Convivir con el esmog es una sensación extraña. Sabemos que es tóxico y que afecta nuestra salud, pero, al final del día, nos acostumbramos a su presencia y lo aceptamos como el precio a pagar en el peaje hacia eso que llaman el "mundo desarrollado".
Pero el esmog tiene un historial que no se debe subestimar y que incluso empequeñece los casos de China, campeón mundial de la materia. En el Londres de 1952, una tóxica niebla se presentó por cinco días, paralizando la metrópolis inglesa y dejando un saldo de más de 12.000 muertos y más de 100.000 enfermos. Fue el punto de inflexión en las políticas ambientales del Reino Unido, una tardía cachetada que necesitaba el mundo para reaccionar ante algo que pudo haber sido evitado.
"Niebla en Londres", decía un encabezado del diario The Morning Post, el 10 de diciembre de 1873. "Ayer en la mañana una inusual y extraordinariamente densa niebla envolvió a la metrópolis. Tan turbia era la atmósfera que durante la mañana era imposible ver más allá de unos pies de distancia", continuaba el artículo.
La situación llegó al extremo de anular la vida de los londinenses por varios días. Las tiendas cerraron, los botes a vapor dejaron de circular, los conductores de tranvías "se vieron obligados a tocar su silbato de alerta continuamente para mantener las vías libres de obstrucciones" y los buses de las principales áreas metropolitanas "tuvieron que viajar a ritmo de caracol".
Uno de las pocas buenas noticias que reportó el diario fueron las ventas de velas, ya que muchos londinenses compraron "este tipo de antorchas para no ser atropellados".
Luego de describir el accidente donde un anciano llamado James Howe Dixon fue arrollado por la carreta de un vendedor de abarrotes y vinos, The Morning Post termina la nota informando que la niebla se mantuvo toda la noche y que "parecía que aumentaba a medida que pasaban las horas".
Esta es una descripción de hace casi 150 años de una manifestación extrema de lo que hoy llamamos esmog. Por entonces el fenómeno era desconocido, de hecho la palabra aún no se inventaba y su impacto en la salud no era claro.
Si bien el humo excesivo siempre fue un problema en Londres (en 1272 el rey Eduardo I prohibió justamente por esta razón la quema de carbón extraído del mar), el crecimiento de la ciudad con los siglos hizo tan habitual este fenómeno, que los londinenses hasta le tenían un nombre especial: "sopa de arvejas", por su característico color verdoso.
Lejos de ser una simple molestia, la "niebla" de 1873, llamada en el momento "una de las más desastrosas que esta generación ha conocido" dejó 273 muertos por bronquitis. Aún así se necesitó de casi 80 años más y una "niebla" mucho más devastadora para que se tomaran medidas al respecto.
En 1952, desde el 5 al 9 de diciembre, Londres se convirtió en una especie de Ciudad Gótica, sin ley ni orden. Diarios de la época dan fe del caos. La publicación escocesa Dundee Express publica en su edición del 8 de diciembre: "El peor apagón en Londres. Bandidos atacan en la niebla". Luego describe una serie de robos de todo tipo que se dieron bajo el cobijo de la oscuridad; lanzazos, una caja fuerte de una oficina de correos que fue dinamitada, robos de caros abrigos de piel y joyas en un hotel de lujo.
Paralelo a esto se vivió una parálisis completa de transportes. "Londres está aislado de sus suburbios por carretera", publicó el diario. Viajes en trenes, barcos y aviones también se cancelaron. Tan escasa era la visibilidad, que muchos conductores optaron por abandonar sus autos en las calles, al verse imposibilitados de viajar en tan malas condiciones. "No había ni media milla (800 metros) de camino en el centro de Londres donde la visibilidad fuese de más de 4 metros", agregaba el Dundee Express. Y se reportó un caso extremo en la Isla de los Perros, al este de Londres, donde la gente no podía ver ni sus pies.
Hasta la programación radial y televisiva de la BBC fue cancelada, debido a que los artistas no tuvieron cómo llegar al estudio. También quedó constancia de que en el teatro Sadler's Wells, la opera La Traviata tuvo que ser cancelada luego del primer acto por la cantidad de esmog en el recinto.
El registro fotográfico del fenómeno que oscureció Londres por cinco días es bastante expresivo:
¿Cuál fue la razón exacta de esta perenne niebla negra? El fenómeno se produjo por la combinación de una excesiva quema de carbón para calefaccionar hogares debido a una nevada, y un anticiclón presente en la región. "Esto empuja el aire hacia abajo, calentándolo a medida que desciende", explica la Oficina Meteorológica del Reino Unido. "Crea una inversión, donde el aire cercano al suelo está más frío que el aire que está más arriba. Así, cuando el humo tibio salía de una chimenea, se queda atrapado", agrega.
La Oficina Meteorológica inglesa estima que en cada día de los cinco que duró "El Gran Esmog", se liberaron 1.000 toneladas de partículas de humo, 2.000 toneladas de dióxido de carbono, 140 toneladas de ácido clorhídrico y 370 toneladas de dióxido de sulfuro, que se convirtieron en 800 toneladas de ácido sulfúrico.
El efecto en la población fue devastador. En las semanas siguiente al evento, se informaron cerca de 4.000 muertes, principalmente niños y ancianos con problemas respiratorios, aunque investigaciones más recientes sugieren que el esmog causó complicaciones y muertes prematuras, incorrectamente atribuidas a la influenza, mucho después de haberse disipado. Se estima que el esmog fue responsable por más de 12.000 muertes, además de afectar la salud de más de 100.000 otras personas.
Pese a que las nieblas de "sopa de arvejas" eran una costumbre londinense más, "El Gran Esmog" y sus efectos obligaron al reticente mundo político británico a tomar medidas ambientales.
Así surgieron las actas del Aire Limpio de 1956 y su continuación en 1968, que incentivaron el uso de alternativas para la calefacción de hogares, como estufas a gas, y trasladó fábricas fuera de la ciudad para crear zonas "libres de humo".
Demolición de una fábrica luego de la Acta del Aire Limpio de 1956. Fuente: io9
En 2002, para conmemorar los 50 años de "El Gran Esmog", la gobernación del Gran Londres publicó un documento con estadísticas históricas de la contaminación del aire.
Como se puede observar, ambas actas tuvieron un efecto inmediato en la declinación de la contaminación. Gracias a estas medidas, la niebla de "sopa de arvejas" tuvo su última aparición en 1962, cuando se despidió de la metrópolis con el dramatismo de una estrella de rock en su último show. 750 londinenses se fueron con ella.
Si bien las medidas medioambientales que se tomaron en aquel entonces son hoy un estándar básico en la mayoría de los países, y que la situación se generó por condiciones específicas de la zona, "El Gran Esmog" del '52 es un macabro souvenir que nos da la historia para recordarnos la importancia de una postura ambiental fuerte y oportuna ante la contaminación.