Las Naciones Unidas estima que, por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, la gente desplazada en el mundo supera los 50 millones de individuos. De estos, la mayoría vive en carpas y mediaguas provistas por distintos organismos o de su propia fabricación. En el mejor de los casos, se trata de un techo temporal mientras se buscan soluciones de asilo; en el peor, de un hogar improvisado que no fue diseñado para durar.
Para resolver este problema, uno de los objetivos de diversas organizaciones y emprendimientos sociales ha sido dar con diseños de emergencia de bajo coste, pero que al mismo tiempo sirvan de más que solo un techo para los refugiados. Hace poco destacamos una diseñada en Argentina que rondaría los $4.100 dólares. Hoy destacamos un modelo de la conocida empresa IKEA, cuyo coste asciende a apenas $1.150 dólares (700.000 pesos chilenos) y cuya primera orden de 10.000 unidades, pedida por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, ya está en producción.
El proyecto nace de la mano de Better Shelter (mejor refugio), emprendimiento social que forma parte de uno de los programas de ayuda de la Fundación IKEA. En 2009, Better Shelter, que por entonces se llamaba Fundación Formens Hus, comenzó a trabajar con una misión: "Pese al rápido desarrollo de materiales, tecnología y producción en el sector privado durante las últimas décadas, poco de este conocimiento se ha transferido al sector humanitario en cuanto a refugios. La vulnerable posición física y psicológica de los refugiados podría ser mejorada si tuviesen un lugar al que llamar hogar, aunque sea humilde. Un mejor refugio" escriben en su sitio. Casi sin presupuesto alguno, la fundación comenzó a relacionarse con escuelas de diseño y compañías europeas para trabajar en diversos prototipos.
Al mismo tiempo, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados se contactó con la Fundación IKEA con el mismo objetivo: Trabajar en un diseño de viviendas de emergencias. IKEA supo de los avances de la Fundación Formens Hus y, en 2010, estableció una red de cooperación con ellos y el Alto Comisionado que buscaba un diseño que cumpliera lo siguiente:
Tres años después se renombró el proyecto a Better Shelter, cuando ya comenzaban a probarse en terreno los primeros prototipos.
Llegar y armar. Así se podría resumir la filosofía que profesa la compañía sueca, y lo mismo se aplica a su vivienda de emergencia.
Refugiados en Etiopía armando la vivienda.
Siguiendo las instrucciones de un manual visual (que puede ser entendido independiente de los idiomas), en solo cuatro horas y sin herramientas externas, se puede armar esta vivienda de 18 metros cuadrados. Better Shelter estima que es posible armarlas en grupos de 3 a 4 personas mínimo.
El panel solar ubicado en el techo permite iluminar el refugio de noche y alimentar un puerto USB para cargar equipos electrónicos. La red metálica que cubre el techo se encarga de desviar el calor durante el día, y mantenerlo durante la noche. El piso está cubierto por una lámina de plástico y se cuenta con cortinas para separar el espacio interior en dos.
"Poner a las familias refugiadas y sus necesidades en el corazón de este proyecto es un gran ejemplo de cómo el diseño democrático puede ser usado como un valor humanitario" comentó Jonathan Spampinato, encargado del comunicaciones de la Fundación IKEA. Desde el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Shaun Scales, jefe de Refugios y Asentamientos, comentó: "(esta) unidad de vivienda de emergencia es un desarrollo emocionante en temas de refugio humanitario y representa una adición muy necesaria a la paleta de opciones de refugios (...) para ayudar a los necesitados. Su despliegue asegurará una mejora dramática en las vidas de muchas personas afectadas por crisis".
Una familia de refugiados en Irak ve televisión dentro de su vivienda de emergencia.
Si bien distan mucho de ser palacios, soluciona las necesidades actuales de millones de refugiados que viven hoy en condiciones mucho más precarias, a un costo más bajo que otras opciones (una carpa cuesta, más o menos, la mitad, pero dura solo seis meses).
El objetivo actual de la fundación es reducir su precio. "Estamos trabajando duro para bajarlo a menos de $1.000 dólares, y vemos un buen potencial de lograr esto dentro de los próximos dos años" dice Johan Karlsson de Better Shelter. Actualmente trabajan en la producción de 10.000 unidades que serán empleadas en zonas de conflicto en África y Oriente Medio. La fundación espera triplicar su producción en un periodo de tres años.