Un insistente zumbido y una picadura son mucho más que una simple molestia en varias latitudes del planeta. La malaria, enfermedad parasitaria que se transmite a través de la picadura (o mordida, más bien) del mosquito, mata a alrededor de medio millón de personas cada año, principalmente niños y lactantes en las zonas más pobres de África.
En los últimos años, mejoras en control y prevención han sido la principal arma de batalla de diversas organizaciones de salud, que han logrado disminuir la mortalidad de la enfermedad, según la OMS, en un 47% desde el año 2000.
Sobre posibles vacunas contra la malaria hemos escuchado poco, como también para cualquier tipo de parásito, por la naturaleza misma de éstos, mucho más complejos genéticamente que la mayoría de las bacterias y virus. Eso, hasta hoy.
RTS,S o Mosquirix se llama la vacuna, única en su tipo, que lleva décadas siendo desarrollada y varios años en ensayos clínicos. Recientemente fue aprobada por la Agencia Europea de Medicamentos, y este mismo año la OMS podría publicar sus recomendaciones de uso.
"Hoy se marca un hito significativo en una sociedad que trabaja desde hace mucho tiempo en el desarrollo de una vacuna", dijo el doctor David C. Kaslow, de PATH Iniciativa de Vacuna para la Malaria.
No es para menos. La vacuna, que comenzó su desarrollo a finales de los ochenta, ha sido por años la principal esperanza en la lucha contra la malaria. Un papel principal en esto ha tenido tanto PATH, como la farmacéutica GSK, quien desarrolla la vacuna.
"Si bien RTS,S por sí sola no es la solución completa a la malaria", dijo Sir Andrew Witty, CEO de GSK, "su uso (...) contribuirá en el control del impacto de la malaria en niños en aquellas comunidades africanas que más lo necesitan".
La vacuna está específicamente diseñada para niños entre 6 semanas y 17 meses, el grupo etario con mayor mortalidad.
La farmacéutica también se ha comprometido a vender la vacuna sin lucrar, con un costo aún no estimado que cubrirá la manufactura, y un margen de 5% que se reinvertirá en investigaciones de vacunas para la malaria de segunda generación y para otras enfermedades tropicales.
Si bien la vacuna presenta resultados lo suficientemente satisfactorios para ser aprobada, no es infalible.
En los ensayos clínicos realizados en los últimos años, que incluye una inyección de tres dosis, los casos de malaria se redujeron en cerca de un 50% en niños entre 5 y 17 meses, y en un 27% en infantes de 6 a 12 semanas.
Es por ello que la RTS,S será seguramente implementada en programas de prevención que incluyen, por ejemplo, el uso de mosquiteros e insecticidas, que juntos prometen disminuir los nuevos casos de forma considerable en los próximos años.
Este será el trabajo de la OMS que, asesorada por la Malaria Policy Advisory Committee, deberá revisar la evidencia sobre la vacuna y dictar una política de recomendación para su uso.
Posteriormente, GSK deberá enviar una aplicación para su venta en cada país. Se estima que la vacuna será parte de programas de inmunización en un par de años.