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Cuando
Barack Obama fue elegido Presidente de Estados Unidos en el año 2009, fuimos testigos de un hecho histórico. Para muchos fue el comienzo del fin de una larga historia:
la lucha de la población negra de ese país desde los tiempos de esclavitud, por conseguir iguales derechos sobre sus pares blancos.
Sin embargo, abundan las señales de que
las desigualdades raciales en la sociedad norteamericana aún siguen existiendo y no son menores. La semana pasada, la muerte del joven negro Michael Brown a manos de un policía en el estado de Misuri, desató una ola de protestas que han puesto en jaque a las autoridades.
El joven, que
murió a manos de la policía en la pequeña localidad de Fersguson,
no iba armado y en su autopsia se detectaron seis balazos. Un hecho que, de ser un incidente aislado, podría entenderse como un simple error de procedimiento, forma parte, sin embargo, de una larga historia de excesos policiales y parcialidad judicial contra personas de esta raza. La conclusión: Estados Unidos aún no ha logrado liberarse de sus tensiones raciales.
¿Cuál es el escenario de la desigualdad racial y cuál podría ser una posible solución?
Injusticia policial y judicial
Una de las peticiones presentes durante las manifestaciones, que no han cesado desde la muerte de Michael Brown, es
un mejor trato policial hacia los negros, quienes tienen la percepción de que la policía los trata peor que a los ciudadanos blancos: perciben que son inmediatamente vistos como sospechosos y tratados con más rudeza. La muerte de Brown recuerda casos como el de Trayvon Martin en Florida, un joven negro que murió cuando un vigilante de su barrio abrió fuego en su contra, sólo por encontrarlo sospechoso. También evocan a los
enfrentamientos raciales de los años 60 que aún están en la memoria fresca de los norteamericanos.
Los hombres negros recibieron entre fines de 2007 y 2011,
sentencias 19,5 veces mayores que sus pares blancos en situaciones similares, según la Comisión de Sentencias de Estados Unidos. Y si bien la población afroamericana es el 12% de la población del país, también representan al 40% de las personas encarceladas en Estados Unidos, según informó en agosto un estudio de la Universidad de Stanford, en California.
También tienen seis veces más probabilidades de ir a la cárcel que los blancos y 2,5 veces más que los hispanos, de acuerdo con un informe de
The Sentencing Project, institución que aboga por un sistema criminal justo.
Lo curioso es que, según investigaciones de la
Universidad de Stanford, informar a un público blanco sobre el porcentaje de personas negras que están en la cárcel en Norteamérica, no ayuda precisamente a crear reformas para solucionar el problema. Todo lo contrario, a muchos de ellos los lleva a apoyar políticas que contribuyeron a que esa sea la situación en primera instancia.
También en la educación y el trabajo
La situación se replica incluso mucho antes en la vida de esta raza. Los estudiantes negros son
suspendidos y expulsados tres veces más que sus pares blancos (16% vs. 5%), según la
Oficina de Derechos Civiles del Departamento de Educación de EE.UU. Y en el caso de las niñas, estas son suspendidas a una tasa mayor que las niñas de cualquier otra raza y origen étnico, según estadísticas recogidas por la
BBC. Según una encuesta del
Pew Research Center de 2013, 70% de los negros y 37% de los blancos consideran que hay maltrato policial hacia esta minoría. Y también evidencian que
los problemas de injusticia racial tienen que ver con percepciones. El 68% de los negros encuestados cree que son tratados de manera más injusta en las cortes, el 54% en el trabajo y el 51% en los colegios públicos. Las personas blancas también consideran que sus pares afroamericanos son tratados de manera más injusta, pero en un porcentaje mucho menor. Sólo el 27% de los blancos cree que a los negros les va peor en las cortes, 16% en el trabajo y 15% en los colegios.
Una posible solución
Se dice que uno de los factores más nombrados cuando se habla de la desventaja que tienen los afroamericanos e hispanos en Estados Unidos, es la pobreza. Sin embargo, hay personas que argumentan que
las condenas y arrestos injustos causan un círculo vicioso. Y podría ser núcleo del asunto.
"El ciclo de la pobreza de los negros es impulsada por la falta de recursos en escuelas y por la encarcelación en masa. Son la base de un círculo vicioso, que incluyen altas tasas de crímenes violentos, que llevan a más pobreza. La salida es a través de mejores colegios y el fin de la encarcelación en masa", asegura al The Washington Post, Michael Holzman, consultor de Schott Foundation for Public Education y autor del libro
"The Black Poverty Cycle and How to End it". En su libro explica el porqué de este círculo vicioso. Es que, según él,
la falta de logros educacionales de muchos niños negros se deduce de las altas tasas en las que sus padres son encarcelados. Arrestar a un hombre o mujer contribuye poco o casi nada para salvar a sus hijos de vivir sus vidas en pobreza, más bien, produce todo lo contrario. E incluso, a quienes ya salieron de la cárcel, se les hace muy difícil encontrar un buen trabajo para apoyar a sus hijos, por su propia falta de educación.
¿Cómo debería resolverse? Según este experto,
creando programas educacionales para mejorar la educación de los estudiantes negros y también programas para eliminar las dispares tasas de encarcelación por delitos por ejemplo relacionados con drogas.
Esto significaría que disminuyera la tasa de pobreza para los niños y jóvenes negros, y un aumento de los ingresos de la comunidad afroamericana. Si esto sucede, explica el experto,
las tasas de delitos violentos y encarcelaciones disminuiría, aumentando el ingreso de la comunidad y el nivel de educación.
¿Crees que esta medida baste para acabar con la desigualdad racial?