“México no es nuestro amigo”. "México manda a su gente, pero no manda lo mejor. Está enviando a gente con un montón de problemas (...). Están trayendo drogas, el crimen, a los violadores". "¡No hagan negocios con México!". "No quiero nada con México más que construir un muro impenetrable y que dejen de estafar a Estados Unidos".
Estas fueron algunas de las frases que dijo Donald Trump, al anunciar su candidatura a la presidencia de Estados Unidos este martes. El multimillonario entró a la carrera republicana, donde hay otros 11 candidatos, de los cuales los mejor ubicados son el senador Marco Rubio, hijo de inmigrantes cubanos, y el ex-gobernador de Florida, Jeb Bush, casado con una mexicana.
Si bien el tema de la inmigración en Estados Unidos es un asunto al que hay que hacerle frente, considerando que residen cerca de 11 millones de inmigrantes ilegales, más de la mitad de estos, tanto los nuevos como los ya establecidos, vienen de México. Por lo mismo, hay que pensar en políticas públicas que aborden el tema, como se está haciendo en Estados Unidos hace años y en muchos otros países que enfrentan una situación similar. Pero en este caso en particular, no se puede hacer vista gorda a los beneficios que también brinda la relación México-EEUU y la contribución que estos inmigrantes hacen al desarrollo del gigante del norte.
En un intento por alejarse de las frases xenófobas de Trump y de la reacción visceral de quienes rechazaron su discurso, el diario El País publicó un artículo que defiende a los mexicanos, sacando a la demagogia de los argumentos y dejando solo los datos empíricamente comprobados que demuestran, en definitiva, que Trump está equivocado.
Con cifras procedentes de la Embajada de EE.UU. en México, la Secretaria de Relaciones Exteriores, FMI y Pew Research, el vespertino español presentó siete razones de por qué el magnate norteamericano se equivoca en sus sentencias:
No puede ser tan corrpto México como señala Trump, si entre 1999 y 2012, Estados Unidos invirtió 153.000 millones de dólares en su país vecino. Este inmenso monto representó el 50% de la inversión directa en el país. Nadie dio más en el mundo. Nadie, por tanto, confió más.
Lo que piensan Bill Gates, Ford y Walmart de México, es relevante en esta discusión. No solo el capital cuenta, también quién lo pone. Estados Unidos, el paraíso de los grandes emporios, ha llevado a México a sus más altos representantes empresariales. Ahí están Microsoft, con una inversión de 2.250 millones de dólares, Ford (2.100 millones), GM (1.340 millones) o Walmart (1.282 millones). Todos han puesto su dinero y su prestigio (y también algún que otro escándalo) en tierras mexicanas.
No solo ambos países pertenecen al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, sino que México es el segundo socio comercial de Estados Unidos y el primer destino de las exportaciones de California, Arizona y Texas, además del segundo mercado para otros 20 estados. Aproximadamente seis millones de empleos en EE.UU. dependen del comercio con México y cada minuto se comercia un millón de dólares. Si solo hubiera criminales como plantea Trump ¿quién conservaría el trabajo?
México no sólo le envía el 80% de sus exportaciones a EEUU, sino a una población instruida (como se verá en el punto siguiente). De los casi 12 millones de mexicanos que habitan fuera del país, el 97,8% lo hace en Estados Unidos. La cifra es 250 veces más alta que la de mexicanos que viven en España, la madre patria. Pero no sólo cuentan los migrantes. Aún más importantes son sus hijos, que nacen ahí. En 2012 se calculaba que 34 millones de mexicanos y sus familiares habitaban el país de Donald Trump. Son el 11% de la población de EE.UU.
La población mexicana en Estados Unidos no se ajusta al perfil tremendista de Trump. Los mexicanos forman un grupo activo y de superación, que no ha dejado de crecer. Si en 1990 sólo un 25% había pasado por lo que acá sería enseñanza media, dos décadas después ya era el 41%. Y hoy día, pese a los problemas de cualquier migración masiva, dos tercios hablan perfectamente inglés y casi la mitad cumplió el sueño de la casa propia.
Trump lanzó sus improperios en inglés, un idioma que llegó más tarde que el español a tierras norteamericanas. Hoy día, más de 53 millones de personas hablan español en Estados Unidos. No sólo es la segunda lengua, sino que la comunidad hispanohablante es la segunda mayor del mundo, solo superada por México. El idioma y su cultura forman ya parte esencial de Estados Unidos.
Las fronteras de los países son puntos de unión. Si bien hay unos que plantean derribarlas, Trump propueso levantar un muro que separara a los países para siempre. Sin embargo, en el caso de Estados Unidos y México, con 3.142 kilómetros, es una de las mayores del planeta, así que difícilmente un muro podrá frenar la corriente humana que genera este inmenso territorio común y cuya divisoria cruzan cada día un millón de personas y 300.000 vehículos.
En esta misma línea, hace unos meses publicamos un artículo con 7 mitos sobre los inmigrantes que están completamente equivocados, a propósito de nuestra situación con peruanos y colombianos, que cada vez aumentan más en nuestro país. Así como también la semana pasada les contamos de la critica situación que se está viviendo en el Mar Mediterráneo, por donde ya han ingresado más de 100.000 inmigrantes en lo que va del año y cómo la Unión Europea está enfrentando este escenario.