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Si superar un bloqueo creativo fuese tan fácil como saltar sobre una valla, viviríamos en un mundo rebosante de creatividad. Las múltiples conexiones que dan lugar a las nuevas ideas harían que la ciencia, el arte, y prácticamente todas las manifestaciones de nuestra civilización se viesen potenciadas. Quizá hasta los abogados se atreverían a probar algo nuevo, como aflojarse un poco la corbata ¡quién sabe!
Obviamente esta es una utopía comparable a Shangri-La, la mítica ciudad El Dorado y el Mapocho Navegable. El bloqueo creativo, especialmente temido por artistas, pero que también afecta a cualquier persona que trabaje en un ambiente donde se valoran las ideas, está dentro de esos extraños fenómenos que se alojan en lo más profundo de nuestros cerebros y, pareciera, lejos del alcance de cualquier herramienta.
"Escribir sobre el bloqueo del escritor es siempre mejor que no escribir" fue una frase que inmortalizó el escritor Charles Bukowski en su libro Poemas de la última noche de la Tierra. Sí, Bukowski era un borracho y un mujeriego, pero su etílica ironía contiene una gran verdad: El bloqueo creativo nunca es totalmente infranqueable, sobre todo con las herramientas adecuadas.
Buscamos las recomendaciones de diversos expertos, que te servirán de garrocha para el gran salto que terminará con tu bloqueo creativo.
Lo que puede sonar obvio, no lo es tanto cuando estamos obstinados en encontrar una solución que no llega, y olvidamos que hace una semana que no nos duchamos y que las moscas que nos rodean no son coincidencia.
Mike Brown, experto en creatividad, estrategias e innovación y fundador de la consultora The Brainzooming Group, recomienda "hacerse cargo de las necesidades básicas de la vida y luego retomar tus esfuerzos creativos". Tener ideas requiere de toda tu atención, y tener sueño, hambre o ganas de ir al baño no lo va a hacer más fácil.
El bloqueo creativo puede ser desarmado si dirigimos nuestros esfuerzos a su punto débil: la racionalización. Por muy místico y metafísico que pueda parecer este muro, todo tiene una razón y llegar a ésta es un proceso mucho más sencillo que demoler el muro a punta de cabezazos mentales.
Una forma de hacerlo es a través de "los cinco porqués", técnica desarrollada por el fundador de Toyota, Sakichi Toyoda. Si bien nació como una forma de llegar al origen de un problema técnico, su utilidad es mucho más amplia. El ejercicio consta de partir con una problemática, e ir desnudándola a través de porqués sucesivos hasta llegar a la raíz.
Ejemplo: Estoy desmotivado, ¿Por qué? Porque no tengo ideas, ¿Por qué? Porque no me gusta el tono formal que le estamos dando, ¿Por qué? Porque no se alinea con la estrategia, ¿Por qué? Porque la estrategia indica que esto va dirigido a jóvenes, ¿Por qué? Porque nuestros estudios indican que son el 90% del universo de consumidores. Solución: Hablar con el equipo y proponer un cambio de tono.
No es necesario llegar literalmente a cinco porqués, es posible que algunos problemas más sencillos se desenreden en menos pasos.
Uno de los principales problemas que conlleva el bloqueo creativo es la palabra en sí misma, porque visualizamos una pared infranqueable y difícil de superar.
La psicóloga social Susan K. Perry sugiere visualizarlo no como un muro, sino como una burbuja de jabón que se desintegrará al menor toque. Perry también consultó a artistas sobre cómo lo enfrentaban. Audrey Niffenegger, autor del libro The Time Traveler's Wife (que se llevó al cine como Te amaré por siempre), le contestó que no lo percibía como un muro, sino como una señal para dejar de pensar directamente en el tema y abordarlo ocasionalmente. "La mayoría de las ideas nuevas vienen de esperar pacientemente y revolver la cosa (idea) en mi cabeza" agregó.
Cuando dejar de forzar las ideas no sea suficiente, no hay nada mejor que un paseo al exterior para inspirarse. Bien lo sabía Jack Kerouac, quien consideraba abandonar su carrera como escritor antes de recorrer Estados Unidos con su amigo Neal Cassady. El viaje le sirvió de inspiración para su obra maestra, "En el camino" (On the Road).
En la mayoría de los casos no se necesita de una vorágine de lugares y excesos hedonísticos como en el caso de Kerouac, sino de un simple panorama para distraerse y al mismo tiempo inspirarse. Caminar por un parque, una exhibición, película u obra teatral; son todas alternativas válidas para alimentar nuestro subconsciente y estimular el músculo creativo.
En muchas ocasiones el bloqueo surge porque buscamos la idea, aquella perfecta que solucionará todos nuestros problemas. El ilustrador Marc Johns sugiere apagar el perfeccionismo y escribir absolutamente todas las ideas que tengamos, diez, veinte, treinta, las que sean suficientes para "soltar la mente". Al más puro estilo lluvia de ideas.
Una variante para aquellos profesionales relacionados al área del diseño, es lo que propone la artista Martha Rich: escoge un objeto y dibújalo, píntalo o represéntalo de 100 (o muchas) formas. Por ejemplo, un anillo puede ser representado como uno de diamantes, como el que rodea a un planeta, y así, se van sumando distintas interpretaciones. "Se pone interesante cuando te quedas sin ideas y estás forzado a hacer ridiculeces y ¡dejar de pensar tanto!" dice.
"Dicen que un elefante nunca olvida. Bueno, tú no eres un elefante. Toma notas, constantemente" dice Aaron Koblin, artista digital considerado una de las mentes más creativas de la industria.
El consejo de Koblin es anotar absolutamente todo lo que te inspire: pensamientos, citas de películas, canciones, artículos, tecnologías; éstos compondrán tu arsenal de inspiración. "Cuando no tengas ideas, ve a tus notas como un mago a su libro de hechizos" agrega. Es hora de utilizar ese block de notas del celular o comprar la indispensable libretita.
Otro consejo que propone Mike Brown es buscar la inspiración en la gente, lo que él llama crowdspiration. "Ve donde haya una multitud de personas y usa las miradas, conversaciones y el murmullo de la multitud para catalizar tu creatividad" dice.
En la era digital, la multitud también se puede encontrar en plataformas como Twitter o Facebook, ¡aprovéchalas!
Brown propone también cambiar el "lienzo" si tenemos dificultades para llegar a nuevas ideas. Por ejemplo, si en el computador no se prende la ampolleta, cambiarse a "la vieja escuela" del lápiz y el cuaderno. La idea es pasar a un "lienzo" en blanco que te permite ver las cosas de una nueva forma.
Algo similar dice el artista Marc Johns cuando hablar de fingir ser otra persona: "Deja de pensar como diseñador, escritor o lo que seas por un minuto. Finge que eres un repostero. Finge que eres un contratista que repara ascensores. Un piloto. Un vendedor de completos ¿cómo miran el mundo estas personas?".
Literalmente. La artista Jessica Hagy, ganadora del premio Webby por su blog Indexed, sugiere abrir un libro cualquiera en una página al azar y mirar una frase específica. "Cada libro tiene la semilla de miles de historias. Cada frase puede producir una avalancha de ideas. Mezcla ideas entre libros: una pensamiento de Esopo y una línea de Chomsky, o un fragmento de un catálogo IKEA fundido con un pedazo de diálogo de Kerouac".
Hagy propone que este remix continuo de ideas fuerza a la mente a hacer conexiones y los blancos mentales se llenan. Si no sucede nada, continua haciéndolo, dice la artista "y sigue conectando ideas fuera de contexto hasta que tu mente se distraiga y termine en un nuevo lugar, un lugar que nadie antes ha visitado".