Imagen: Gojko Franulic

Esta ciudad habría bajado su tasa de homicidio pagándole a los delincuentes

Desesperados por la incesante violencia, las autoridades de Richmond, California, decidieron probar una controversial idea: detectar y rastrear a las 50 personas con mayores probabilidades de cometer un homicidio, y pagarles para que no lo hicieran. Aquí sus resultados.

Por María Paz Salas @mpazsalasm | 2014-07-03 | 15:30
Tags | richmond, delincuencia, homicidio, violencia, ong, pagar, delincuentes, DeVone Boggan´s
Por muchos años, la ciudad de Richmond en California, fue considerada como una de las más peligrosas de Estados Unidos. Sus autoridades, desesperadas y frustradas gastaron millones de dólares en programas para lidiar con el crimen de una ciudad que tenía una de las mayores tasas de homicidio del país.

En 2006 y en medio de la desesperación, se contrató a diferentes consultores para que llegaran a una solución. Entre ellos se encontraba  DeVone Boggan´s, un mentor juvenil que ayudaba a los adolescentes a no caer en la cárcel.

Su respuesta fue una simple interrogante. ¿Y si identificáramos a los delincuentes que tengan mayor probabilidad de cometer un crimen y les pagamos para que no lo hagan? Sorprendentemente la ciudad aceptó y Boggan firmó un compromiso de tres años.

A fines de 2007, Richmond lanzó la Oficina del Vecindario Seguro (ONS por sus cifras en inglés) una alianza público-privada que pondría a prueba la interrogante de Boggan. La iniciativa se llevaría a cabo cruzando datos que otras iniciativas anti crimen no habían considerado anteriormente.
 
En los 47 meses siguientes, 65 de las 68 personas inscritas en el programa seguían vivas. Cuando el programa comenzó, Richmond era la novena ciudad más peligrosa de Norteamérica, con 47 asesinatos entre sus 106.000 residentes. Pero en 2013, tuvo su tasa de homicidios más baja en 33 años con 15 asesinatos entre 100.000 residentes, una baja abrupta que sorprendió a todos. 

Así funciona

Cuatro veces al año, el equipo revisa los datos de la policía y también usa cifras de su propia inteligencia  para determinar, las 50 personas  de Richmond que más propensas a dispararle a alguien y dispararse a ellos mismos, que no superen los 25 años.

Luego, ONS rastrea a esas personas y se acerca a las más vulnerables (y también letales) de la lista, ofreciéndoles un puesto en el programa, que incluye una remuneración para cambiar sus vidas. A pesar de que esta organización está financiada por la ciudad y tiene el apoyo de la policía, no comparte información con estos últimos, sino que es independiente.

Un grupo de siete "agentes de cambio de barrio" patrullan las calles al igual que los policías, siempre vigilando a estas 50 personas propensas al homicidio. La mayoría de estos coordinadores son ex convictos, que tienen que informarse a través de sus "fuentes" y reportar diariamente lo que están escuchando. Luego de tener la suficiente información, se hace un encuentro entre el coordinador y su objetivo.

A cambio de detener cualquier comportamiento violento, los miembros de ONS reciben desde US$ 300 a US$ 1.000 al mes, dependiendo de su progreso. Durante este proceso deberán seguir un "mapa de la vida" de metas profesionales y personales. Esto es posible con el presupuesto de la ciudad, pero también con plata donada por privados.

El staff de la organización también se encarga de ayudarlos en situaciones concretas en su camino a la rehabilitación. Como por ejemplo, ayudarlos a sacar una licencia de conducir, o ayudarlos a ahorrar para un curso de entrenamiento de la marina mercante.

Los miembros pueden recibir remuneraciones hasta los 25 años y luego se corta automáticamente, pero la idea es que nunca se pierda el contacto entre el staff y los miembros.

Por qué funciona

En definitiva, el proyecto no es muy diferente de una intervención social y laboral, como las que hacen en Chile Proyecto B, que consigue trabajo para jóvenes con compromiso delictual, o el exitoso Plan 24 Horas, que crea redes de apoyo para los delincuentes juveniles. Este tipo de programas entienden que la rehabilitación es un camino largo y complejo, que requiere apoyo, acompañamiento e incentivos para que el joven vea una alternativa real a la ruta del crimen.

En el caso particular de Richmond, se incorpora la variable económica desde el principio, ofreciendo un poderoso incentivo a los jóvenes para cambiar su estilo, pero definiendo metas y objetivos que, en definitiva, permitirán al joven independizarse en el largo plazo.

No se trata tanto, entonces, de pagarles por dejar de delinquir, sino de adelantarles la retribución a cambio de volver un miembro productivo de esta sociedad.

¿Crees que esta iniciativa funcionaría en el país? ¿Te parece que un camino adecuado?