¿Harto de ese dolor de muela que no te deja dormir o disfrutar de la comida? Pronto la solución podría ser exiliar el diente al quinto infierno y reemplazarlo por uno de polímeros de resina que no solo ocupará el lugar del diente maldito, sino que también se pondrá el overol para dejar tu boca reluciente.
El diente -tranquilos, no usaremos la palabra smart- es creación de un grupo de científicos de la Universidad de Groningen, en los Países Bajos, quienes utilizaron lo último en impresión 3D, en combinación con un compuesto químico, para crear dientes que, en pruebas de laboratorio, eliminan a un 99% de las bacterias que proliferan en la boca.
El uso de la tecnología de impresión 3D ya cuenta con varios usos en el área de la odontología. Existen, por ejemplo, impresoras 3D capaces de imprimir un modelo dental completo, con encías, huesos, nervios y dientes realistas, para que dentistas puedan practicar con ellos y también educar a sus pacientes.
Por eso no sorprende que científicos holandeses hayan optado por esta tecnología para probar los efectos de un compuesto de sales de amonio cuaternario, químico que se vende en formato líquido como desinfectante para baños ¿Tendría el mismo beneficio en nuestra boca?
Los científicos tomaron la mezcla usual de polímeros de resina que se utiliza en impresoras 3D, e incluyeron las sales, endureciendo la mezcla mediante el uso de luz ultravioleta. El resultado fue una serie de artículos dentales, como frenillos y dientes, compuestos de este material sólido y, en teoría, desinfectante.
Luego la prueba de fuego ¿Cómo reaccionarían al ser cubiertos por saliva y Streptococcus mutans, bacteria asociada al inicio y desarrollo de las caries dentales? Como se pensaba, fue una masacre.
Las sales, al estar cargadas positivamente, interrumpen la carga negativa de las membranas de las bacterias, haciendo que, y citamos el estudio publicado con los resultados, "exploten y mueran". En las pruebas realizadas, el 99% de las bacterias no sobrevivieron al novedoso material, comparado con un 1% de efectividad en una prueba paralela donde no se usaron las sales.
"El material puede matar bacterias al contacto, pero, por otra parte, no daña las células humanas", explica Andreas Herrmann, investigador.
En teoría, entonces, dientes o frenillos fabricados de esta combinación de sales y plástico serían capaces de efectuar una limpieza continua, ayudando a combatir la aparición de caries no solo en el diente en cuestión, sino en toda la boca.
Eso sí, antes de ir corriendo a cambiarnos la dentadura, queda un par de cosas por aclarar. Primero no se sabe cuánto duraría el efecto desinfectante de las sales, como tampoco si el diente impreso sería lo suficientemente resistente, por ejemplo, para ser cepillado todos los días o para morder un buen pedazo de carne o esos doblones de oro con los que te paga el pirata de la esquina.
El punto que más preocupa a los investigadores es cómo reaccionarán las sales frente a otros químicos, como los presentes en la pasta dental ¿Volará nuestra boca en pedazos? ¿se abrirá un portal a otro mundo? Los posibles escenarios son ilimitados.
Eso sí, una vez superadas estas dudas, el proceso de pruebas clínicas en bocas humanas no debería tardar mucho. "Es un producto médico con una aplicación previsible en un futuro próximo, en mucho menos tiempo que lo que costaría desarrollar un nuevo fármaco", dice Herrmann.