*Esta nota fue originalmente publicada en 2015.
Siempre pensé que el tercer secreto de Fátima era la fórmula de la Coca-Cola, pero año 2000 el Papa Juan Pablo II reveló el misterio… y es así como hasta hoy seguimos sin saber el ingrediente desconocido de una de las bebidas más populares del planeta. Mucho se ha especulado al respecto, por cierto, pero a la fecha nadie ha dicho con certeza qué se esconde entre sus refrescantes burbujas. La intriga, entonces, es enorme. Sobre todo considerando que en el mundo se venden 8 mil refrescos de esa marca… ¡cada segundo!
El 94% de la población mundial conoce la marca Coca-Cola, siendo también la segunda palabra más conocida, después de “Ok”.
Legítimo es preguntarse ¿cómo es posible que el Ministerio de Salud en Chile apruebe la venta de un producto que posee un componente desconocido? Si revisamos una lata de Coca-Cola, de hecho, en ninguna parte dice “ingrediente secreto”. En la etiqueta –aunque varía un poco, dependiendo del país- aparece escrito “agua carbonatada, azúcar, colorante E-150d (caramelo), acidulante E-338 y aromas (incluyendo cafeína)”. Nada sobre la misteriosa substancia.
Buceando en internet, foros y artículos de prensa sin desmentir, rastreando documentos hasta las mismas puertas de la deep web, pude encontrar algunos datos concretos sobre esta incógnita universal. ¿No se tratará, finalmente, de una perfecta estrategia de márketing?
Documentada quedó, con fecha 8 de mayo de 1886, la invención de un oscuro jarabe. ¿Su creador? El farmacéutico estadounidense John Pemberton, quien sólo tenía la intención de elaborar un remedio “para el cerebro y los nervios”. Fue su contador, mister Frank Mason Robinson, quien le puso nombre, le diseñó un logotipo y –ni tonto ni perezoso- lo patentó.
No fue hasta 1893 que la bebida comenzó a ser comercializada a nivel mundial. Según algunas publicaciones de esa época el sabroso líquido contiene (o contenía entonces) “cristales de azúcar, caramelo, cafeína, ácido fosfórico, agua carbonatada, extracto de nuez de cola y de lima, mezclas aromatizantes, vainilla y glicerol”. El nombre del ingrediente secreto, desde esos inicios, es “Merchandise 100X”.
Se dice que “The Coca-Cola Company” utiliza en su valiosa fórmula un extracto de hoja de coca, que es especialmente preparado por la compañía “Stepan” en una planta industrial de Nueva Jersey. Ese proceso es supervisado por la Drug Enforcement Administration (DEA). Los dueños de la Coca-Cola, sin embargo, se han negado sistemáticamente a hacer comentarios al respecto, alimentado aún más el misterio. En la página web de la empresa, en todo caso, se declara de manera explícita que “la Coca-Cola no contiene cocaína u otra sustancia perjudicial” y que “la cocaína nunca ha sido un ingrediente” de sus productos. La “aclaración” surgió por las insistentes preguntas de sus consumidores sobre las razones del nombre COCA-Cola.
El jarabe creado por John Pemberton no era otra cosa que una mezcla de siete esencias naturales. Eso se supo más tarde, recién en 1993, cuando Mark Prendergast publicó la receta del denominado “7X” –otro nombre con el que se conoce la fórmula secreta- en su libro “For God, Country, and Coca-Cola”. El autor aseguró haber encontrado los papeles originales de Pemberton, deteriorados… pero aún legibles. En ellos se pueden leer los 6 aceites que, junto a un poco de alcohol, conformaban ese elixir primigenio: naranja, limón, nuez moscada, canela, cilantro y flor de naranjo. La empresa, nuevamente, ha debido salir a desmentir algunos datos y a aclarar otros: su popular bebida no contiene alcohol. ¿Dónde estaría el secreto? En la forma y las proporciones en que esos seis elementos son debidamente mezclados.
Como un “documento histórico”, y a un precio de US $15.000.000, se ofertó y vendió en eBay un documento que –según su dueño- contiene toda la verdad sobre la Coca-Cola. Se trata de Cliff Kluge, de oficio anticuario y originario Georgia, quien afirma haber encontrado en una vieja caja la receta oculta de la bebida.
Los papeles descubiertos por el anciano datan de 1943. Según Kluge fueron enviados por la compañía americana a un prestigioso químico durante la II Guerra Mundial. En esa época la empresa habría tenido problemas para conseguir algunos ingredientes y habría confiado al experto su composición, pidiendo ayuda. El anticuario, en 2013, afirmó: “Documentos como éste no se encuentran todos los días. Hay una carta, una receta y todo el proceso de principio a fin. Estoy seguro de que es la fórmula secreta de la Coca-Cola”.
Una vez más, sin embargo, la compañía salió al paso. Ted Ryan, ejecutivo de la marca, aseguró: “En los últimos años han salido a la luz decenas de recetas que consiguen un sabor parecido al del refresco, pero que nada tiene que ver con el original”. El secreto, añadió, se encuentra custodiado en una caja fuerte en el Museo de la Coca-Cola, en Atlanta.
"El gran sabor nuevo", "Mejor que nunca", "Lo mejor sólo puede mejorar". Esos decían los afiches publicitarios que, sin previo aviso, aparecieron en las calles de Estados Unidos el 23 de abril de 1985, hace 30 años. Cambiando su fórmula, la empresa buscaba dar un “golpe de efecto” pues su principal competidor, Pepsi, le estaba pisando los talones en las ventas. Lo que jamás imaginaron en la compañía fue la reacción de sus consumidores: la histeria se apoderó de muchos. Algunos, de hecho, acopiaron cientos de botellas con el sabor original, según informó la prensa local. La indignación ciudadana copó las líneas telefónicas de la empresa (¿se imaginan si ese año hubiese existido Twitter?)… y aparecieron grupos como la “Sociedad para la Preservación de la Coca Real” o “Bebedores de la Antigua Coca-Cola”. Fue tanta la presión que, 79 días más tarde, los ejecutivos terminaron por echar pie atrás y anunciaron el retorno del “viejo sabor” de la Coca-Cola “clásica”, la que coexistiría junto a la “New Coke”… una fórmula que nunca contó con las preferencias de la gente, por lo que más tarde debió ser sacada de circulación.