Imagen: Gojko Franulic

Calor o frío, esta ropa inteligente se adapta para mantenerte cómodo

¿Demasiado frío? La tela se pone más gruesa ¿Calor? Se hace más delgada. Así funciona un novedoso textil con nanotecnología que nos ahorraría gastos en calefacción y aire acondicionado.

Por Francisco J. Lastra @efejotaele | 2015-07-13 | 07:00
Tags | ropa, tecnología, ingeniería, smart, inteligente

La respuesta a una helada matutina comienza con un vistazo por la ventana y un "chuta que hace frío", y continúa con guantes, chaleco, parka y posiblemente unos buenos calcetines de lana. Con nuestro disfraz de Michelin llegamos a clases o al trabajo donde nos recibe una atmósfera subsahariana que gatilla el proceso inverso. Y van cayendo las capas de ropa como la muda de un reptil, con la diferencia de que éstos no necesitan llevar sus pieles a cuesta el resto del día.

El costo tanto económico como ambiental de vivir o trabajar en un cálido ambiente en invierno o fresco en verano, es importante. Recordemos que el uso de estufas a leña es uno de los principales culpables del esmog en Santiago, y que la calefacción es el principal gasto energético en los hogares del país. Así mismo, los equipos de aire acondicionado representan uno de los mayores gastos energéticos a nivel de hogares y oficinas en países desarrollados.

La solución que alivianará nuestro ropero y nos evitará grandes gastos en aire acondicionado y calefacción, está en la nanotecnología. Al menos eso es lo que piensa Joseph Wang, profesor de ingeniería en la Universidad de San Diego, Estados Unidos, quien lidera un proyecto de ropa inteligente que se adapta frente al frío y al calor.

Tejidos adaptativos

ATTACH (acrónimo en inglés de Tecnología de Textiles Adaptativos con Refrigeración Activa y Calefacción) se llama el proyecto, financiado con 2.6 millones de dólares por el Departamento de Energía de los Estados Unidos y desarrollado por un equipo de la universidad californiana.

La nanotecnología del tejido puede regular la temperatura de la piel de quien lo usa, adaptándose al ambiente para mantenerla en 33°C, "la temperatura media de la piel cómoda para la mayoría de las personas", dice Renkun Chen, uno de los colaboradores del proyecto.

Para lograr esto, el tejido responde haciéndose más grueso o delgado, dependiendo de si el objetivo es aumentar la temperatura o disminuirla. Yendo al nivel más micro, encontramos a los responsables: polímeros que se expanden frente al frío y se encojen frente al calor. "Esto es como aire acondicionado y calefacción personalizada", agrega Chen.

El proyecto incorpora el aporte de expertos de varias disciplinas. El del ingeniero Joseph Wang se trata específicamente de mecanismos termoeléctricos que pueden ser impresos y que ayudan a regular la temperatura en lugares clave, como la espalda y la planta de los pies, que se tienden a calentar más que otras partes del cuerpo. "No importa si la temperatura ambiente aumenta o disminuye, el usuario siempre sentirá la misma sin necesidad de ajustar el termostato" dice Wang.

Esta característica específica requiere de energía que será suministrada mediante baterías recargables y celdas de biocombustible, también impresas, que pueden "cosechar" energía eléctrica del sudor, tecnología desarrollada en la misma universidad el año pasado.

Electrodos impresos en una polera en el laboratorio de Wang. Fuente: UC San Diego

Todo estos elementos serán incorporados de forma que no afecten la usabilidad de la prendas. Según Wang, buscan que sean prendas tan flexibles y livianas como las tradicionales, algo que también buscan complementar con una estética atractiva.

Ahorro energético

El hecho de que el financiamiento venga directamente del Departamento de Energía del país norteamericano es un claro indicio de los potenciales beneficios de esta tecnología textil a nivel de costos energéticos.

La tecnología no reemplazaría completamente el aire acondicionado y la calefacción, sino más bien la complementaría, algo especialmente útil en cuartos o salas donde el bajo número de personas no justifica el gasto de calentar (o enfriar) todo el lugar. Wang estima que permitiría bajar el costo energético en hogares y edificios al menos en un 15%.

"Con el tejido inteligente, no necesitarás calefaccionar tanto el cuarto en invierno, ni refrescarlo en verano. Eso significa que se consume mucha menos energía, además te sentirás cómodo en un rango más amplio de temperaturas", explica Chen.

Costos y disponibilidad

Uno de los objetivos del proyecto es mantener un costo bajo, y la tecnología imprimible de Wang permitiría aquello. Sin embargo, aún se está en una etapa demasiado temprana para estimar costos que dependerán en gran parte de la escala de producción.

Se estima que los aportes de los distintos expertos trabajando en el proyecto convergerán en un prototipo dentro de los próximos tres años. Hasta entonces, Michelines para todos.

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