Pocos meses después de los atentados a las Torres Gemelas, y cuando el concepto de “choque de civilizaciones” volvía a surgir con una fuerza que no se veía desde la Guerra Fría, Hartmut Haas, un pastor moravo (una rama de protestantismo), se reunió con un imán y un rabino en Palestina para discutir una idea que parecía una utopía en el momento: Un lugar donde las religiones pudieran coexistir y entenderse. Parecía un proyecto más, de esos que suelen olvidarse con los años, pero Haas, apenas volvió a su natal Suiza, dio el primer paso: creó la asociación Haus der Religionen – Dialog der Kulturen (Casa de las Religiones – Diálogos entre culturas) ¿La sede? Su propia cocina. Era el año 2002.
Luego de encontrar un lugar en el centro, Haas llamó a las distintas comunidades religiosas de la ciudad de Berna a ocupar los espacios. Pronto surgió un restaurant, cursos de yoga e idiomas, que buscaban facilitar el entendimiento entre personas de distintos credos en una ciudad donde el 22% de sus habitantes son extranjeros.
Contento con los resultados, la asociación comenzó a gestar un proyecto de 10 millones de francos suizos (10,7 millones de dólares, o alrededor de 6.700 millones de pesos chilenos, a cambio de hoy), que culminaría más de una década después con la inauguración de Haus der Religionen, un complejo que alberga a 8 credos bajo el mismo techo.
El 14 de diciembre de 2014, más de 10.000 personas esperaban su turno para entrar en el complejo, en su primer día de funcionamiento. “La gente estaba haciendo cola afuera, en la nieve, durante 45 minutos para entrar – estábamos desbordados” comentó para el diario The Independent, el presidente de la fundación, Guido Albisetti.
El éxito de Haus der Religionen, que tiene tours reservados hasta abril de 2015, se entiende por lo que representa, y también porque soluciona una necesidad de la ciudad: La falta de lugares de culto para muchos de sus habitantes. “Aquellos que tienen un lugar para orar en la Casa (de la Religiones), son aquellos que lo necesitan”, comenta para el sitio SwissInfo Brigitta Rotach, la directora cultural de la organización. “Aquí en los suburbios al oeste de Berna, hay muchos inmigrantes y bastantes religiones que tienen sus lugares de oración en patios, pabellones industriales o sótanos”.
El complejo ofrece lugares de culto religioso para alevís (rama del Islam), budistas, cristianos, musulmanes e hinduistas. La asociación también cuenta con representantes del judaísmo, bahaísmo y sijismo. En sus más de 30.000 metros cuadrados alberga, además, multitud de oficinas, tiendas, auditorios y un gran restaurant que ocupa la primera planta. “La idea era construir esto en medio de la vida (en la ciudad) – no que se irguiera sola como San Pedro en Roma” comentó Albisetti. La asociación espera servir en un futuro cercano como espacio para festivales, debates y congresos que promuevan el diálogo entre las culturas y que sirvan para transformar a Berna en la capital de la tolerancia. ”Queremos ser un ejemplo vivo del diálogo actual entre religiones y culturas” publican en su sitio.
Rotach hace un punto importante al decir que “promovemos el diálogo, no la fusión (de religiones)”. Haus der Religionen no trata de simplificar las creencias de cada religión a un mínimo común denominador, sino de servir de puente para el entendimiento. Su arquitectura refleja este deseo, con amplias áreas comunes conectadas a los lugares de oración, cada una aislada de las demás.
¿Y para los no creyentes? Haus der Religionen se ofrece como un lugar de reunión, con atractivos como yoga, comida internacional y cine.
Actualmente, se están terminando los detalles de la mezquita que albergará el complejo.
A 800 kilómetros hacia el norte, en Berlín, se está gestando un proyecto similar que incorporará una iglesia, una mezquita y una sinagoga, en el mismo lugar. Llamada House of One (Casa de Uno), la idea surgió en 2009, cuando una excavación en la capital alemana dio con los cimientos medievales de la ciudad. “Rápidamente llegamos a un acuerdo de que algo visionario y con visión de futuro debería ser construido en un lugar histórico como Petriplatz, donde se fundó Berlin” dijo el vicario Gregor Hohberg, quien inició el proyecto, al diario The Local. Los motivos son similares al caso suizo, “la idea base detrás de House of One es la de unir a las personas que saben poco acerca de sí. La ignorancia es, frecuentemente, la base del rechazo” comentó el rabino Tovia Ben-Chorin a la misma publicación.
La construcción, cuyo diseño fue decidido en una competición de arquitectura, comenzará a construirse una vez que se hayan reunido 10 millones de euros (11,3 millones de dólares o cerca de 7.000 millones de pesos). Actualmente se han reunido más de 140.000 euros a través de su sitio web, donde es posible “comprar” un ladrillo por 10 euros.