"No te desabrigues", "cúbrete bien", "si te destapas, te vas a resfriar" son las típicas frases que uno le escucha a preocupados padres, madres, familiares y profesores durante el invierno (especialmente a los más pequeños).
El frío a menudo es visto como un enemigo despiadado, una fuerza invisible que viene a atacarnos con todo el ímpetu de la naturaleza o al menos, como un calvario a soportar durante varios meses del año. Sin embargo, muchos países nórdicos tienen el frío incorporado a su cultura y, más que una amenaza, lo ven como una oportunidad para fortalecer el cuerpo y el espíritu.
¿Cómo te verías en el patio en una fresca mañana de invierno, usando nada más que un traje de baño y tirándote un balde de agua fría en la cabeza? A eso agrégale mucha nieve, unos -15 grados de temperatura y estarías al mismo nivel que los niños en Siberia.
En términos de chapuzones de invierno, nunca falta la foto de escandinavos metidos en un agujero en el medio de un lago congelado, pero la escuela pre básica número 317 de Krasnoyarsk, Rusia, lleva 13 años llevando las cosas a un nivel, digamos, sub-zero.
Es bien sabido que una ducha helada o sumergirse en agua fría trae un montón de beneficios, desde la mejora de la circulación a tener un sistema inmunológico más fuerte, y los profesores de esta escuela siberiana han demostrado que mientras más temprano se comience, mejor.
En este establecimiento, los niños de entre 2 y 6 años tienen un ritual diario de salir a la nieve a pie pelado, usando nada más que un traje de baño y echarse encima baldes de agua fría. La temperatura ambiental: alrededor de -15 grados centígrados. Nada mejor para abrir el apetito a las 7:30 de la mañana, o al menos eso dicen las profesoras.
Otra práctica común en Finlandia, Noruega, Suecia y Dinamarca es dejar a los bebés en el coche durmiendo siesta a la intemperie en temperaturas entre 0 y -20 grados centígrados (bien abrigados y cubiertos eso sí). La creencia popular pasada de generación en generación dice que esto hace que los bebés se acostumbren al frío y tengan un sistema inmunológico más fuerte.
Los estudios científicos han dado resultados conflictivos en términos de si hay beneficios o no, pero en lo que todos concuerdan es que los bebés duermen mucho más profundamente cuando están afuera. La temperatura "ideal" para hacer esto pareciera ser los 5 grados bajo cero.
En estos países es relativamente común ver coches "estacionados" afuera de tiendas o cafés, donde los pequeños duermen apaciblemente mientras los adultos disfrutan de una bebida caliente.
Imagen: Jenny Brandt, BBC
En Noruega, parte del servicio militar obligatorio consiste en maniobras de supervivencia en el Ártico, donde a los conscriptos les puede tocar tener que construir y dormir dentro de un refugio de nieve en temperaturas de hasta -40 grados centígrados.
Este "refugio" es básicamente un hoyo bajo la nieve con una curva para que no entre el viento, y construirlo no es nada fácil. Como casi no hay humedad en el aire, los copos de nieve se pegan poco, por lo que para cavar el refugio sin que se deshaga el techo tienen que reunir y compactar nieve hasta que pueden cavar lo suficiente para entrar y, en lo posible, dormir.
Al otro lado de la frontera, en Suecia, los conductores tienen que aprobar un curso de manejo sobre hielo (y otras superficies resbalosas) para poder sacar la licencia de conducir; una habilidad esencial en un país que tiene varios meses de nieve y bajas temperaturas.
Un día normal en Yakutsk
Tu cuerpo es sumamente adaptable, por lo que si lo acostumbras a temperaturas más bajas (enfriando el agua de la ducha cada vez más, por ejemplo), el aumento de la circulación sanguínea debería ayudarte a cambiar tu percepción del frío, y de paso hacerte más saludable y resistente.
Exponerse al frío extremo puede brindar muchos beneficios al cuerpo, pero siempre debe ser hecho con cautela y por períodos de tiempo limitados. Si quieres comenzar a tomar duchas heladas, parte con agua tibia y ve enfriándola gradualmente (es lo que hacen los niños de la escuela en Krasnoyarsk antes de salir a echarse baldes de agua en el patio). Lo mismo con chapuzones helados: no te lances de un tirón al río glacial, sino que métete de a poco, y abrígate bien cuando salgas.
¿Te costaba salir de la cama o de la ducha cuando hacía frío? No lo veas como un martirio, velo como un desafío. Al igual que el calor y el buen tiempo se disfrutan durante el verano, podemos disfrutar de las bajas temperaturas del invierno y hacer uso de ellas para nuestro bienestar y salud. A fin de cuentas ¿Qué es mejor?¿Ser una víctima del frío, o un beneficiario?