Imagen: Gojko Franulic

Explotadas y discriminadas: el esfuerzo mundial en favor de las empleadas domésticas

Estas sacrificadas trabajadoras llevan décadas luchando por mejores condiciones laborales tanto en Chile como en el mundo. Conoce la iniciativa mundial lanzada por la OIT con este fin, y los efectos que ha tenido en casi un año.

Por Bruno Carrillo | 2014-08-11 | 12:30
Tags | Empleadas domésticas, OIT, derechos, condiciones laborales, avances, américa latina, mundo
¿Has tenido la suerte de tener a alguien que te ayude a limpiar, ordenar y mantener el hogar, y hasta a criar los niños? Lo que para muchos en nuestro país puede parecer natural -poder contratar una empleada doméstica-, en países desarrollados es impensable: leyes laborales más estrictas hacen prohibitivamente caro el poder contar con este tipo de servicio. Sin embargo, lo que ocurre en muchos países en desarrollo es lo contrario: el bajo costo de la mano de obra, sumado la pobre regulación laboral permite que haya muchas mujeres que trabajen en condiciones duras, llegando a la explotación.

Se estima que en el mundo hay entre 50 y 100 millones de empleadas domésticas, en su mayoría mujeres. En América Latina y el Caribe, forman un 11.9% de todos los empleos remunerados. En términos de mujeres en el medio laboral, una de cada cuatro es empleada doméstica en nuestro vecindario continental.

Chile dista de ser el único país donde son discriminadas o miradas en menos. Es una injusta realidad en la mayoría de los países de América Latina, el Medio Oriente y Asia, donde muchas veces son vistas como inferiores o ciudadanas de segunda categoría.

En Arabia Saudita, Qatar y Emiratos Árabes Unidos, por ejemplo, a menudo inmigrantes son atraídas como empleadas domésticas con promesas de dinero, estabilidad y alojamiento, solo para encontrarse en duras situaciones laborales. La confiscación del pasaporte es una práctica frecuente por parte de los empleadores, al igual que el acoso físico, largas horas y bajos (o inexistentes) salarios. 

El comercio de mucamas en Asia


Asia concentra la mayor porción de empleados domésticos del mundo: un 41%, seguido por un 37% en América Latina y el Caribe. Inmigrantes provenientes de Indonesia, Filipinas, Sri Lanka, Nepal, Myanmar y Bangladesh viajan como pueden a lugares como Hong Kong Taiwán, Singapur y Malasia en busca de mejores condiciones y oportunidades. En estos países, hay cientos de agencias que se dedican exclusivamente a traer, tramitar y conseguir trabajo para miles de empleadas domésticas. 

Esto no quiere decir que las condiciones de trabajo sean buenas. Especialmente en Hong Kong, las denuncias por abuso abundan, al igual que las protestas y marchas por las calles exigiendo mejores condiciones laborales. Hay poca regulación en términos de horas de trabajo y salario mínimo en este rubro, y menos medidas para prevenir la discriminación. 

¿Cómo es en Chile?


En nuestro país, en general, los casos de esclavitud encubierta son casi inexistentes y el servicio de empleadas domésticas ha ido evolucionando lentamente hacia un servicio más profesional y cercanamente fiscalizado por la Dirección del Trabajo; sin embargo, la regulación es escasa y permisiva, lo que habilita prácticas abusivas y discriminatorias, empeoradas por el arraigado clasismo nacional y la informalidad de muchas relaciones laborales en esta área.

Dentro de las prácticas que habilita la ley que actualmente rige a este tipo de trabajadoras en Chile, se encuentran: jornadas excesivas (hasta 72 horas semanales, equivalente a 6 jornadas de 12 diarias), descansos que no se consideran parte de la jornada laboral, ausencia de pago por horas extraordinarias y, en el caso de las empleadas "puertas adentro", que se considere la alimentación y habitación como parte del sueldo de la empleada.

El Convenio 189: el primer gran cambio global


El 5 de septiembre de 2013, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) logró poner en vigencia el llamado Convenio 189, el primer tratado mundial que regula y define estándares para empleados domésticos. Dentro de las medidas a implementar, destacan la obligatoriedad de un contrato de trabajo escrito, el reconocimiento de negociación colectiva y la libertad de sindical, además del fin a la discriminación. 

Esta medida no viene sin desafíos, claro. Para que el Convenio entre en vigencia en un país, éste tiene que primero ratificarlo y luego implementarlo. Hasta el momento, solo 15 países lo han ratificado, incluyendo a Uruguay, Bolivia, Argentina y Ecuador en nuestro continente. Chile todavía se encuentra en el proceso de ratificación, con un proyecto de ley en discusión que regula el número de horas a trabajar, remuneración y horas extras entre otros. Puedes ver un cuadro comparativo en el siguiente link.

Mientras que el proyecto de ley es un avance en materia de derechos de las empleadas domésticas en Chile, el país que lidera en esta área en el Cono Sur es Uruguay. Desde el año 2008, el límite de trabajo por ley para ellas es de ocho horas al día y 44 por semana, además de la facultad de poder negociar como colectividad a nivel nacional para fijar salarios mínimos en esta área de trabajo. Fue, además, el primer país en ratificar el Convenio 189 de la OIT. 

En el resto del mundo, la entrada en vigencia del convenio gatilló reformas legislativas y laborales en varios países, incluyendo Estados Unidos, Filipinas, Tailandia, España y hasta Finlandia. Mientras que 15 países es un número relativamente bajo en términos de ratificación, se espera que con estas reformas sean pronto más los que adhieran y –óptimamente- implementen los estatutos del documento creado por la OIT. 

¿Cuáles son los mayores desafíos? La ratificación, especialmente en países asiáticos y del Medio Oriente. Para muchos, es conveniente tener una masa de trabajadores con poca remuneración: es una manera barata de mantener el porcentaje de desempleo más bajo, sin que dichas personas tengan necesariamente acceso a servicios sociales como salud y educación. 

La Organización Internacional del Trabajo no puede obligar a los países a que ratifiquen las convenciones, puesto que es un organismo internacional basado en la participación de sus miembros y no tiene soberanía sobre ninguno de ellos. Lo que sí puede hacer es campañas para promover la ratificación, aunque queda por verse si se tomará esa medida con esta convención en particular. 

Ser empleada doméstica es un trabajo tan digno como cualquier otro, y las nuevas legislaciones buscan que esto se respete y reconozca. En Chile, aun con el nuevo proyecto de ley en este ámbito, todavía tenemos mucho espacio para mejorar la manera en que vemos y tratamos a nuestros iguales, trabajadores o no. ¡A aprovecharlo!