos espacios al año.  

La gracia de Quito es que fue pionera en llamar a las ciudades de la región a comprometerse con el desarrollo de la agricultura urbana, para reducir la pobreza, la inseguridad alimentaria y el deterioro del medio ambiente. En el año 2000, se firmó la Declaración de Quito junto a otros municipios de América Latina y el Caribe que se comprometieron a desarrollar la agricultura urbana.

La ciudad ha demostrado que la agricultura intensiva es posible y que ayuda considerablemente a reducir la malnutrición, reforzar la seguridad alimentaria y también generar empleo e ingresos. Naturalmente, los programas de desarrollo agrícola del país se han centrado en áreas rurales y por eso es importante lograr un apoyo político y financiero aún mayor para las ciudades.

Latinoamérica es actualmente la región más urbanizada del mundo, donde el 80 % de su población vive en ciudades. Pero las tasas de pobreza urbana siguen siendo altas, por eso el rol de la agricultura dentro de ellas es muy importante y dependen en gran medida de la planificación. La FAO asegura que “para crear ciudades más verdes es necesario el apoyo de los gobiernos, desde el nivel local hasta el central”. 

¿Conoces algún huerto en tu ciudad? ¿Te gustaría que hubiera un programa de agricultura urbana?