Imagen: Caperucita Roja (1881) por Carl Larsson

Caperucita muere devorada. Los finales originales y por qué es bueno volver a ellos

Desde hace siglos que la literatura infantil ha querido aportar en el bienestar espiritual de los niños, pero nuestros conceptos de cuál es la educación que debieran recibir han generado adaptaciones de cuentos que más tarde que temprano, los hacen enfrentar la realidad sin las herramientas necesarias.

Por Antonia Laborde @antonialaborde | 2015-07-07 | 15:07
Tags | Cuentos infantiles, finales, adaptaciones, censura, niños, adultos, clásicos, original

La Bella Durmiente no se despierta por el beso del principie, sino por los codazos de los gemelos que engendró mientras dormía, a causa de una violación de un monarca. En La Cenicienta, las hermanastras de la princesa terminan ciegas y con parte de sus pies amputados, mendigando en las calles, mientras Cenicienta vive con el príncipe en su castillo. El libro de la selva finaliza con Mowgli dándole órdenes a los animales de arrasar con el pueblo donde viven los humanos. El viaje de Dorothy al maravilloso país de Oz donde conoce el hombre de lata, el espantapájaros y el león cobarde, fue totalmente parte de la realidad y no de un sueño. El lobo de la Caperucita Roja le da indicaciones falsas a esta para que llegue a su casa, se pierde y acaba siendo devorada por el animal.

¿No les suenan esos finales? ¿Falta la parte de vivieron felices para siempre? ¿Del beso del amor eterno? Tal cual. Porque lo que hoy conocemos como "los cuentos clásicos de la literatura infantil", han sido adaptados desde finales de 1600 - comienzos del 1900, para terminar siendo cuentos de hadas exentos de mayores peligros y presentándole a los niños un mundo ajeno a la crudeza de la vida misma.

Claro, si leemos el final original de La Sirenita del danés Hans Christian Andersen (1805- 1875), a quien se le atribuye un grueso calibre dramático en su literatura, puede que estemos de acuerdo con suavizar un poco las historias:

“La sirenita se dirigió hacia el pabellón real. Levantó la cortina y advirtió que la esposa dormía con su cabeza apoyada en el pecho del príncipe. Acercándose, se inclinó y besó la frente de aquel a quien tanto amaba. Miró alternativamente hacia el oriente —donde el brillo aumentaba— y al príncipe dormido que murmuraba en sueños el nombre de su esposa, volvió la mirada hacia el cuchillo, lo levantó con pulso tembloroso… y arrojó lejos el arma en el agua. En el sitio en que cayó pareció como si algunas gotas de sangre salpicaran las olas. La sirenita volvió a mirar una vez más a su amado, y se arrojó al mar, donde sintió que su cuerpo se disolvía en espuma.”

Si bien La Sirenita no es el caso, y fue escrito por Andersen pensando en un receptor pueril, muchos cuentos populares que hoy se circunscriben a la cultura infantil, en otras épocas no estaban destinados a los niños, porque en parte no existía el concepto de la "infancia". Eran historias que pertenecían al folklore campesino y eran escuchados por un público heterogéneo dentro del cual los niños formaban parte, pero no así el destinatario principal. Por eso en las adaptaciones de los cuentos de los hermanos Grimm, Tolstoi, Perrualt, se modifican tantos elementos al relato, y muchas veces se censuran episodios.

Para conversar más en profundidad sobre el tema, y conocer el punto de vista de alguien inmerso en la educación, hablamos con Carola García Larraín, quien trabajó en el ministerio de Educación, como responsable, entre otras cosas, de evaluar pedagógicamente los distintos textos escolares y hoy se desempeña como profesora de Literatura.

¿Qué elementos tienes que tener un cuento para que se considere "infantil"?

"Soy reacia a categorizar, a dividir la literatura en literatura femenina, infantil, etc. La literatura es la literatura, y la buena es en general una obra que puede ser recepcionada por cualquier tipo de público. Lo importante es que sea universal, que transcienda más allá del estereotipo, eso es lo que la hace única. La literatura infantil yo creo que es literatura como cualquier otra. Por supuesto que los niños enganchan más con algunos temas, y ahí puede estar la distinción, así como las mujeres también, los jóvenes.

Dicho esto, entiendo que hay tipos de literatura que son asociados a los niños. Lo importante es que sea una obra de arte, que trascienda mas allá de la maqueta predispuesta, que los personajes tengan valores universales, que hablen del ser humano, aunque lo traten de través del tipo como lo hace la literatura de cuentos de hadas".

¿Tienen que estar el bien y el mal totalmente delimitados?

"La ambigüedad puede ser altamente perversa en los niños chicos, hablando desde la siquiatría y desde la formación emocional de los niños chicos. La rayada de cancha tiene que estar súper clara. Cuando tú ya tienes tu criterio formado, tu sentido de vida, puedes ponerte frente a una obra que te muestre la ambigüedad de la vida.

Nosotros hoy día hemos enfrentado a niños desde muy chicos solo a lo agradable de la vida y ese efecto tiene consecuencias bien claras, tenemos adolescentes jóvenes y luego adultos perdidos. Esta es una de las grandes pérdidas que hemos tenido, sometimos a los textos a nuestro árbitro.

Los niños tienen la intuición profunda de lo que está bien y mal. Internamente libran una lucha entre estos dos polos y esa lucha es la que los cuentos de hadas muestran, que llega directamente a la intención. La forma de mostrar así al bien y el mal, con las acciones absolutamente distinguidas, es fundamental para el crecimiento, desarrollo y madurez.

Hay niños que hacen cosas malas y otros no las hacen, pero tienen ganas de actuar mal. Tratar de decirles que no existe la crudeza, internamente provoca en ellos que hay un engaño y eso es súper perverso para ellos, porque los papás les han contado lo precioso, que al final resucitó, que le abrieron la guata y estaba viva, que el malo al final no era tan malo, etc. Esta "suavizada", cuando ellos tienen el impulso de actuar re-mal, hace que se sientan súper monstruosos, porque no tienen un referente. En nuestra niñez, lo que yo quería, sabía que podía existir y también las consecuencias que traía actuar mal. En las obras no te gusta el héroe porque hace bien las cosas, sino porque es choro, porque tiene resultados positivos, porque finalmente logra el amor".

¿Hay conceptos que es mejor no tratar, como la muerte, la pobreza?

"Justamente lo que va dándole significado a la vida, es que tu tengas acceso desde una obra, que es ficción, y que los niños entienden claramente en que no ocurre, o sea saben que el hada no existe, el ogro tampoco, entonces todo lo que ocurre ahí tiene esa distancia a la propia realidad. Creo que es más confuso las noticias de Chilevisión en los adolescentes, porque ahí no hay distancias y no ha habido un desarrollo previo.

Es fundamental que los mensajes que aporta el cuento de hadas hagan referencia a los problemas humanos y universales. Lo otro es tratar de engañar y ahí siempre va a salir un engendro especial, poco coherente. Es como que cuando lees como adulto una novela y no la encuentras verosímil, a los niños les pasa lo mismo, pero pueden terminar engrupidos. Lo que hace más mal de todo esto es que los niños no tienen ninguna herramienta lingüista para poder manifestarlo. Los cuentos de hadas llegan directo al inconsciente, yo creo que no hay nada en la cultura que se le asemeje, realmente transmiten lo que tienen que transmitir de una manera de que llega como knock out al inconsciente. Si eso mismo se intenta hacer llegando al consciente, probablemente no llegues al mismo efecto.

¿Cómo le impactan la crudeza de los cuentos al niño?

"¿A qué le tiene miedo un niño muy chico? a que desaparezcan sus papás, a no tener comida. Ese tipo de cosas están adentro y les afectan. Hay casos en sociología donde se analiza un niño bien chico, que sus papás se van de viaje 3 semanas. El proceso de ese niño primero es enojarse con los papás, decir cosas malas de ellos directamente, cuando pasa a la segunda fase, nunca habla de los papás y no quiere oír nada de ellos y cuando llegan, los ignora, no lo mira. Pero sí interactúa con el hermano. Eso es porque de alguna manera, el tema del abandono, lo vivió. Cuando ese niño se enfrenta a un texto como Hansel y Gretel, donde está el tema del abandono, la herramienta a nivel inconsciente dice tus papás no están, pero tengo mi hermano que me puedo apoyar como herramienta y me va a mostrar el camino. Entonces todo este tipo de información sobre el abandono, la muerte, que son los temas que van rondando en los niños, solo es una ayuda o un canal, que los hace justamente enfrentarse a sus propios miedos, a sus grandes interrogantes y todas esas cosas van cobrando sentido y se hacen comprensibles mediante las imágenes que le hablan al inconsciente".

¿El final debe ser feliz?

"Al final, el final feliz, corresponde un poco a que se lograron ciertas cosas, a enfrentarse a los conflictos que a los personajes les tocó vivir y eso es un aprendizaje de vida, va cobrando sentido para el lector niño y grande. Estas obras son universales para el receptor que las quiera tomar, y este las va a adoptar según su momento. Para los adolescentes es positivísimo leer cuentos de hadas, los ayuda a enfrentar la soledad, la angustia moral, etc.

Los niños cuando chicos no te van a decir 'tengo una terrible angustia de separación', pero sí te dicen que les da susto la oscuridad y no es que la oscuridad les produzca miedo, sino que en la oscuridad desaparezca el mundo que los protege. Entonces el final feliz muchas veces tiene relación con enfrentar ese conflicto, y eso si o si va a tener respuestas positivas, va a generar algo que puede ser muy bueno en uno. Y eso también se entiende a un nivel inconsciente, emocional, se hace el traslado.

La gran búsqueda de cada persona es ordenarse internamente. Solo en la medida que vas entendiéndote y comprendiéndote puedes tener una relación con un otro que sea satisfactoria, que sea adecuada. En la medida que tu no pasas por tu propio pinchazo en el dedo, o que te las batas sola y cruces el bosque, no lo vas a lograr".

La idea de que los libros infantiles debieran ayudar al desarrollo del niño y adecuados desde un punto de vista pedagógico, no ha cambiado, permanece igual desde el siglo XVIII. Lo que va cambiando constantemente, y de ahí que existan diferentes adaptaciones de los mismos cuentos, son los conceptos de educación y niñez. Hoy estamos en una corriente positivista, donde se busca mostrar la realidad más "cómoda posible", pero como se concluye de la entrevista, es sano para un niño relacionarse con la crudeza de la vida desde la literatura infantil, porque toma distancia de ella, pero su subconsciente adquiere las enseñanzas correspondientes, por lo que cuando vaya creciendo, el choque con la realidad no será tan fuerte como para aquello que solo escucharon...cuentos de hadas (adaptados). 

¿Tu qué opinas? ¿Suavizar o no los cuentos infantiles clásicos?