Esta bailarina negra está rompiendo todos los esquemas del ballet clásico

Misty Copeland sorprendió al mundo de la danza al convertirse en la primera solista negra del American Ballet Theatre en más de 20 años. Con sus músculos y curvas no sólo ha roto los cánones establecidos del ballet clásico, sino que también les ha abierto camino a todas las niñas afroamericanas que ahora sueñan ser como ella.

Por María Paz Salas @mpazsalasm | 2014-08-26 | 07:00
Tags | misty copeland, ballet, abt, american ballet theatre, nueva york, danza, arte, primera bailarina, solista, discrminación, racial, baile
"Mi consejo a todas esas niñas que sufren de discriminación y quieren cumplir sus sueños es que nunca se rindan y que se rodeen de personas que tengan las mejores intenciones de corazón"
La única aspiración que Misty Copeland tenía a los trece años era sobrevivir. Por eso cuando una profesora de ballet le dijo que ella podía ser una profesional, estalló en carcajadas. Ser una profesional en cualquier sentido de la palabra le parecía una realidad muy lejana. 

Especialmente cuando tenía que pelear diariamente con sus cinco hermanos, por tener un espacio en el piso del desgreñado motel donde vivían junto a su madre soltera. No sabía nada sobre el ballet, ni cómo lucía una bailarina, o lo que realmente significaba la danza. 

Su encuentro con el ballet fue por azar. Por estar en el lugar adecuado en un momento preciso. En el centro comunitario de actividades extra programáticas de su barrio (los llamados Boys & Girls Club), se enseñaban distintos deportes. Alguien le sugirió, después de sólo echarle un vistazo a su cuerpo, que intentara con el ballet. Las clases gratuitas se realizaban junto a una improvisada barra sobre una cancha de basquetbol. 

Con ropa de gimnasia y un par de calcetines viejos, Misty siguió las instrucciones de la profesora local. “A pesar de que me aterrorizó al principio, descubrí que realmente me gustaba”, recuerda ese momento en sus memorias. Cuando terminó la clase, la profesora la miraba con intriga. Nunca había visto a alguien tan capaz sin ningún conocimiento previo. “Podrías ser profesional”, le dijo. El problema era que estaba diez años atrasada.

A los trece años aún eres muy joven para comenzar a aprender distintas aficiones. Incluso algunas difíciles disciplinas. No en el ballet. En esta disciplina las bailarinas comienzan a asistir a clases desde los tres años. Más tarde es posible tener éxito, pero son muy pocas las que lo logran. Eso fue justamente a lo que tuvo que enfrentarse Misty Copeland.  Descubrir un gran talento, pero a los 13 años. Sin embargo y tal como su primera profesora predijo, Misty realmente era un prodigio. En menos de un año estaba bailando profesionalmente, algo muy, pero muy poco usual en el mundo del ballet clásico. 

Hoy con 31 años es la primera bailarina negra en ser solista en veinte años en el American Ballet Theatre (ABT), una de las tres compañías de ballet más importantes de Estados Unidos. Y en toda la historia de la compañía, es sólo la tercera de raza negra en lograr entrar.

El Cisne Negro

Desde el primer momento en que tocó esa precaria barra de ballet, no se detuvo más. Pero tuvo que recuperar el tiempo perdido por lo que esa misma profesora, se convirtió en su tutora. Se fue a vivir con ella y su familia para comenzar un entrenamiento diario. Cuando tuvo 15 años su familia y la profesora que le enseñaba se enfrentaron en una gran batalla legal por su custodia y Misty incluso estuvo a punto de emanciparse.

Finalmente volvió con su familia y a los 16 años ya estaba viviendo en otra ciudad, Torrance, En California, donde tuvo acceso a una academia de ballet más sofisticada. A los 19, se unió a la American Ballet Theatre (ABT) en Nueva York, un lugar soñado para todas las bailarinas que quieren ser profesionales. “Todo pasó muy rápido. No se escuchaba mucho que alguien pudiera entrenar tan pocos años y convertirse en una profesional en una de las compañías de danza más elitistas de Estados Unidos”, reflexiona en su libro.

Por lo meteórica de su carrera y el optimismo sobre el inesperado futuro que su talento le entregó, no fue hasta comenzar a bailar en el cuerpo de baile de la compañía, que sus reales dificultades comenzaron a aparecer.

“La mayoría de mis pares de danza habían crecido inmersas en las artes, poniéndose sus primeros tutus poco después de aprender a hablar. Habían veraneado en Europa, mientras que yo no obtuve mi primer pasaporte hasta que tenía 17. Sus familias tenías casa de veraneo. Yo había pasado parte de mi adolescencia viviendo en el suelo de un motel con mi madre soltera. Pero también destaqué en otro sentido, mucho más profundo. Era una pequeña niña de piel morena en un mar de blancura”, describe Misty sus comienzos en la compañía. 

Casi nadie en la compañía sabía que Misty era una niña prodigio que había empezado su entrenamiento diez años después que la mayoría del resto. Y según escribe en sus memorias, nadie tampoco mostró interés en saber su pasado. “Sentía que el resto de las bailarinas, y también algunos de los instructores, estaban constantemente juzgándome  y que muchos se preguntaban por qué estaba ahí. Tal vez mucho de eso sólo estaba en mi cabeza, pero a pesar de mi amor por ABT, me sentía muy sola”.



En su segundo año en la compañía, se encontró con otro obstáculo. Su cuerpo comenzó a desarrollarse y engordó casi cinco kilos. A pesar de que seguía siendo delgada, su cuerpo no era el de una bailarina clásica corriente. Comenzó a ser criticada por su figura curvilínea y pecho grande. Su confianza empezó a desaparecer y comenzó a recordar alguna de las frases que recibió cuando comenzaba a audicionar en sus comienzos: “tienes el cuerpo equivocado para el ballet”

Y mientras la compañía comenzó a presionarla para que adelgazara, Misty comenzó a hacer algo que nunca había hecho: rebelarse. "Tengo tanto talento, ¿por qué tengo que ser flaca como un palo? Mi plan de respaldo fue superar a todo el mundo, ser tan perfecta técnicamente e increíblemente lírica en mis movimientos que lo único que serían capaz de ver sería mi talento, no mis pechos o mis curvas o el color de mi piel”, se propuso
 
Poco a poco y con mucho entrenamiento comenzó a encontrar un equilibrio. Asegura que le llevó alrededor de cinco años entender su cuerpo. “Tenía pechos y músculos, pero sí, aun así era una bailarina”, cuenta, Y ABT, viendo lo duro que había trabajado y lo bien que lo estaba haciendo, la dejó en paz. “Vieron las cosas a mi manera, que las curvas que tengo son parte de quien soy yo como bailarina, no algo que tengo que perder para convertirme en una”, reflexiona.

Con el tiempo también comenzó a sentirse menos discriminada. Seguía siendo una rareza dentro del mundo de la danza. Pero con buenas compañías y mucho esfuerzo, logró llevar el título de la única bailarina negra (y la responsabilidad que eso conlleva) con mucho orgullo. 

“Mi consejo a todas esas niñas que sufren de discriminación y quieren cumplir sus sueños es que nunca se rindan y que se rodeen de personas que tengan  las mejores intenciones de corazón. He hablado abiertamente de lo mucho que han significado mis mentores para mi carrera, incluso hasta el día de hoy. Todos ellos me han alentado e inspirado en muchas maneras para seguir”, asegura Copeland a El Definido desde Australia, donde ensaya para encarnar a Odette/Odile en el famoso “Lago de Los Cisnes”, uno de los papeles más codiciados por las bailarines profesionales.

 
El Proyecto Plié y el furor en las redes sociales


La historia de Misty Copeland ha inspirado a su propia compañía a atraer hacia el mundo de ballet, a niñas que no están tan expuestas a esta técnica. Project Plié es la iniciativa que crearon para al igual que con Misty, invertir tiempo y recursos en entrenar y desarrollar más bailarinas de raza negra.  Este año, el proyecto entregará becas anuales para jóvenes desde los 9 a los 18 años. 

Además de ese logro, Copeland ha llamado la atención por sus memorias, que no sólo se convirtieron en un Best Seller sino que provocó un verdadero interés por parte de niñas y niños de raza negra a atreverse a ser parte del mundo del ballet. 

“Es una sensación muy buena. Cuando escribes tus memorias, realmente te obligas a mirar a lo largo de tu vida, lo bueno y lo no tan bueno. Estás realmente abriéndote y para mí, eso es una gran cosa. Estoy agradecida de que las personas hayan leído y encontrado algo en el que les hable o les ayuda. Es un gran honor”, asegura a El Definido sobre su libro Life in Motion: An Unlikely Ballerina.

También fue la protagonista de la nueva campaña de la marca deportiva Under Armour, en donde justamente utilizan la frase que podría haberla desmotivado más: “tienes el cuerpo equivocado para el ballet”. El video se hizo viral en pocos días e hizo conocido a Copeland en círculos que nada tenían que ver con el ballet.


 
Por estos días está muy ocupada. Además de ensayar diariamente como solista de ABT, ha bailado en los videos de Prince, creado su propia línea de ropa de danza (para mujeres curvilíneas como ella) y también está colaborando con el equipo de Obama en su consejo de Fitness, Nutrición y Deportes. 

Sin embargo, su meta, según ha declarado constantemente es seguir dedicándose a los temas de integración racial.

“Trato en lo posible de ser un buen modelo a seguir, de mostrarle a la gente que es posible hacer lo que yo hice. Si puedo inspirar a un persona, alentarla a que no se desmotive por el color de su piel, ya es fantástico”, declara.

¿Conocías a Misty Copeland? ¿Qué otra figura crees que está colaborando con la integración racial?